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Las sandalias de los soldados romanos: el origen de la expresión “no tener escrúpulos”

Viene de la antigua Roma. Los comandantes del ejército carecían de escrúpulos sobre sus súbditos. Ahora bien, la etimología de esta frase no viene únicamente de la moralidad de los comandantes, sino de su forma de desplazarse y del calzado de los soldados. A partir de hoy, cuando camine, generalmente durante el verano, podrá comprobar si realmente tiene o no

PalmaDecimos que alguien no tiene escrúpulos cuando comete acciones inmorales deliberadamente, sin dolor de conciencia. No sólo no se penete, sino que, además, tiene una actitud de indiferencia ante las consecuencias negativas resultantes. Incluso podemos hablar de que les genera cierto placer maléfico, perverso, como un pirómano que disfruta de ver bosques enteros encendidos, abrasados ​​y devastados. Por tanto, una persona que no tiene escrúpulos no tiene ningún tipo de miramiento hacia lo que no es el yo ni le provoca ninguna angustia el malestar ajeno. ¿Pero de dónde viene esta expresión? ¿Qué son los escrúpulos? Según la primera acepción del Diccionario de la lengua catalana del Instituto de Estudios Catalanes (DIEC), 'escrúpulo' es una "parte muy pequeña de una cosa" y, según la segunda, una "duda, inquietud de la conciencia, por cosa de poco peso". Aunque actualmente el significado de la expresión vaya ligado a la segunda acepción, su origen se acerca más a la primera o, mejor dicho, bebe de las dos.

Macoli o piedra pequeña

Seguramente, más de una vez habéis tenido que detenerse de caminar para quitarse una piedra pequeña del zapato, especialmente durante el verano, cuando la calzamos de abiertas. Sin querer, habrá reproducido la acción inmortalizada del gigante de Felanitx, el Gigante del Macolí: lleva una sandalia en la mano, porque, según cuentan, se le había metido un macolí –"mac o guijarro pequeño", según el DIEC– que le impedía caminar cómodamente. Este macolí –que, si se tienen en cuenta las dimensiones del gigante, no puede ser pequeño– se encuentra, según la leyenda, en la ruta por la que se llega al santuario de Sant Salvador, poco antes de llegar a la capilla. Esta gran roca –recordemos que era el macolí de un gigante y, por tanto, la fantasía generada por la cultura popular provoca una modificación del significado: un macolí gigante– es un paro obligado para los pequeños de la familia y para la gente supersticiosa, ya que se dice que tendrán buena suerte las personas que hieran con una piedra el macro. La única dificultad que se presenta en la prueba de puntería es que el lanzamiento debe producirse mediante la mano no dominante. ¿Pero cuál es la relación entre el macolino del gigante y la expresión "no tener escrúpulos"? Ido, curiosamente, un macolino o piedra pequeña antes era llamado 'escrúpulo'. Por tanto, esto quiere decir que el Gigante del Macolín, conscientemente o no, se quitó la sandalia por no tener escrúpulos.

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'Escrúpulo', como ya hemos comentado, según una de las acepciones del DIEC, es "duda, inquietud de la conciencia, por cosa de poco peso". Ahora bien, si buscamos su etimología, el Diccionario Català-Valencià-Balear explica que proviene del latín 'scrupŭlum', "originariamente, piedrecita pequeña que se mete en el zapato y molesta por caminar". Cuando estudiaba latín en Bachillerato, la profesora nos enseñaba la historia y la cultura del mundo clásico y, entre otras explicaciones, nos habló sobre la curiosidad etimológica de los escrúpulos. Durante la antigua Roma, los soldados hacían largos caminos a pie para moverse entre territorios, mientras cargaban armas pesadas y provisiones. Los caminos, evidentemente, no estaban asfaltados y, por tanto, era muy frecuente que macolins entraran en las sandalias, los zapatos que calzaban los soldados. Cuando esto ocurría, debían resistir la molestia, ya que si decidían detenerse para quitárselo, provocaban que la legión completa quedara frenada y, muy probablemente, se derivaba un castigo calamitoso. Sin embargo, los senadores, cónsules, tribunos y otros cargos políticos y militares no hacían el camino a pie, sino a caballo, carro o, incluso, sobre camilla. Por este motivo, los altos cargos nunca tenían escrúpulos en los zapatos. Y de ahí la expresión: las personas poderosas de la antigua Roma, generalmente con actitud opresora hacia sus súbditos y que, consecuentemente, su estado privilegiado les permitía no tener que desplazarse a pie, no tenían miramiento sobre sus soldados y tampoco tenían macs dentro de las sandalias. En definitiva, carecían de escrúpulos físicos ni morales.

Escrupulosidad moral

Actualmente, el calzado y la forma de desplazarse no tienen relación con la escrupulosidad moral de las personas. No puedo afirmar con exactitud que los comandantes de ejército todavía –independientemente de que actualmente se desplacen en carro, coche o avioneta– no tengan escrúpulos. Lo que sí puedo confirmar es que ir a pie no garantiza tenerlos. Después de dos mil años, la sociedad ha cambiado en todos los sentidos y la moralidad no ha sido excepción. El hecho de que muchos caminos estén asfaltados creo que es un clavo indicador de que es menos probable encontrar gente con escrúpulos.

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A partir de ahora, cuando os entren macolins dentro de los zapatos, piensa en los pobres soldados que aguantaban durante horas piedras dentro de las sandalias para no retrasar la legión o para evitar sufrir represión. Por unos segundos, siéntase aligerados de tener escrúpulos. Si se detiene o no para quitárselos, ya es decisión suya. Si tiene que juzgar a alguien, no será el tribunal de la moralidad, sino los soldados con los que decida caminar.