La Llavanera o las cacas de oro
El sector del lujo quiere poner fin al mal olor del torrente más peligroso de Eivissa
IbizaEste artículo va a hacer mal olor, conste que hemos avisado. El torrente de la Llavanera es el tercer curso de agua más importante de la isla de Ibiza, desemboca en el puerto justo después de atravesar la milla de oro de Vila, justo entre el Ibiza Gran Hotel (un cinco estrellas 'gran lujo') y los pisos de lujo de Salt Bae, The N Residences, en estos momentos en construcción (a partir de 'mirón'). Al pie de la Llavanera se puede admirar en vivo la codiciada postal de Dalt Vila. Todo es un lujo en este sitio. Salvo el olor, si ha llovido demasiado.
La Ibiza del lujo y las aguas fecales no se llevan bien. Es lógico, el maridaje se intuye imposible; el olor a caca es cosa de gente que ha tenido que cambiar los pañales de sus hijos, los ricos no están tan acostumbrados. Así que, cuando ha habido inundaciones y desbordamientos, no es de extrañar escuchar exabruptos por parte de los nobles vecinos de la Llavanera. Artículos y declaraciones proliferan, y así ha vuelto a ocurrir después de las inundaciones del 30 de septiembre y las posteriores de octubre. Han sido especialmente celebradas las del cocinero turco Nurset Gökçe, más conocido como Salt Bae, propietario de una veintena de restaurantes en todo el mundo y promotor de The N Residences, justo al lado de la Llavanera. "Es un gran problema porque huele mal", protestaba el cocinero, en declaraciones a Periódico de Ibiza. Junto a ellos, el relaciones públicas Carlos Martorell remataba las opiniones de su beneficiario: "Salt Bae es un tipo muy generoso y simpático, que ahora debe luchar contra este torrente pestilente".
La lucha de Salt Bae no ha hecho más que empezar. Al otro lado de la Llavanera, el Ibiza Gran Hotel lleva años peleándose contra el 'torrente pestilente' sin ganar ni una sola batalla. El Ibiza Gran Hotel, construido a partir y encima del Casino de Ibiza, e inaugurado en 2008, es uno de los establecimientos pioneros en la apuesta por el lujo. Se ha topado con el 'problema' de la Llavanera desde el minuto cero. De hecho, el establecimiento fue uno de los principales damnificados de las inundaciones del 30 de septiembre. El 1 de octubre, el hotel anunciaba que debía cerrar: "Con honda tristeza les comunicamos que, por las graves inundaciones que se produjeron ayer en Ibiza capital, el Ibiza Gran Hotel ha sufrido un considerable daño en sus sistemas eléctricos e instalaciones esenciales. Hemos tomado la difícil decisión de cerrar el hotel anticipadamente, con efecto inmediato". Suena a rendición incondicional. El torrente de la Llavanera le cobra un precio muy alto en la Eivissa del lujo.
El maligno lodo maloliente
El torrente de la Llavanera es una fuerza de la naturaleza. Literalmente. Con una cuenca de 56,57 kilómetros cuadrados, nace en la vertiente del monte d'en Tur, cerca de la carretera de Santa Gertrudis a Sant Mateu, recorre bastante más de medio Ibiza y desemboca en el puerto. Antes lo hacía en las Feixes del Prat de les Monges; de hecho, sus sedimentos y el agua dulce que aportaba contribuyeron durante siglos a conformar esa zona de alto valor ecológico. Cuando llueve excesivamente, el torrente desciende con mucha fuerza; en el tramo final, plano, con el fondo del cauce cementado, es fácil que se desborde.
Si la Llavanera sólo llevara agua de lluvia, sería un problema, pero no tanto. El auténtico motivo de queja son las aguas fecales que arrastra cuando la depuradora de Eivissa no puede asimilar más agua y debe abrir las compuertas. Ocurre en situaciones de lluvias extraordinarias o ante un mal funcionamiento. Creía que, con la inauguración de la nueva EDAR de Ibiza, una infraestructura de gran capacidad que se ha puesto en marcha este verano, el problema pasaría a la historia. Pero ya se ha visto que no. Entre otras cosas porque la antigua depuradora sigue funcionando como estación de bombeo; la nueva depuradora devuelve el agua sobrante a la antigua instalación y, por tanto, si hace falta, al torrente de la Llavanera, como se había hecho siempre.
El presidente del GEN-GOB, Juan Carlos Palermo, considera que estos episodios son "inevitables". De hecho, debido al calentamiento global cree que cada vez serán más frecuentes las lluvias torrenciales. Si el agua que devuelve la EDAR de Eivissa ya está depurada, el agua que bajará por el torrente será casi transparente; en cambio, si ha tenido que desaguar de emergencia, el líquido incluirá probablemente una parte importante de lodos de depuradora, la sustancia que queda después del tratamiento de las aguas residuales: materia orgánica, minerales y microorganismos. Excremento ultraconcentrado, para que nos entendamos. Avecremos de mierda. Un producto excelente para abonar los campos, pero difícil de soportar para una nariz que todavía tenga los dos agujeros. Un servidor ha tenido el privilegio de asistir, años atrás, a uno de los primeros abonos experimentales con lodo de depuradora (cosas del periodismo local). No huele a rosas. De hecho, el aroma se aleja tanto del de las rosas, que nadie quiere tenerlo muy cerca. "Cuando se ponía en los campos de cultivo, se quejaban los vecinos", se lamenta Joan Carles Palerm. "Ahora que se lleva al vertedero, se quejan los vecinos del vertedero". Y es que, en Ibiza, es físicamente imposible encontrar un sitio donde verter estos lodos sin que sus cualidades odoríferas lleguen a alguna nariz sensible.
Éste es el auténtico malo de la película, el culpable del 'torrente pestilente': el lodo de depuradora. Juan Carlos Palermo ve poco factibles las soluciones que se han planteado, como la cobertura de la Llavanera en su tramo final. "Los vapores responsables del hedor deben salir por algún lado", explica el presidente del GEN. "Si no salen por ahí, saldrán por allá: a algún vecino le llegarán". Fuentes del grupo ecologista, abogan por una mejor separación de pluviales y fecales, que no están todavía divididos al 100% en la ciudad de Eivissa, y por no concentrar gran parte de la depuración en la nueva EDAR, como se está haciendo, aprovechando su gran capacidad.
Caca de postal
Las inundaciones de septiembre y octubre han hecho aflorar una de las contradicciones en las que vivimos inmersos en Ibiza: la creciente diferencia entre la postal del glamour y la realidad de una isla saturada de turistas y coches, con déficit de infraestructuras y profesionales que las atiendan, poco preparada para afrontar situaciones de emergencia. Una isla rica, sin embargo; en 2024 Ibiza recibió 3,27 millones de turistas. Una cifra extraordinaria. Una cifra que no se traduce en mejoras palpables para sus residentes. En Ibiza todos los días la ficción y la realidad se separan un poco más. De hecho, si visita la web de la promotora de Salt Bae (thenresidencesibiza.com) encontrará el torrente de la Llavanera con un bellísimo color azul, como si pudieras echarte de cabeza y nadar un buen rato sin coger ninguna enfermedad. No es un color real. Si va a la Llavanera, no nade. No se puede nadar en una postal.