Pornografía

Lluís Ballester: "Los pisos de prostitución tienen clientes niños de 13 años"

Doctor en Sociología y en Filosofía

Sebastià Vanrell

PalmaLluís Ballester Brague (Galicia, 1960) es doctor en Sociología (UAB) y en Filosofía (UIB), graduado en Trabajo Social y profesor de Métodos de Investigación en la Universidad de las Islas Baleares. Sus principales líneas de investigación se han centrado en la prevención basada en programas de competencia familiar, la sociología de la juventud y los impactos de la pornografía en la infancia y adolescencia. Este viernes, día 10 de octubre, a las 20 horas, en el salón de actos de s'Agrícola, ofrecerá la conferencia tituladaLa conexión entre la pornografía en Internet y los cambios en la prostitución, presentada por el médico manacorense Antoni Truyols.

¿Cómo ha cambiado el acceso de los jóvenes a la pornografía con la llegada de internet?

— Ha sufrido un cambio radical con la llegada de internet: la edad de inicio se ha avanzado drásticamente, siendo frecuente el acceso fortuito a imágenes pornográficas a partir de los 8-9 años, para un 17,5%, y el acceso buscado y recurrente, a partir de los 13 años. Según varios estudios que hemos podido realizar en Baleares y otros lugares, en estos últimos años, más del 70% de los jóvenes entre 16 y 29 años han consumido alguna vez, y en conjunto, el 25% de los adolescentes afirman haber accedido antes de los 13 años.

— La pornografía en Internet es fácilmente accesible, distribuida masivamente, a menudo gratuita y disponible en cualquier dispositivo con conexión. Esta nueva pornografía normaliza patrones muy machistas, violencia creciente y cosificación de las mujeres, con influencia en las expectativas y comportamientos sexuales de los jóvenes.

— Sobre las consecuencias de ese consumo prematuro cada vez hay más evidencias. Los estudios internacionales han encontrado una relación directa entre el aumento de agresiones sexuales entre menores y el consumo temprano de pornografía, con imitación de conductas y una falta de conciencia del daño que pueden provocar. Aunque la solución fundamental es la educación, también es necesario aplicar mecanismos efectivos de verificación de edad para restringir el acceso de los menores a contenidos pornográficos.

¿Cómo influye el consumo de pornografía online en la construcción de la sexualidad y las relaciones de pareja entre adolescentes?

— El consumo habitual de pornografía online tiene una gran influencia en la construcción de la sexualidad y las relaciones íntimas entre adolescentes. La pornografía se ha convertido en una de las principales fuentes de aprendizaje sexual para los jóvenes, a menudo es el referente más inmediato o incluso el único para muchos adolescentes que no disponen de otros modelos o educación afectiva adecuada.

— La visualización habitual de nueva pornografía, a menudo con contenidos violentos y estereotipos machistas, distorsiona la percepción que tienen los adolescentes de la sexualidad, haciéndoles creer que la dominación masculina y la cosificación de las mujeres son normales y deseables en una relación sexual. Esto puede condicionar negativamente sus actitudes y comportamientos con otras personas, genera expectativas poco realistas y muchas veces promueve prácticas de riesgo y violentas.

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— Ciertas diferencias en el uso de la pornografía por parte de adolescentes según el sexo influyen en la forma en que se informan o modelan su sexualidad. Las y los jóvenes utilizan la pornografía para satisfacer la curiosidad o excitación sexual, pero las adolescentes, ellas, también la ven a menudo como una fuente de información sexual ante la ausencia de una educación afectiva y sexual efectiva.

¿Existe evidencia de un vínculo entre el consumo de pornografía y la demanda de prostitución entre los jóvenes?

— Existe un claro vínculo entre el consumo de pornografía y la normalización de la prostitución entre los jóvenes. La pornografía actual, especialmente la que circula en internet, tiene una gran presencia de violencia sexual que se naturaliza y se hace deseable entre los adolescentes, contribuyendo a que éstos normalicen también la prostitución. Por ejemplo, en intervenciones policiales, se han detectado que clientes de pisos de prostitución pueden ser jóvenes de sólo 13 o 14 años, hecho repetido y que sólo puede explicarse por la vinculación con el consumo precoz de pornografía: hay anuncios de prostitución a la pornografía que les invitan sistemáticamente a ir a prostitución.

— La industria pornográfica es muy tóxica y el consumo precoz de pornografía de este tipo favorece actitudes y comportamientos que pueden aumentar la demanda de prostitución. También debe tenerse presente que la transición de consumir pornografía a participar en la industria (como en casos de jóvenes que crean contenido sexual en plataformas como OnlyFans) es sutil y creciente, lo que refleja una sociedad donde la separación entre consumo y participación activa es muy pequeña.

— Creo que es necesario ser muy crítico con esta situación de acceso libre, que jóvenes de edades tan reducidas, estén expuestos y atraídos por estos contenidos y que la industria pornográfica facilite esta situación sin un control adecuado. Es necesario reclamar medidas educativas y reguladoras contundentes para impedir que el consumo de pornografía sea la única fuente de supuesta educación sexual, además de ser una puerta de entrada a la prostitución entre los adolescentes.

¿Cómo han evolucionado las formas y modalidades de prostitución con nuevas tecnologías y plataformas digitales?

— Han transformado profundamente la prostitución, generando lo que se puede llamar "prostitución deslocalizada". Internet ha permitido trasladar la captación, oferta, demanda y práctica de la prostitución al ámbito digital, con una organización más oculta y dispersa. Esto dificulta la identificación y la intervención de apoyo policial o social, favoreciendo que la prostitución sea mucho menos visible y más difícil de controlar o regular ni siquiera cuando hay indicios claros de delito de tráfico de personas.

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— La mayoría de anuncios de servicios sexuales y acompañantes se encuentran en webs especializadas –muchas con servidores fuera del Estado. Los estudios realizados en 2024 en Ibiza, con Médicos del Mundo, permitieron identificar cómo la oferta supera a las ochocientas mujeres en una sola isla durante la temporada alta, y que estas mujeres pueden ir a hoteles, pisos, yates o domicilios privados; huyendo del modelo tradicional de clubs o calle. Este modelo eleva el riesgo de explotación y violencia, ya que las personas en situación de prostitución están mucho menos protegidas y viven expuestas a prácticas violentas sin posibilidad de asistencia inmediata.

— Además, la deslocalización digital de la prostitución contribuye a la invisibilización del consumo por parte de los 'clientes', eliminando el 'filtro' del miedo a ser vistos o identificados, lo que hace que el consumo pueda aumentar entre públicos más jóvenes, conectado también con los anuncios de prostitución en la pornografía online y la normalización de la explotación sexual desde los entornos digitales.

¿Cuáles son las principales diferencias que observa entre la prostitución tradicional y las nuevas formas digitales, como webcams, OnlyFans, etc.?

— Hay diferencias notables entre la prostitución tradicional y las nuevas formas digitales –como webcams, OnlyFans, Telegram o plataformas web–, cabe destacar que las tecnologías han modificado el escenario y los riesgos de este fenómeno. En la prostitución tradicional, la actividad tiende a ser presencial, localizada y con frecuencia controlada por redes o proxenetas físicos, presentes, mientras que las modalidades digitales permiten la 'deslocalización' y una apariencia más autónoma, aunque las dinámicas de explotación pueden persistir.

— Las nuevas plataformas web, incluyendo también experiencias como OnlyFans, se han presentado como espacios de 'libertad' o 'empoderamiento', pero, en realidad, son gestionadas por intermediarios que funcionan como nuevos proxenetas, controlan contenidos, cobran comisiones y, a veces, captan y presionan a las personas que controlan. Además, estas plataformas permiten una conexión entre pornografía y prostitución: la venta de servicios sexuales personalizados o interacciones de tipo sexual digitalizadas genera nuevas formas de mercantilización del cuerpo que traspasan las fronteras convencionales entre pornografía y prostitución.

— Otra diferencia clave es la falsa sensación de autonomía, cuando la ocultación de la prostitución implica agravamiento de la explotación sexual o la autoexplotación: en lugar de una red visible de proxenetas o clubes, la intermediación se digitaliza y se difumina, pero la presión económica, la hipersexualización y el control, a menudo, no disminuyen, sino que toman delitos de tráfico de personas, explotación sexual de menores de edad, etc. También destaca que la digitalización amplifica la demanda y la exposición constante, incrementando riesgos de violencia digital, acoso y filtraciones de datos.

¿Qué impacto tienen las redes sociales y las aplicaciones en la normalización o estigma de la prostitución y la pornografía entre los jóvenes?

— Hay que tener presente la banalización y normalización social de las nuevas prácticas –a menudo entre los sectores más jóvenes de la población, deseducada en la pornografía. Es un hecho que puede acarrear una mayor vulnerabilidad, especialmente para las mujeres que son captadas por esta industria de la pornografía-prostitución y lo hacen desde su propio domicilio o mediante móviles y ordenadores.

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¿Ha observado cambios en la percepción del consentimiento sexual entre jóvenes a raíz de su exposición a contenidos explícitos en internet?

— Se ha observado que la exposición masiva a contenidos explícitos en internet, especialmente pornografía, ha generado cambios profundos en la percepción y práctica del consentimiento sexual entre jóvenes. Según la investigación internacional, el porno actual no representa el consentimiento: no existe diálogo entre las personas que participan en la representación pornográfica, por eso los jóvenes a menudo carecen de modelos para reconocer o expresar el consentimiento en la realidad sexual. Habría que mostrar a la educación afectivosexual modalidades de consentimiento o de no consentimiento, ya que el porno ignora tanto el consentimiento verbal como no verbal, y muchos jóvenes no saben leer sus señales.

— Además, la pornografía, que se convierte en la principal fuente de socialización sexual, induce distorsiones perceptivas sobre lo habitual, deseado o permitido, y se vincula el sexo a prácticas violentas o sin empatía. Hemos podido estudiar cómo la desconexión de la empatía y la normalización de prácticas de riesgo o agresivas se han vinculado a este consumo, así como la dificultad de entender al otro como una persona con derechos, deseos y límites reales.

— La falta de educación sexual formal, la falta de adecuada educación afectivosexual, acentúa esta problemática, y la nueva pornografía no sólo transforma la conducta sino también las actitudes y la propia capacidad de reconocer y respetar el consentimiento sexual.

¿Qué papel juegan la familia y la escuela en la educación sobre estos temas frente a la influencia de internet?

— La familia y la escuela desempeñan un papel fundamental en la educación afectivosexual, pero este papel se ha visto gravemente superado por la influencia masiva de internet y las pantallas. Los niños, niñas y adolescentes pasan muchas horas ante las pantallas en las que tienen acceso a contenidos sexuales explícitos sin filtros ni contexto educativo, y ni la familia ni la escuela, hasta ahora, han sabido poner límites o proporcionar herramientas adecuadas para interpretar y gestionar estos contenidos.

— La educación afectivosexual debe ser integral, continuada y basada en conocimiento científico, y no sólo charlas puntuales, con profesionales formados y acreditados, y con un apoyo social más amplio que implique a familias, escuelas y la sociedad en general. Es necesario que en la familia, padres y madres observen, escuchen, hagan preguntas y mantengan una comunicación abierta y sincera con hijos e hijas. También lo es que la escuela, con programas adecuados, aporte herramientas para construir un proyecto consciente y crítico de las emociones, relaciones y sexualidad.

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— Muchas familias niegan la problemática y muchos responsables políticos no entienden las dimensiones del fenómeno, lo que dificulta la implementación de una educación eficaz que pueda contrarrestar la influencia de internet.

¿Qué retos y oportunidades plantea la digitalización de la sexualidad y la prostitución para la sociedad y, en particular, para los jóvenes?

— La digitalización de la sexualidad y la prostitución presentan retos importantes para la sociedad, especialmente para los jóvenes. Entre los principales retos destacan: primero, el incremento de la exposición y la vulnerabilidad. Internet y las redes digitales han amplificado la oferta y la accesibilidad a servicios y contenidos sexuales, generando una mayor exposición al riesgo de explotación, abusos, violencia y prácticas sexuales de riesgo, a menudo inspiradas por el modelo de la pornografía más violenta o extrema.

— La invisibilidad y deslocalización. La prostitución se ha convertido en una actividad mucho más invisible y dispersa, difícil de identificar y controlar facilitando la captación de menores o personas vulnerables y la impunidad de los intermediarios.

— La normalización de prácticas de dominio y desigualdad. Las dinámicas que se transmiten a través de la pornografía y la prostitución online refuerzan roles desiguales y fantasías de dominio sexual que pueden limitar la empatía, el respeto y la capacidad de reconocer el consentimiento, generando expectativas irreales para la gente más joven.

— La dificultad de protección. Las fronteras borrosas del espacio digital dificultan la intervención legal, los controles familiares y educativos y la prevención de riesgos entre adolescentes.

— La digitalización exige una sociedad mucho más preparada, con educación sexual crítica, así como a educación digital, capacidad de regulación legal innovadora y políticas de protección que protejan de verdad a los colectivos más vulnerables, afrontando los riesgos y potencialidades del entorno digital.