Molino de los Demonios

El molino de los Demonios, la joya subterránea única en Mallorca que reclama protección real: "Prefieren verlo destruido"

Los propietarios dan pasos para recuperar una de las joyas de ingeniería hidráulica que quedan en Mallorca y reclaman ayuda de la Administración

PalmaSituado en el terreno contiguo al monasterio de la Real, el molino de los Demonios es una de las obras de ingeniería hidráulica más relevantes de Mallorca, puesto que a diferencia de los molinos de agua que solían utilizarse para capolar cereal y que se solían construir aprovechando la orografía del terreno; éste se hizo íntegramente a mano. Ahora, los actuales propietarios de esta obra de ingeniería, con Antoni Aguiló a la cabeza, dan pasos para promover su recuperación total y lamentan la falta de interés de la Administración.

Lo mandó a hacer Guillem Baster, noble catalán que apoyó a Jaume I en la conquista de Mallorca y que, a cambio, le fue otorgada la propiedad de las aguas de Canet, Esporles,BuñolinoyPuigpunyent. La particularidad del molino de los Demonios radica en que su construcción se llevó a cabo en un suelo completamente plano, por lo que Baster hizo excavar un socavón de doce metros bajo tierra y lo suficientemente ancho, para que el agua que venía de su acequia (desde Esporles), cayera con fuerza sobre uno o los dos molinos harineros.

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La construcción dispone de dos lagares (depósitos) con una puerta a la acequia para poder abrir o cerrar el agua en función de la necesidad. En ese punto hacían acumular el agua para que después cayera con fuerza sobre los rodillos que tenía, que tanto se podían utilizar ambos como sólo uno, cerrando el acceso con una palanca. Entonces, el carrete hacía girar las muelas y trituraba el trigo que caía a otro lagar donde se acumulaba la harina. Una vez que el agua hacía su función para triturar el cereal, el agua se reincorporaba a la acequia a nivel de tierra. Es decir, volvía a subir los doce metros progresivamente hasta el camino de origen, unos metros después a través del qanado. El molino funcionó ininterrumpidamente hasta 1926, según el propietario.

La supervivencia del molino, a la suerte de la voluntad de la propiedad

Sin embargo, a pesar de la singularidad de la edificación que data del año 1247, el actual propietario, Antoni Aguiló, lamenta la pasividad de las administraciones hacia la conservación del molino y de la casa del molinero, conjunto arquitectónico de un gran valor patrimonial que dispone de la protección de Bien de Interés Cultural, ya que la acequia de el Baster. En este sentido, Aguiló lamenta que la Administración no ha hecho más que poner trabas alegando la protección del conjunto arquitectónico, lo que la propiedad considera incoherente, ya que considera que si no se hacía reforma alguna, hoy en día ya no habría molino.

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"He llevado a consejeros y directores generales, a ver el molino", lamenta Aguiló, pese a que nadie le ha dado ninguna solución a su voluntad: reformar el molino lo menos posible para evitar su deterioro y la consiguiente destrucción. "Me prometí que no permitiría ver el molino en el suelo mientras yo estuviera vivo", explica Antoni Aguiló, quien hace casi dos décadas empezó un periplo administrativo, entre técnicos, arquitectos y patrimonio, para conseguir el permiso correspondiente para poder reformar el molino, la parte enterrada del conjunto.

Hay que apuntar que hasta entonces, el acceso al molino era imposible, ya que parte del acceso, que se había hecho como una vía amplia para que pudiera bajar un carro con un animal a recoger la harina, estaba parcialmente derrumbado, lleno de escombros, estiércoles y grafitos por las paredes, entre otros.

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Años después de luchar contra la Administración para el permiso, Antoni logró reformar el acceso y el interior del molino el mínimo para frenar el deterioro de la sala que lo cobijaba, costeado por él mismo, sin que el Consell de Mallorca, en este caso la administración competente de la gestión y salvaguarda de los Bén. "Es incomprensible que ley en mano, se permita el deterioro absoluto de un molino construido hace más de 700 años", lamenta Aguiló. "O hay que cambiar la ley o debe ser más flexible, pero no puede que más que proteger parezca que prefieran verlo entierra", apunta.

Otro ejemplo de las incoherencias con las que se encontró el propietario es que cuando consiguió tener el molino limpio de estiércol y mínimamente acondicionado para que no se derrumbase, tampoco le dejaban poner una barrera (para que originariamente no la tenía), denuncia Aguiló, quien apunta a que no podía permitir que el molino lo pudiera permitir que el molino. o, incluso, que el techo pasara por ojo y hubiera una desgracia, "no tiene ni pies ni cabeza, pero así ha ido todo el proceso", lamenta.

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Ahora, y después de años de haber batallado, también, para reconstruir la casa del molinero (situada sobre el molino), Artigues, con el apoyo del arquitecto que dirige las obras, Lluís Moranta, ha logrado ver cómo el proyecto de reconstrucción y conservación del molino avanza. La reconstrucción de la casa del encargado del molino es un trabajo muy minucioso y cuidado al detalle, puesto que se ha llevado a cabo con las mismas piedras que anteriormente levantaron las paredes de la casa y el tejado. Moranta explica que la casa no tendrá la misma planta que tenía anteriormente, sino que ocupará la zona que cubre el molino, ya que el objetivo es cubrir el sombrero de la sala enterrada, para evitar que las filtraciones de agua u otros fenómenos externos deterioren la estructura del molino harinero.

El hecho de no disponer nunca del apoyo institucional supuso que durante años, entraran personas y estropearan la construcción, tanto en la parte de la casa, que llegaron a pegarle fuego, como en la parte enterrada. Aguiló tapió los accesos tanto al molino como a la casa del molinero, para evitar que pudieran entrar y estropear el Bien de Interés Cultural, y también por el peligro de derrumbe que suponía. Aún así, volvieron a entrar, por lo que el propietario, cansado de pedir ayuda a la Administración para poder reformarlo y evitar su degradación, tomó la decisión de derribar la casa, guardando las piedras originales por si algún día conseguía el permiso de la Administración para poder sacar adelante la reconstrucción y reforma del conjunto arquitectónico, ya que conservar todos los materiales del original.

Adquirida por la familia Aguiló después del Trienio Liberal

El repadrino de Antoni Aguiló adquirió la propiedad en subasta pública en 1863 por 6.153 libras y la obligación de prestar 90 libras en el censo del Instituto Balear tras la desamortización de Mendizábal. Entonces, la propiedad consistía en un pedazo de tierra denominado el Molino de los Demonios con una casa rústica y un molino de agua. Era atravesada de norte a sur por un acueducto que conducía el agua desde la acequia de na Bastera hasta el lavadero de la Real. Tenía derecho a percibir seis horas de agua cada 15 días de las tandas que compró la Diputación Provincial, además de abstenerse desde el 25 de diciembre hasta el 25 de febrero de cada año según uso y costumbre.