Quedamos sin agua: el Pla e Ibiza, al límite
La pitiusa mayor frota la situación de emergencia a pesar de tener las tres desaladoras al 100% de su capacidad. Los municipios menos turísticos reclaman al Gobierno mayor inversión en su red hídrica
Las tres desaladoras de Eivissa funcionan al 100% sin margen de error. Una avería "sería muy delicada", admite un técnico de Recursos Hídricos. Los acuíferos de la Pitiusa mayor se encuentran al 34%. Nada más que bajen cuatro puntos, debería decretarse emergencia. También el Pla de Mallorca vive una situación crítica, especialmente municipios como Porreres, Algaida o Montuïri. Sin los viajes de camiones no habría agua para el suministro, puesto que los pozos están secos. "En algunos pueblos nos quedamos sin agua y en otros es que ya no hay. Esto viene de atrás. Estamos cansados de repetir que así no podemos seguir", afirma la presidenta de la Mancomunidad del Plan, Joana Maria Pascual.
Según los datos de la Consejería del Mar y del Ciclo del Agua, un 98,4% del territorio de las Islas se encuentra en prealerta de sequía, con un 48% de los recursos subterráneos disponibles, dos puntos menos que el año pasado en el mismo período. El 2024 fue ya un año crítico en términos de agua. Llama también la atención Menorca, que desciende seis puntos respecto al año anterior, a pesar de tener una menor presión humana proporcional que Mallorca o las Pitiusas. Así, afronta el verano con sólo un 42% de los recursos disponibles en los acuíferos de la isla.
El grito de desesperación de la presidenta de la Mancomunidad del Plan retrata una crisis hídrica que va mucho más allá del verano. En determinados pueblos del Pla, la falta de agua es estructural. Sólo por suministrarla con camiones a los municipios que la necesitan, los vecinos de la Mancomunitat se reparten el coste de medio millón de euros anual, aunque se recibe puntualmente el apoyo de fondos autonómicos. "Pero el año pasado, los ayuntamientos gastamos más de lo que podemos debido a la regla de gasto. Esto significa que técnicamente no es asumible seguir haciendo esto", denuncia Pascual. Precisamente en estos días la mayoría de derechas del Parlament ha rechazado aprobar una partida extraordinaria para financiar el transporte de agua en camiones.
Por qué el Plan no tiene agua
Si el Plan no ha vivido los incrementos de población exponenciales que han experimentado otros lugares de Mallorca o el resto de Baleares, y tampoco tiene demasiado turismo, ¿por qué no tiene agua? La respuesta es muy sencilla: precisamente porque no tiene grandes poblaciones ni turismo. Basta con observar dónde se han construido las desaladoras: Palma, Andratx, Calvià, Alcudia, Ibiza, San Antonio, Santa Eulalia, Menorca y Formentera. "No tenemos desaladoras cerca ni una red de interconexión con la general que nos permita recibir el agua", explica Pascual. "Los vecinos de nuestros pueblos no entienden que no puedan regar las macetas. Luego van a la costa y ven los hoteles con jardines de césped, regados día sí y día también, por no charlar de la cantidad de piscinas", sentencia.
"Tan desesperados estábamos que hace unos años hicimos un proyecto como Mancomunidad, nos dieron una ayuda, pero el tiempo de ejecución no nos bastaba porque ni es nuestra competencia ni estamos capacitados. Hace años que nos aseguran que se arreglará, pero aquí lo único que tenemos hoy en día son camiones y promesas.
Según el experto de la UIB, Cels García, "la situación del Plan viene de atrás, tiene problemas de calidad en algunos municipios y de cantidad, entre otros". "Abaqua, es decir, el Govern, debe resolver la situación como ha hecho en otros lugares y conectarlos a lo que se conoce como la red en alta, que significa el acceso al sistema general de agua y poder dar seguridad hídrica", afirma.
García también quiere incidir en el modelo económico y la presión humana que genera sobre los recursos en general, puesto que "todo está relacionado". "Si Palma incrementa la capacidad de desalación porque está planificando nuevos crecimientos urbanísticos, necesitarán el agua. Esto quiere decir que los pueblos del Pla volverán a quedar sin, por muy conectados a la red que estén", advierte.
La Dirección General de Recursos hídricos multiplica sus esfuerzos, pero no niega que se encuentra "ante un panorama muy complicado", admite el responsable del área, Joan Calafat, para quien la conexión de los pueblos del Pla "debe ser una prioridad".
A una cada vez más habitual falta de lluvias, hay que añadir un junio extraordinariamente cálido, con 3,3 grados por encima de la media histórica. Palma –poco acostumbrada a consumir agua de la desaladora porque el alcalde Jaime Martínez no quiere pagar grandes facturas a Abaqua (propietario de la instalación)– se ha visto obligada a reforzar su suministro con agua de la desaladora de Alcúdia. "Además, los embalses también tienen menos cantidad de la que disponían otros años. La situación no es buena. Aunque algunos municipios se resisten a hacer restricciones, lo que debemos tener claro es que la calidad del suministro este año no será buena", admite el director general de Recursos Hídricos.
Ibiza, la isla más crítica
El incremento de población y turismo que ha sufrido Eivissa ha llevado a los acuíferos al límite: han obligado a suministrar agua con las tres desaladoras, que ya se encuentran al 100% de su capacidad de producción. Sólo Santa Eulària, con un 65%; y San Juan, con un 45% aproximadamente; se abastecen del subsuelo. "El resto ya sólo pueden contar con la desaladora porque se han salinizado los acuíferos por sobreexplotación. Hay que revisar su modelo y ser muy prudentes, porque de lo contrario se cronificará esta fragilidad del sistema", asegura Cels García.
Hay coincidencia en poner en marcha una cuarta desaladora, "pero el problema es que, con más agua desalada, en Ibiza se aumentará el número de licencias urbanísticas". "No aprendemos y aquí solo se ve el negocio. Es un disparate lo que ocurre con el agua, con camiones yendo a villas a llenar piscinas. No somos conscientes del daño que estamos haciendo en la tierra y en el subsuelo, con esta política de todo vale", espeta la portavoz del GEN-GOB, Neus Prats. La realidad es que hoy una decena de municipios en las Islas aplican algunas restricciones, pero los alcaldes se resisten a tomar medidas porque se consideran impopulares, mientras que los ecologistas las ven como educativas. "Ahora bien, cerrar el grifo en los pueblos pequeños para que los turistas no miren delgado, no tiene ningún sentido", dice Miquel Frau, ingeniero y experto en instalaciones hídricas.
A pesar de la persistente sequía, hay un elemento que los expertos destacan cuando analizan los motivos que explican la situación crítica del suministro de agua: el crecimiento desbocado de la población y del turismo.
En los últimos 25 años, la población de las Islas Baleares ha aumentado un 31%, siendo Formentera –con un incremento del 100%– e Ibiza, con cerca de un 80%, las dos islas que más cambios han experimentado.
En el caso de Menorca, el número de habitantes también se ha incrementado cerca de un 40% y Mallorca es la que proporcionalmente ha crecido menos, ligeramente por encima del 30%.
A estas cifras hay que añadir las de la llegada de turistas, que se han disparado: Entre 2000 y 2024 se ha pasado de los 10 a los 15 millones de turistas internacionales, y si se añaden los estatales, la cifra ya supera los 18 millones de personas.
El Comité de Expertos para la Transición Energética y el Cambio Climático de las Islas Baleares ha alertado de que estas cifras son "insostenibles" y ha pedido en reiteradas ocasiones que los gobernantes concreten medidas para evitar una mayor afectación a los recursos naturales. Por su parte, el GOBMallorca ha aprovechado las últimas normas que incrementan la edificabilidad, incluso en el suelo rústico, para asegurar que la política del Gobierno de Prohens "nos conducirá al colapso".