Plataforma Mallorca per la Pau

NO a la militarización de Mallorca, SÍ a una Mallorca en paz y para la paz

No en el bunker del militarismo

El mundo vive en una época de régimen de guerra global. Es decir, en un período, que parece no tener freno, de guerras en todo el planeta. Efectivamente, cada una de las guerras actuales tiene su propia genealogía y desafíos. Los conflictos en activo tienen varias intensidades y gravedades, pero ninguno merece el calificativo de 'baja intensidad'. Todas son indeseables. Y, sin embargo, en estas alturas del siglo XXI la guerra se ha convertido en un auténtico 'hegémon' de la centralidad del sistema-mundo capitalista.

En otras palabras, vivimos un tiempo en el que la globalización neoliberal, sustentada en el abaratamiento de los costes del factor trabajo, el enriquecimiento obsceno del capital, el desprecio a los derechos humanos y al medio ambiente, en definitiva, la globalización contra la vida digna de las mayorías sociales, ha sufrido una suerte de transmutación bélica. Aquel supuesto y falso 'fin de la historia', en realidad, ha sido un gigantesco resurgimiento del militarismo político e institucional. No ha habido fin de la historia, al contrario, el devenir de nuestros días todavía es de una enconada lucha de un capital financiero cada vez más subordinado al llamado complejo militar-industrial, contra las clases subalternas, que son las que siguen muriendo en los frentes de guerra y en los genocidios, son las que sufren el colonial' y el colonialismo.

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Ésta es la globalización en la que vivimos y en la que Mallorca está insertada. A la globalización que nos desindustrializó y turistificó, que instauró las grandes desigualdades (una nueva lucha de clases en la que los ganadores no podían ser otros que los ricos y muchos ricos), que aceleró la emergencia climática y la crisis ecológica, se le ha añadido el militarismo. No es exagerado afirmar que, de cierta gobernanza democrática, hemos pasado a una cada vez más evidente gobernanza con rasgos autoritarios. En este retroceso desdemocratizador (el aumento de gasto militar efectuado a hurtadillas por parte del Gobierno de España no es otra cosa que un serio retroceso en transparencia democrática) es clave la 'gobernanza militarizada' que, pese a que adopte diferentes formas en distintos lugares, es una tendencia global.

En este contexto, geográficamente, Mallorca está en condiciones de convertirse en una especie de gran base militar. Lo manifiesta la permanencia de la base militar del Puig Major, sin que sepamos cuál es exactamente la labor que allí se desarrolla, la cada vez más frecuente presencia de naves militares, incluso con armamento nuclear, en nuestras costas y en la bahía de Palma, o, con oscurantismo y falta de transparencia, la anunciada construcción del bunker militar con capacidad. que quiere construir el Ministerio de Defensa en la base aérea de Son Sant Joan de Palma.

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En Mallorca por la Paz nos parece imprescindible revertir éste, y cualquiera, proyecto de casamata o fortificación para el almacenamiento de armamento al por mayor. Una inversión de casi 1,8 millones de euros en la construcción de una infraestructura armamentística con esa capacidad para almacenar bombas y misiles es un despropósito. Una locura sólo explicable en el marco del desbarajuste armamentista global.

Hay que movilizarse contra la construcción de este bunker que, además de suponer la militarización de un aeropuerto por el que pasan en torno a veinte millones de pasajeros al año, pondrá en el centro de los peligros bélicos de esta época toda Mallorca.

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Sí a un horizonte pacifista

Una Mallorca en paz no necesita bunker para armamento. Una Mallorca para la paz lo que necesita es expandir la cultura de la paz, y combatir, en pie de paz, el pensamiento militarista. El progreso socialmente justo de Mallorca implica garantizar un modelo socioeconómico en el que el rechazo a la solución de los conflictos mediante la guerra sea una seña de identidad; en este sentido, turismo y preparación –con bunker incluido– para la guerra es un contrasentido.

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La demanda de 'OTAN NO, ¡Bases fuera!' sigue siendo un clamor a favor de la paz, el desarrollo justo con menos gasto militar y más inversión social y, por tanto, una apuesta por poner la vida digna de todos en el centro del debate público y de la acción de las instituciones democráticas.

Nuestro sí a un horizonte pacifista, aquí y ahora, implica movilizarnos contra el funesto bunker del militarismo, y manifestar nuestra empatía con las preocupaciones y solidaridad con las reivindicaciones en torno al conflicto con esta infraestructura militar de la ciudadanía de los pueblos del Pla de Sant Jordi y la Casa Blanca.