Historia

Los militantes que luchan por el catalán en Eivissa

La Pitiusa mayor es la isla donde la presencia del catalán en las escuelas va más a la baja. Sin embargo, hay docentes y activistas culturales que no se resignan a dar la batalla por perdida en medio de una sociedad fuertemente castellanizada debido al monocultivo turístico

Asociación de Jóvenes de Eivissa (Víctor Torres, al final a la derecha).
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PalmaEste curso es el segundo de la puesta en marcha del Plan de libre elección de lengua en las aulas impulsado por el Gobierno popular de Marga Prohens. El 80,52% de padres de los centros públicos de Baleares han elegido el catalán y no el castellano como lengua de la primera enseñanza (4º de Infantil). La cifra supone tres puntos menos que el pasado año. La isla con el mayor apoyo al catalán sigue siendo Menorca (91,56%), seguida de Mallorca (82,72%). Ibiza y Formentera, en cambio, descendieron cinco puntos (60,34%).

En 2023 las Pitiusas también quedaron en la cola en los resultados de las pruebas del Instituto de Evaluación y Calidad del Sistema Educativo (IAQSE), que, sin embargo, fueron malos en todas las Islas. Sólo el 38% de sus alumnos de 4º de Primaria alcanzaron la competencia lingüística en catalán, frente al 51% de los de Mallorca y el 55% de los de Menorca. Por otro lado, este año la Pitiusa mayor ha sumado cuatro de sus cinco centros concertados inscritos en el Plan de segregación lingüística que el Ejecutivo balear puso en marcha también hace dos años. De Mallorca se han adherido 15, mientras que de Menorca, ninguna. Por el contrario, el Plan ha recibido el rechazo frontal de todos los centros públicos de Baleares.

Docentes desertores lingüísticos

La situación lingüística en Eivissa ha sido un gran descubrimiento para el mallorquín Miquel Àngel Marrero, un joven docente de 27 años de Can Picafort. "Yo –asegura– somos licenciado en Historia. El año pasado me dieron una plaza de catalán en el IES Xarc, de Santa Eulalia del Río. Es una especialidad con déficit de profesores. En todo caso, desde hace dos años estoy estudiando la carrera de Filología Catalana en la UIB. Me sorprendió mucho constatar la salud tan precaria que tiene". Marrero es hijo del conocido Decreto de Mínimos que en 1997 aprobó el PP de Jaume Matas. La norma establece que al menos un 50% de la enseñanza, tanto pública como concertada, debe realizarse en la lengua propia de Baleares. "Mi familia es castellanohablante. Si yo sé catalán es gracias a la escuela. En Ibiza, sin embargo, la falta de conciencia lingüística de algunos docentes hace que el Decreto de Mínimos no se cumpla. En algunos centros de Mallorca ocurre lo mismo".

El de Can Picafort aterrizó en una isla muy castellanizada por un modelo turístico que ha atraído a mucha gente de fuera. Ahora tiene unos 163.000 habitantes, casi cinco veces más que los que tenía en los años 60 al estallar el boom turístico. "En Mallorca igualmente hemos tenido una fuerte presión demográfica, pero hemos logrado conservar más reductos culturales. En cambio, en Eivissa la identidad ha quedado totalmente arrasada", opina. Ante este panorama, algunos docentes optan por echar la toalla. "Muchos de los compañeros en el instituto también eran mallorquines. El primer día de clase había quienes giraban la lengua al ver que casi todos los alumnos les contestaban en castellano. Siendo yo de padres castellanohablantes, eso me indignaba mucho. Como docentes, no podemos desertar de nuestra responsabilidad lingüística. Tenemos la responsabilidad de prestigio."

En las clases de catalán, inicialmente en Marrero los alumnos también se dirigían en castellano. "Lejos de regañarles, les animaba a hacerlo en catalán. A veces me encontraba con que la exigencia provocaba rechazo". Esa fue toda una lección de sociolingüística. "Tenía pocos alumnos con linajes ibicencos: Tur, Marí, Torres... Algunos me decían que contestaban a sus padres en castellano, aunque ellos se dirigían en catalán".

Jesús Angosto Martínez es profesor en el IES Xarc.

'No me excluyas'

Marrero rehuye cualquier discurso catastrofista. "El catalán en Eivissa está muy mal. Picando piedra, sin embargo, también podemos conseguir hacer querer nuestra lengua". El lamento, sin embargo, es inevitable al constatar la realidad. "En la ceremonia de graduación de 2º de Bachillerato fue muy gratificante ver a alumnos de procedencias diversas que se esforzaban por hacer los discursos en catalán. Pero da mucha rabia, que después, en la calle, los ibicencos se dirijan a ellos en castellano sólo por el hecho de tener rasgos faciales diferentes. Los mallorquines también." El docente no duda en calificar esta actitud lingüística de racista. "Así, los recién llegados acaban llegando a la conclusión de que no sirve de nada el catalán que han aprendido en la escuela. Precisamente, hace dos semanas, un grupo de estudiantes del IES Josep Sureda i Blanes de Palma hizo un vídeo de denuncia titulado Enséñame en catalán. No me excluyas".

Uno de los alumnos de 2º de Bachillerato de Marrero fue Víctor Torres Bustos. A punto de cumplir los 18 años, ha empezado a estudiar el doble grado de Derecho y Economía en Valencia. El pasado abril ayudó a crear una asociación de jóvenes de Ibiza preocupados no sólo por la lengua, sino también por otros temas que también en otros temas. como el Instituto de Estudios Ibicencos y la Plataforma por la Lengua. El caso de Torres es un caso de 'reconversión'. Ellos hablan catalán, pero conmigo y mis dos hermanos siempre emplean el castellano. Y entre los hermanos hablamos en español. La única de la familia que nos ha transmitido la lengua ha sido la güela paterna".

La conciencia lingüística del joven pitiuso se despertó en el instituto. "Yo en la calle siempre hablaba castellano con casi todos mis amigos. Lo veía normal. Pero en 4º de ESO, gracias a un profesor de catalán, me di cuenta de las nefastas consecuencias culturales que ha tenido el turismo en la isla. Aquí el problema es que a los recién llegados siempre se les ha dicho que la lengua útil es el castellano".

Prejuicios

Torres también confirma que el Decreto de Mínimos en la enseñanza no se cumple. "Muchos de los profesores que tuve en la escuela y en el instituto nos daban las clases en castellano. Tengo compañeros que se han sacado el 2º de Bachillerato sin pronunciar ni una palabra en catalán y han acabado teniendo el certificado B2 [con 4º de ESO pueden obtener el B1]". El ibicenco lamenta los prejuicios sobre el catalán que hay entre su generación. "Creen que es la lengua de la gente mayor, de los campesinos. Me provoca una profunda tristeza ver cómo se pierde la identidad de mi tierra. Por el contrario, me alegra mucho que en estos últimos años haya habido un resurgimiento de los grupos de baile pitiuso. Muchos de sus integrantes son jóvenes, algunos de padres de fuera de la isla".

El ibicenco es el único de sus hermanos que ha cambiado de lengua. Sin embargo, todavía no se ha atrevido a hacerlo también con los padres, que decidieron no transmitírselo. "A estas alturas cuesta cambiar de chip". Sin embargo, en casa se ha debatido sobre el proyecto de segregación lingüística en las aulas del Govern balear. "Aunque nos hablaran en castellano, mi madre y mi padre tienen claro que ahora, si los hicieran elegir, elegirían la línea en catalán. Consideran que aprenderlo siempre es positivo".

Situaciones humillantes

Otro profesor de Torres en el IES Xarc fue Jesús Angosto Martínez. De 55 años, es de un pueblo cercano a Cartagena (Murcia). En 1996 aterrizó en Eivissa después de haber estado destinado dos años en Mallorca. "Aunque entonces no era ningún requisito –dice–, me propuse aprender catalán. En aquella época muchos docentes eran de la Península y, como todavía no había ningún proyecto lingüístico de centro, daban las clases en castellano. Los alumnos, en cambio, eran mayoritariamente catalanohablantes. Ahora la situación está a la inversa. inercia".

Angosto lamenta la pasividad de Inspección educativa para hacer cumplir el Decreto de Mínimos en las aulas. "La Administración no quiere problemas y menos con padres venidos de fuera a quienes ya les va bien que las clases sean en castellano". En las reuniones con las familias, a menudo se viven situaciones incómodas e incluso humillantes. "Siempre hay quien me pide que hable en castellano. Algunos son prepotentes. Pero tengo claro que mi responsabilidad lingüística es con los alumnos y no con los padres". Este profesor llegado hace 31 años de Cartagena confiesa que cada vez le cuesta más ser optimista: "Yo hablo catalán a mis hijas. En casa hago que consuman productos culturales en catalán. Cuando salen, sin embargo, todo está en castellano. En Eivissa la lengua está bajo mínimos".

Lengua ética

En Formentera la situación del catalán es igual de crítica que en Eivissa. Lo confirma el palmesano Joan Gené Cerdó. Desde hace dos cursos ejerce de profesor de Latín y Grec en el IES Marc Ferrer. "Aquí –dice– el catalán es una lengua exclusivamente étnica. Es la lengua de una población formenterense de pura cepa, que debe representar un 30% de los cerca de 12.000 habitantes de la isla. Los demás son extranjeros que trabajan todo el día en el sector de la hostelería y la restauración, y viven en un universo completamente en castellano".

La línea del IES Marc Ferrer es potenciar al máximo al catalán como lengua de cohesión. Sin embargo, no siempre es fácil. "El claustro está formado por una noventa de profesores. Una veintena son formenterenses. Hay algún ibicenco y el resto son mayoritariamente valencianos y mallorquines, que no siempre se mantienen firmes con la lengua. Además, cada vez hay más andaluces sin ningún conocimiento de catalán que, por vía de urgencia, ocupan plazas".

Gené compara la situación lingüística de Formentera con la de su época de estudiante en Palma. "Yo fui al IES Son Pacs. Allí compañeros mis castellanohablantes se acababan socializando en catalán. Aquí es impensable que, por ejemplo, un magrebí adopte el catalán como lengua propia. Y eso les provoca mucha envidia". Otro factor ha sorprendido al docente mallorquín. "Hay alumnos con linajes formenterenses que en clase esconden la lengua. Prefieren utilizar el castellano. Entre ellos algunos también lo hacen".

Este profesor de lenguas clásicas teme que se cumplan los peores pronósticos. "Los especialistas no se cansan de advertir que el catalán corre el peligro de sufrir el fenómeno de la latinización, de acabar siendo una lengua sólo apta para las clases cultas y la Administración e ignorada por completo por el resto de la población". No hay dudas a la hora de señalar a los culpables de la actual despersonalización de Formentera. "Los pocos formenterenses que quedan son los que mejor viven gracias a sus negocios. Ellos mismos han vendido el alma al diablo del capitalismo. En Mallorca nos pasará lo mismo".

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