Una muy buena noticia

Es tan buena noticia como significativa. En Mallorca, las adopciones de hijos por parte de personas homosexuales ya superan a las que hacen las heterosexuales, como nos informa el compañero Marcos Torío en una magnífica radiografía de cómo es, hoy y aquí, el hecho de adoptar. Y si es tan buena noticia se debe a que habla de una sociedad que avanza en derechos y que normaliza la diversidad familiar. Una sociedad que ha normalizado los derechos de todas las personas a amar, cuidar, educar y formar familia, si quieren y pueden.

Es una buena noticia, también, porque era impensable hace sólo unas décadas. No porque los homosexuales no quisieran tener hijos sin tener que aparentar lo que no eran, sino porque no se les dejaba. Hoy pueden hacerlo, y lo hacen, con el mismo compromiso y las mismas ganas que cualquier persona o pareja. Las personas y las familias deben ser todas iguales en derechos, pero no hay dos iguales en esencia. Que haya cada vez más familias diversas, visibles, felices o no, es una conquista colectiva. Sin embargo, como todas las conquistas en derechos, no es irreversible. Por eso hay que recordar que no hay que dar marcha atrás. Que ese derecho no va contra nadie. Que no resta, sino que suma. Que hace mejor al conjunto de la sociedad.

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La normalización de la igualdad en la adopción contrasta con prácticas como la gestación subrogada, que convierten el deseo de ser padre o madre en una transacción económica que ignora la dignidad de las mujeres. La adopción, la de cualquier pareja o persona con capacidad para estimar, sin embargo, es un acto de responsabilidad y de generosidad. Ahora bien, lo que ocurre hoy en Mallorca no es ninguna revolución. Es un paso más en un proceso de justicia y equidad. Y sí: es una muy buena noticia.