Tener las mamas de Bad Gyal y Nora Ephron
El ritmo al que decida desarrollarse esta pequeña parte de tu cuerpo termina determinando la relación con tu físico, la forma de vestirte e, incluso, de vincularte con otras personas
PalmaMás allá de formar parte de mi particular Santísima Trinidad, no había otro común denominador que –a simple vista– me hiciera relacionar a Bad Gyal con Nora Ephron, hasta que coincidieron en mi espacio-tiempo la lectura deEnsalada mezclada (La Otra Editorial, 2025) –la serie de ensayos que la escritora realizó en los años 70 sobre la mujer y el feminismo– y el visionado de La Joya, el documental de Alba Farelo sobre su último disco. Las mamas, pensé de repente. Esto resulta ser lo que estas dos genias tienen en común. Unas mamas pequeñas, no hegemónicas, que han contribuido a su enorme sentido de la ironía, y que representan la enésima razón por la que reflejarme en ellas. No es que ninguna de las dos intente hacer ver que este tema no les importa. Al contrario: tanto una como otra convierten los senos y su tamaño en una cuestión tan trascendente que la acaban vaciando de significado. Es ahí donde se encuentra la subversión a la que aspiro en la vida.
Desde que tienes –o no tienes, cuando se supone que debes tener–, los senos se convierten en una herramienta para definirte como mujer dentro de la sociedad. El ritmo al que decida desarrollarse esta pequeña parte de tu cuerpo termina determinando la relación con tu físico, la forma de vestirte e incluso de vincularte con otras personas. Y todo porque siempre habrá alguien que te haga saber si has hecho demasiada vía o si ya vas tarde. A mí me tocó ser de las segundas. "Nadadora: nada miedo delante, nada miedo atrás. Ja ha" fue la broma más ingeniosa que se le ocurrió al chico de una amiga, un día, al salir de clase. Nadie le reanudó. No hubo malas caras. Sólo risas. Y voilán: nueva inseguridad desbloqueada.
En la transición a la vida adulta, las cosas cambian, pero no mucho. Cada una llega cargada con su propia decepción: tengo una más grande que la otra, me han caído, tengo los pezones como galletas María… Da igual el tamaño y la forma que tengan. Te miras con tu amiga y, casualmente, una siempre quisiera algo de lo que tiene la otra. Siempre es demasiado o demasiado poco. Así que, cuando se acerca la treintena, ya empiezas a sentirte estafada y descubres que la vía del humor es una buena alternativa. "0 tetas muchas metas" fue el pie de foto con el que Bad Gyal hizo mucho más por nosotros en el 2023 que cualquier sesión de terapia. En esta publicación de Instagram, ella acepta que las mamas son algo que medir y, después se jode de todo esto. Podría, simplemente, ignorarlo, pero eso no la haría tan icónica. A La Joya ocurre algo similar, en el momento en que la cantante se hace una prueba de vestuario y le dice a su estilista: "Me da miedo verme muy plana". "Eso es lo que es guapo de ti. Nos gusta que no tengas mamás", le contesta el estilista entre risas, justo antes de confesarle que ella, en cambio, quiere operarse la papada. "Si tú te levantas la papada, yo me pongo mamás", contraataca Alba Farelo, bromeando. Por cosas como estas, pienso que quizás Bad Gyal y Nora Ephron habrían sido buenas amigas.
En el artículo Algunas observaciones sobre los senos, Ephron demuestra con destreza que su madre tenía razón cuando le dijo lo de "Algún día esto será gracioso y escribirás al respecto". "Me sentaba en la bañera y me miraba los senos y sabía que cualquier día, en cualquier instante, empezarían a crecer como los del resto. Pero no crecían", recuerda sobre su adolescencia, cuando estaba convencida de que "nada más que los senos" la harían ser "una chica, una chica definida e indiscutible". A veces, cuando me siento ridícula y arrepentida de mi oversharing con alguna persona desconocida después de la tercera cerveza porque se me había acabado el tema de conversación, pienso que así fue como Ephron se hizo un nombre, y entonces todo me parece menos grave. aparato para desarrollar el busto".
- "Estuve cuatro años durmiendo boca arriba".
- "Les tiré agua fría cada noche porque una actriz francesa decía a Life que eso era lo que ella hizo para conseguir su perfecto busto".
Gracias, querida Nora. Es un consuelo saber que no fui la única que hizo bendituras como:
- Creer en las leyendas urbanas que decían que si comías muchas almendras o pollo, te crecer bikini con más push up de toda la tienda (con el que después absorbía el agua de media piscina).
- Juntar disimuladamente los codos cuando nadie me miraba para intentar aparentar más volumen.
La escritora cierra su artículo diciendo: "Si los hubiera tenido, habría sido una persona completamente distinta. Lo creo sinceramente". Bad Gyal tampoco habría sido la misma. Y yo, tal vez, tampoco. Tanta suerte.u