Movilidad

Ir a pie por Palma: una carrera de obstáculos

Peatones Mallorca denuncia que los vehículos privados impiden el paso de los peatones por las calles de Ciutat

Caminar por Palma, y ​​también por muchos municipios de Baleares, se ha convertido en una carrera de obstáculos. Los coches invaden las aceras hasta impedir el paso de los ciudadanos. Peatones Mallorca ha publicado hace unos días un vídeo en Instagram que muestra las dificultades con las que se encuentra una madre con un cochecito para pasear a su hijo por su barrio, ubicado en torno a la calle de Isidre Llaurador. Con estas imágenes, la entidad denuncia que esta problemática "vergonzosa" se repite en otros barrios y municipios y reclama que "sobran coches y falta planificación".

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El abuso del vehículo privado es la principal causa de esta problemática. "Parece que los conductores tienen la libertad de moverse y de aparcar donde les da la gana y que hay una falta de visión sobre cómo deben ser las calles para que las personas se desplacen a ella en condiciones", considera la miembro de la plataforma Peatonal Mallorca Sonia Jichi. Baleares tiene aproximadamente un vehículo por cada uno de sus 1.231.768 habitantes (coches, motos, furgonetas, etc.), un ratio que llega a 1,1 en Mallorca. Las instituciones apuestan por limitar la entrada de los vehículos de alquiler, pero los expertos reclaman más valentía: sin medidas que afecten a los residentes y, por tanto, a los votos que recibirán los partidos en las elecciones, no habrá un cambio verdadero.

En un contexto en el que las instituciones públicas hablan a menudo de alcanzar un modelo de movilidad sostenible, Jichi apunta que, para realizar este cambio, "el peatón debe ser el más respetado y debe priorizar su derecho". En el mismo sentido, recuerda que para ello los vehículos no deben vulnerar el derecho a la calidad estancia de las personas y el transporte público debe responder a las necesidades de los usuarios. Por otra parte, añade que existen barriadas y municipios que no disponen de las infraestructuras adecuadas para que los peatones puedan desplazarse correctamente y con libertad. "La calle principal de Génova no tiene aceras y la gente se juega la vida sin ser consciente de ello", denuncia. En el mismo sentido, recuerda que el acceso universal está recogido en la normativa estatal y apunta a que los municipios deberían garantizar que la cumplen. Aunque la entidad no ha presentado una instancia formal en el Ayuntamiento, Jichi asegura que el Consistorio palmesano tiene constancia de la problemática. "Se lo hemos dicho por activa y por pasiva", asegura.

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Los coches crecen

Todo ello añade que los aparcamientos pintados en la calle han vuelto pequeños porque las medidas de los coches han crecido en los últimos años. Esta realidad y la falta de aparcamiento por tanto de uso del vehículo privado han provocado que incluso se hayan pintado zonas azules, por parte del Ayuntamiento de Palma, que permiten a los vehículos ocupar parte de la acera de peatones (ver foto que ilustra la noticia). En Santa Catalina, hay calles enteras en las que los coches pueden aparcar sobre la acera, con las marcas azules propias de las zonas ORA que dibujan claramente esta ocupación.

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Según datos de la Plataforma por las Emisiones Cero que ha publicado IB3 TV, los coches crecen un centímetro de ancho cada dos años, por lo que ya no caben en las plazas de aparcamiento de muchas fincas, que se delimitaron antiguamente y actualmente invaden otros espacios como las aceras o impiden maniobrar. Los peatones sufren las consecuencias de esta problemática a diario, pero Jichi pone el foco en los perfiles que "están totalmente expulsados ​​de unas calles hostiles" que, a su juicio, son las personas con movilidad reducida y con problemas de visión, entre otros.