Una vida apasionante al servicio del país
Desde que descubrí Antes de que anochezca, de Reinaldo Arenas, me fascinan las (auto)biografías de personas, o personajes, que han consagrado la vida en la escritura. Porque existen existencias que se pueden narrar con el aliento trepidante de una gran novela. Hay ejemplos ilustres en nuestro país que sin duda forman parte de este canon universal: La razón y mi derecho, la sensacional aproximación que hizo Jaume Pomar a la figura de Llorenç Villalonga, y La tibieza de los días, una obra que profundiza íntimamente en el día a día de Llorenç Moyà Gilabert al cuidado de Miquel Àngel Vidal, entre otros. Sin embargo, no siempre se puede disponer de un biógrafo o de una biógrafa que siga los rastros vitenses, algunos saben disimular sus huellas con una eficacia admirable, pero hace muchos lustros que la experta Pilar Arnau, tras años de trabajo de documentación y de varias entrevistas, de nuestras letras en uno de los libros más importantes de este año como es Mientras me reste una brizna de aliento. Josep Maria Llompart de la Peña: un hombre polifacético al servicio del país con hermosa edición en Quid Pro Quo.
Éste es un volumen erudito, ameno y vibrante que se lee con avidez y que captura las esencias y los legados de un poeta, prosista, crítico literario, traductor, editor, profesor y hombre cívico vinculado con diversas entidades o asociaciones, desde la AELC hasta la Obra Cultural Balear. Tiene mérito. No era fácil configurar un flujo unitario de una vida tan llena. Pero Pilar Arnau lo consigue a través de un hilo cronológico exhaustivo y de capítulos muy bien perfilados que funcionan como cápsulas que encarnan distintas facetas de un apasionante ser humano. Además, es de especial importancia la reivindicación que hace Pilar Arnau de la compañera de Llompart, primordial en la formación y desarrollo del escritor y activista: Encarnación Viñas, una pedagoga destacada que fue discípulo de Gabriel Alomar y que estuvo implicada en el tejido cultural de la época de forma activa. Fue ella quien le conectó a figuras clave como Riba y Capmany, por ejemplo, y le dio una paz doméstica y casera, además de ser su primera lectora y consejera. Hay episodios magníficos de la pareja que no dejan de lado las polémicas, como la confrontación de dominio público entre Josep Maria Llompart y Baltasar Porcel.
Mientras me reste una brizna de aliento, de Pilar Arnau en Quid Pro Quo, es, junto con el primer volumen de las obras completas lompartianas en Nova Editorial Moll, uno de los hitos de este año 2025 en el que celebramos el centenario del nacimiento de una de las figuras fundamentales de la literatura catalana del siglo XX.