El curso escolar del 'no' en las pantallas: "Es razonable, pero no basta"

Los centros educativos defienden que hacen un uso racional y que son los principales damnificados del mal uso de la tecnología de los alumnos, sobre todo fuera de las aulas

PalmaLa Conselleria de Educación ha prohibido el uso de pantallas digitales individuales hasta tercero de Primaria a partir de este curso 2025-2026, limitar su utilización a una hora semanal a cuarto y que la decisión quede en manos de las escuelas a quinto y sexto. En los últimos años, los centros educativos de Baleares han incorporado a las aulas los Chromebooks, que con la nueva normativa (si nada cambia) quedarán prácticamente vetados, salvo contadas excepciones de carácter pedagógico. Durante todos estos años, ha sido la propia Conselleria la que ha instado a los centros a formarse en digitalización ya adaptarse a las nuevas metodologías.

¿Qué les parece a las escuelas que ahora les vuelvan a cambiar las reglas del juego? Hablamos con diferentes profesionales del mundo educativo. En la mayoría de los casos, especialmente en los centros públicos, el impacto será mínimo, porque el uso de las pantallas hasta el cuarto de Primaria es muy limitado, mientras que suele ser en quinto donde el uso de los Chromebooks por parte de los alumnos es más habitual. Eso sí, siempre supervisados ​​por los profesores.

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Luna Alacid es la directora del CEIP El Terreno y asegura que los docentes son un colectivo que sufre las consecuencias del mal uso de la tecnología entre la población infantil. "Estamos suficientemente concienciados en limitar su uso, formarnos mejor y hacer unas buenas prácticas educativas. En nuestro centro puedo asegurar que ningún docente hace un uso excesivo", afirma. En una línea similar se expresan los diferentes cargos directivos consultados. Suele ser en tercer ciclo (quinto y sexto) cuando los Chromebooks ganan peso en la dinámica educativa. Por ejemplo, con la herramienta Classroom: se trata de un chat interno del centro que permite un contacto directo entre el profesor y el alumno, tanto para publicar actividades como para corregir trabajos de forma inmediata e interactuar.

Es el Classroom, entre otras plataformas, que salvó a la Educación durante la pandemia, cuando la conexión a la red fue la única manera que tenían los centros de contactar con los alumnos. "A nosotros no nos afectará la regulación ni en Infantil ni en primer ciclo. En segundo ciclo únicamente utilizamos los Chromebooks porque tenemos una plataforma de Matemáticas que necesita el dispositivo mínimo una sesión por semana", explica Joana Oliver, directora del CEIP de Prácticas. En El Terreno ocurre lo mismo. Los dispositivos se incorporan a quinto y, en casos excepcionales, a cursos inferiores.

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Todo depende del uso que se haga de ellos

Docentes y directores consideran que la tecnología, haciendo un buen uso, ha sido una herramienta que ha enriquecido el trabajo realizado en los centros, al facilitar la consulta y el trabajo autónomo de investigación de los alumnos. Es por ello que critican que muchas veces se les responsabiliza del mal uso global que de ellos se hace y de sus consecuencias en el desarrollo de las capacidades de los alumnos. Alacid considera que el problema no lo causa el uso que se hace en la escuela, sino que es general y, por tanto, requiere medidas globales más contundentes. "La propuesta de la Conselleria es razonable, pero no es suficiente para hacer frente a la magnitud del conflicto. No creo que la solución sea demonizar las pantallas, sino regular su utilización y dar herramientas al alumnado para hacer un uso responsable y competente, y evitar la sobreexposición que actualmente sufren los niños", expone Alacid.

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Precisamente, al anunciar la medida en rueda de prensa, el conseller de Educación, Antoni Vera, aseguró que, más allá de la limitación que plantea la Administración, es necesario hacer un replanteamiento social sobre la relación de los niños con las pantallas. Si se toman medidas educativas, pero no van acompañadas de una transformación transversal, será difícil que se puedan combatir de forma efectiva los problemas de los niños vinculados al mal uso de los dispositivos. "Comparar el uso que se hace de la tecnología en la escuela y en casa no tiene sentido. Donde se controla el uso es en la escuela, y está fuera de los centros donde se produce el mal", asegura Josep Ramon Cerdà, asesor del CEP (Centro de Profesores) del Calvià. "Lo que ocurre es que la Conselleria ve que limitar las pantallas es un tema popular y sale adelante", añade.

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Cerdà considera que Educació interviene de esta manera porque ahora existe un movimiento de opinión pública conservador "que predica volver a lo tradicional, en todos los aspectos". "El uso de libros de texto, por ejemplo, supone volver atrás todo el trabajo que se había realizado para avanzar, por ejemplo, en atención a la diversidad", explica. "La enseñanza no es sólo transmitir contenidos", afirma. El viernes 23 de mayo, el conseller de Educación, Antoni Vera, participó en un acto en La Riera con Nuno Crato, ex ministro de Educación y Ciencia de Portugal. El dirigente vino a Mallorca para dar a conocer su último libro, titulado Apología del libro de texto, "una defensa rigurosa del valor pedagógico del libro de texto como herramienta estructuradora del aprendizaje, especialmente en la etapa escolar", según Educació.

Demasiados cambios en poco tiempo

Un comportamiento que molesta a los centros es que, sea quien sea que está en la Conselleria de Educación, les obligan a cambiar las metodologías constantemente en función de criterios que no siempre son pedagógicos. Denuncian que durante años la Conselleria les ha empujado a introducir las pantallas y los dispositivos dentro de las aulas, les ha obligado a formarse e ha invertido dinero para dotarlos de nuevas tecnologías. "Ahora se plantean volver atrás todo este esfuerzo del profesorado y esa inversión económica de repente y sin tiempo para hacer una planificación previa. Esto es el problema de siempre, o blanco o negro, pero tal vez sería mejor el promedio y hacer un buen uso de los recursos", lamenta Oliver.

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Como se ha comentado previamente, el uso de los dispositivos depende mucho del centro, del tipo de alumnado y del proyecto educativo. En el CEIP Cas Saboners, en el marco del proyecto Innovamat, desde primero a sexto utilizan los Chromebooks una hora a la semana. Es quinto y sexto donde tienen prácticamente todos los libros en versión digital. "No tenemos libros físicos. Hasta tercero disponemos de algún cuadernillo; en cuarto, de libros reutilizables que se usan poco; ya quinto y sexto, el próximo año sólo habrá uno, de libro", asegura la directora, Marilena Suau. En este centro, los ordenadores que emplean entre primero y tercero son de la escuela. De cuarto a sexto cada niño compra el suyo. "Si los prohíben totalmente, nos afectará mucho", expone Suau.

Sin saber todavía cómo se concretarán las medidas ni qué excepciones introducirá Educación, los docentes defienden su resiliencia a la hora de enfrentar los cambios constantes a los que les somete la Administración educativa. "Está muy bien que pongan la mirada en la digitalización, pero que no sumen más tareas burocráticas que tienen una mirada ideológica y política", reclama Mònica Martín, maestro en el CEIPIESO Pintor Joan Miró, quien enumera la diversidad de recursos de los que disponen los educadores. "Tenemos muchísimas posibilidades que van más allá de las fotocopias, pantallas y libros de texto... La mirada DUA (Diseño Universal de Aprendizaje), nos ha abierto el abanico de posibilidades para diversificar recursos, organización, metodologías, estrategias, materiales, propuestas, dinámicas…", expone.

La realidad es que la Administración que hace años les dijo que se formaran en digitalización ahora les dice que las pantallas digitales pueden ser perjudiciales y que deben reducir su uso por el bien de los alumnos. Mientras tanto, hay que tener presente que, al igual que la regulación de la prohibición de los móviles llega cuando hace años que muchos centros los tienen vetados en sus reglamentos, la limitación de las pantallas se hará a unos cursos en los que son muchas las escuelas que, o no los emplean, o lo hacen de una manera muy residual.