La Soledad reactiva la asociación vecinal: "Ir juntos es la única manera de avanzar como barrio"
La nueva entidad organiza una fiesta por la Virgen para hacer una primera toma de contacto con los vecinos
PalmaLa unión hace la fuerza. Este mensaje universal, que "era verdad hace 70 años, lo es ahora y lo será dentro de 70 años", es el que el presidente de la nueva asociación de vecinos de la Soledat, Miquel Coll, quiere transmitir a los residentes del barrio. "Ante el bombardeo este que nos dice que 'tú puedes con todo', algo que no es cierto individualmente", dice Coll, "hay que vamos juntos para poder avanzar". Como primer paso, contactarán con los vecinos de la barriada recuperando la fiesta de la Virgen de la Soledad, que se llevará a cabo el fin de semana del 13 y 14 de septiembre. "La idea es darnos a conocer para ir sumando fuerza", añade Miquel.
La nueva entidad se ha fijado como principal objetivo mejorar la calidad de vida de la barriada con acciones concretas, paso a paso. Entre las prioridades se encuentra la limpieza y el mantenimiento de espacios públicos, especialmente en puntos críticos como la antigua nave de Can Ribes Sud, los solares vacíos y las zonas con acumulación de estiércol. La asociación también quiere impulsar talleres socioeducativos en escuelas y centros del barrio para concienciar sobre la importancia de mantener limpias las calles y espacios comunes, fomentando la implicación de los vecinos y el cuidado de las mascotas.
Miquel, vinculado de siempre a los movimientos asociativos, se trasladó a la Soledad hace año y medio. La idea de reactivar la asociación, que había desaparecido, surgió de forma natural al saber que un barrio como el suyo no lo tenía. "Considero que el engranaje vecinal es imprescindible en cualquier barriada y más en un barrio complejo como éste", señala.
Coll explica que Soledad tiene varias capas: la sociedad más tradicional, con vecinos de toda la vida; la barriada dormitorio, con gente que vive allí, pero no la siente como propia; y el barrio estigmatizado. En ese sentido, la seguridad ciudadana es otra prioridad. La asociación reclama un plan específico para eliminar la venta y consumo de drogas en las calles, con mayor presencia policial en horarios críticos y la inspección de locales de ocio que generan ruido y conflictos. También propone incorporar educadores sociales en la calle y en las escuelas para apoyar a personas vulnerables y prevenir adicciones.
Los 80 fueron unos años duros para el barrio: después de la crisis del petróleo y el cierre de fábricas, las problemáticas de marginalidad y drogas se desplazaron a la Soledad. Miquel señala que durante esta época era "muy común" encontrar jeringuillas en la calle, algo que acabó por desaparecer hasta ahora". Según comenta, desde hace algo de un año vuelve a haber jeringuillas tiradas por la calle y es frecuente encontrar gente inyectándose sentada entre los coches.
Relieve generacional
Uno de los principales retos de las asociaciones de vecinos es el relevo generacional. El profesor de Sociología de la UIB David Abril recordaba en un reportaje de Maria Llull que "el problema no es sólo de las entidades vecinales". "La generación que hizo la Transición y puso cara y ojos al movimiento social, hoy formada por jubilados, aguanta el peso de muchas entidades", explicó. "Su nivel de compromiso y militancia es superior al de las nuevas generaciones. Cuando mueran, tendremos un problema y todo será mucho más voluble a nivel social", advertía.
Este problema también lo ve Miquel, que quisiera que el asociacionismo vecinal pudiera considerarse como voluntariado para intentar paliarlo. Sin embargo, la última incorporación a la asociación vecinal, hace pocas semanas, ha aportado sangre nueva. Se trata de Isabel Bonnin, con una vida ligada desde siempre a la Soledad. Sus padrinos vivían allí y muchos recuerdos de niñez se fraguaron. Con los años, la vida la llevó por otros caminos, pero ahora ha vuelto al barrio.
La situación de la vivienda en Mallorca
Debido a la situación actual de la vivienda en Mallorca, Isabel tomó una decisión que para ella era lógica y sentimental: volver al piso familiar. "Volver a Soledad era, de alguna manera, volver a mis raíces", explica. Educadora social de profesión, Isabel dice que su mirada sobre el entorno "es inevitablemente crítica y constructiva". "Al volver, vi con claridad que había aspectos del barrio que podían mejorar, como la limpieza y la seguridad", añade. Fue entonces cuando decidió que no quería "quedarse de brazos cruzados" ni limitarse a una "situación sólo de queja".
Isabel cree firmemente en "el asociacionismo como motor de cambio" y por eso se acercó a la asociación de vecinos. "Allí encontré algo más que un grupo de trabajo: encontré a personas motivadas, con ilusión y compromiso, que quieren transformar la Soledad y, al mismo tiempo, proteger su historia, su identidad y lo que fue y que queremos que siga siendo", concluye.
Petición al Ayuntamiento
Recientemente, la asociación de vecinas y vecinos de la Soledat ha presentado en el Ayuntamiento de Palma un documento donde detallan las principales problemáticas del barrio y proponen varias líneas de actuación. Además de medidas para mejorar la limpieza y seguridad, reclaman una revisión de la red de alcantarillado y una mejor gestión del agua pluvial. También piden que se realice un estudio completo para abordar la movilidad y la falta de aparcamiento.
Otras actuaciones que plantean están relacionadas con la protección del patrimonio, la búsqueda de una solución definitiva para las casas del frente norte de la calle de Manacor y la recuperación de la plaza de Can Ribes como motor social del barrio.