Fiestas populares

San Agustín, una fiesta sin bueyes ni marqués

La celebración felanitxera esquiva el mal tiempo y luce en un año de reivindicaciones y la reapertura de la plaza de La Macarena, 17 años después, sin toros, pero con una merienda para 300 personas

Sebastià Vanrell
28/08/2025
4 min

FelanitxNi bueyes ni marqués, la zona libre de la Quíbia felanitxera es hoy territorio de San Agustín, una fiesta que, como en los últimos años desde 1984, ha comenzado de buena mañana con el mítico y típico pregón del Cosso, la peña taurina reconvertida a la protesta y la ironía desde 2003.

Este año hace 41 años que la peña del Cosso organiza cada 28 de agosto un pregón alternativo que, al final, se acaba convirtiendo con el oficioso y el más seguido por el pueblo. Una recopilación sarcástica de la actualidad política y social pasada por una criba de mala leche controlada.

Ambiente festivo en Felanitx por San Agustín.

Este año la performance de la plaza del Arraval ha sido protagonizada por los sonidos y las palabras de los Xeremiers de Mallorca, que entre esteladas, banderas en apoyo al pueblo palestino y protestas por la macrogagranja de quicas o la masificación turística, han resonado con la fuerza de los flautas y los tamborinos.

De hecho, el acto ha comenzado con un numeroso grupo de bañistas ingleses y alemanes —se ha mencionado el balcóning ya la compra de fincas en forávila— sobre el escenario, con toallas, bañadores y dudosas maneras y estética. Acto seguido, un joven con la camiseta de la selección argentina de fútbol y acento porteño, ha hecho de maestro de ceremonias. "Me llamo Diego Armando de Colón y Adrover, descendiente de felanicheros emigrados a San Pedro".

Uno de los pregones del Cosso

El grupo hizo mención también del sentimiento de tribu del pueblo felanitxer y mallorquín, por extensión, como defensa 'india' ante "los rostros pálidos cada vez más numerosos", en clara referencia a los extranjeros que cada verano llenan de forma desorbitada la isla. "Cada vez que veo guiris not que tengo más calor. ¡Arruix guiris!", ha dicho Pep Toni Rubio nada más ser presentado como el primero de los xeremiers.

"Porque aquí no sois menetos de cordeta, ni tenéis rey, ni tiene marqués… sois unos palestinos coseros! Y nosotros estamos orgullosos de ser sus pastores desde hace tantos años" han dicho los seis, ante la devoción de un público entregado. Entregado a la fiesta, pero no al "marqués manacorer", que ha hecho acto de presencia entrando por un lateral de la plaza, dentro de una patera llena de banderitas de España y una americana muy noble.

El falso Rafael Nadal en la fiesta del Cosso.
Los caballitos en la fiesta del Cosso.

En lo alto del escenario le esperaba la alcaldesa (también ficticia) de Felanitx, Catalina Soler Carrecita, que ha recreado su conflicto policial antes de recibir a Rafa Nadal y ponerle la corona real en reconocimiento del amor del pueblo felanitxer hacia el ídolo vecino. Maria Hein y Fades han cerrado la fiesta en el Arraval con el himno de este año, una versión de la canción 'La morocha'.

La Macarena

Y mientras esto sucedía y hasta las 13 h, en la antigua plaza de toros de La Macarena, más de 300 personas disfrutaban de una merienda de frito y helado, entre pasos dobles, olés y la presencia del mítico banderillero, Isidoro Ruiz Romero, llegado desde Ciudad para la ocasión y la ocasión casi 20 años sin hacerlo. Emocionado dedicó una verónica al público, que también disfrutó de otra referencia local, Juan 'De Miedo' que cantó algunos de sus grandes éxitos.

El pueblo disfrutando de la fiesta.
La quica, protagonista de la fiesta.

Pasadas las 12.30 hy terminado el oficio solemne por San Agustín en la iglesia de San Alfonso, ha tocado afinar la mirada en el 'Palio', los caballitos y los gigantes felanitxers, que han, entre todos, compuesto una estampa digna de ver y que ha precedido como cada año, a la pasada de las autoridades disecada de la peña).

En esta ocasión una representación magra y sin políticos destacados de la escena balear. Concejales y alcaldesa han pasado sin más incidencias entre goteos de agua, cerveza y un mezclado del que parecían plumas.

Dos banderas ondean en la plaza abarrotada
Un momento de la celebración.

El atardecer, tras el pertinente menjua y apoyo de barra, se ha abierto a la música en directo, a la interacción social de calle y cocheras ya la aromia de un día alegre, debido a la fiesta y al cielo, que todo lo que parecía, no ha llegado a descargar.

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