Las diez joyas de 'Paysage Miró' según sus comisarios
Los responsables de la exposición destacan una decena de obras imprescindibles
PalmaQue muchas de las obras de Joan Miró sean tan fácilmente identificables para la mayoría de la gente podría llevar a pensar que hay pocas cosas nuevas, pocas facetas del artista que, hoy en día, más de 40 años después de su muerte, puedan resultar aún sorprendentes. Desde esta semana, sin embargo, la ambiciosa exposición Paysage Miró, con más de un centenar de obras distribuidas en cuatro sedes en Palma, demuestra justamente lo contrario: que es posible redescubrir, una y otra vez, la trayectoria artística –y humana– de uno de los grandes artistas del siglo XX desde múltiples perspectivas.
Planteada como un gran proyecto expositivo dividido en cuatro espacios diferentes, Paysage Miró, la mayor exposición dedicada al artista en décadas, se estructura en diferentes ejes conectados por un hilo argumental, si bien cada uno de ellos funciona de forma independiente. Hasta el próximo enero, en la Fundació Miró Mallorca se puede ver La Guspira Mágica, una muestra que tresca entre los objetos y materiales que sirvieron de inspiración para Miró, así como entre la constelación de artistas que le rodearon. En el casal Solleric, en cambio, se exponen tanto cuadros como esculturas, principalmente de los 60 y los 70, en la búsqueda de los múltiples vínculos entre ambas disciplinas: la pintura entendida como color y la escultura vista como sombra, en una exposición que lleva por título El color y su sombra.
Las sombras continúan en la Lonja, espacio ocupado por La fuerza inicial. La propuesta está conformada por diez impresionantes esculturas con pátina negra –diez seres fantasmagóricos– que invitan a ser vistas desde todos los puntos posibles. Por último, en Es Baluard se encuentra Colorear entre las cosas, una invitación a redescubrir la infinita rebeldía de Miró, que se manifiesta tanto en la capacidad de dotar de identidad a una mancha de pintura como en la voluntad de ir más allá de los límites de los cuadros. Tanto la muestra de Es Baluard como la del casal Solleric estarán abiertas hasta el 9 de noviembre, mientras que la de La Llotja se podrá ver hasta febrero.
De entre el centenar de obras que se podrán contemplar en los próximos meses en Palma –muchas provienen del museo Reina Sofía y nunca se habían visto en Palma–, los comisarios del proyecto –Fernando Gómez de la Cuesta, David Barro, Carmen Fernández Aparicio y Antonia Maria Perelló– se han respondido esenciales, las que sirven para hacer un espipado de Paysage Miró y su trascendencia.
1. 'Femme, oiseau, estrella'
(Homenaje a Pablo Picasso. 1966 - 1973)
En la Fundación Miró Mallorca
"Es una pintura clave del período tardío de Joan Miró en Mallorca", relata Antònia Maria Perelló, directora de la Fundación Miró Mallorca, quien "dio por terminada el día de la muerte de Picasso, el 8 de abril de 1973, y que, como vemos por el título, le dedicó". "Miró había conocido a Picasso en París en 1920 y desde entonces mantuvieron una admiración mutua y una amistad que se consolidó con el tiempo", dice. Perelló también destaca la importancia de los símbolos –la mujer como referencia a la tierra, el pájaro a la libertad y la estrella que representa el cosmos, lo poético y espiritual.
2. 'Paysage'
1974. En la Fundación Miró Mallorca
El concepto de paisaje que da título al proyecto expositivo está presente en todas las muestras que lo conforman, sea de forma más abstracta, como en la Lonja, o de forma más concreta, en cuadros como éste que destaca Antònia Maria Perelló. "Pertenece a un momento en que Miró iba simplificando sus composiciones, en contraste, por ejemplo, con las complejas y abigarradas Constelaciones de 1939 a 1941", expone la experta. "El eco de Oriente que creo encontrar en esta tela, por su austeridad, por ese horizonte bajo, me lleva, incluso, a querer ver a un solo saliente", comenta Perelló.
3. 'Personnage pour
Alexander Calder. 1947
En la Fundación Miró Mallorca
No sólo se pueden ver obras de Joan Miró en Paysage Miró, sino que también se exponen –concretamente en la Fundació Miró Mallorca–, elementos que sirven para explicar su imaginario, sean propios o ajenos. En este caso, el coordinador de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Palma, Fernando Gómez de la Cuesta, destaca el personaje móvil que Alexander Calder regaló al artista. "Un objeto no muy grande que sintetiza este mundo maravilloso de personajes imposibles, donde lo usual, lo cotidiano y lo mágico dan forma a la mirada, a la belleza y al arte", expone el director del casal Solleric.
4. 'Oiseau Lunaire'
1966. En la Lonja
Uno de los grandes retos técnicos de Paysage Miró ha sido el traslado de esta impresionante pieza, que normalmente funciona como epicentro del jardín Sabatini, en el museo Reina Sofía de Madrid, hasta la Lonja, donde comparte escenario con otros seres fantasmagóricos en un entorno que, sorprendentemente, parece resultarles orgánico. "Es una obra paradigmática, de las más evocadoras y monumentales que hizo Miró en escultura", resume David Barro, director de Es Baluard. "A pesar de su envergadura destaca por la suavidad de sus formas. No es ni humana ni animal, es una invención híbrida y al mismo tiempo poética", añade.
5. 'Paysage de Mont-Roig'
1916. En Es Baluard
"Creo que Miró lleva a un territorio inédito la idea de pintar el color", comienza David Barro. "Es cierto que en estos paisajes iniciales no encontramos el Miró más fácil de reconocer, pero ya se puede observar una ruptura con el espacio pictórico convencional, con esa intención de dejar de pintar las cosas para pintar entre las cosas, de forma no representativa", explica. Se trata del cuadro más antiguo de Miró que puede verse en el proyecto expositivo, que, según el director de Es Baluard, nos permite "acercarnos al momento en que empezaba a descubrir su propio lenguaje, más allá de la pintura".
6. 'Paysage'
1976. En Es Baluard
"Dentro Es Baluard encontramos el Miró más salvaje, aquél que decidió 'asesinar la pintura' pintando, forzando sus límites, quemando sus lienzos, desgajando las telas. Una pintura en la que la forma, el color y la idea se emplean sin concesiones por todo el mundo, conserva completamente," Gómez de la Cuesta, que destaca "el gesto mínimo, la simbología compleja y demoledora del punto, de la línea, de la estrella, del color y de la mancha azul que da forma a los sueños" de este cuadro en el que la firma de Miró se convierte en un elemento más.
7. 'Peinture I, II y III'
1973. En Es Baluard y la Fundació Miró
La tríada que conforman estas tres pinturas, dos de las cuales se exponen en Es Baluard y la tercera en la Fundació Miró Mallorca, tiene como protagonista una mancha azul. "El antecedente es la pequeña pintura-poema de 1925 en la que una mancha azul va acompañada de la frase 'este es el color de mis sueños', en francés. No hay formalismos plásticos, es a través de la palabra y la mancha que Miró une poesía y pintura", señala la directora de la Fundación Miró Mallorca, mientras que la directora de la Fundación Miró Mallorca, "una plataforma de posibilidades para trabajar desde la incertidumbre".
8. 'Femmes VI'
1969. En el casal Solleric
Dice Carmen Fernández Aparicio, jefe de conservación de esculturas en el Reina Sofía, que escoger entre las obras de la colección del museo que se pueden ver en Paysage Miró es "una tarea difícil", si bien elige tres vinculadas a la representación de la mujer en Miró, "un tema central de su obra con una visión positiva y enriquecedora". Entre ellas, destaca "la calidad desbordante del arte de Miró" que se puede observar en Mujeres VI, una pintura que define como "llena de vitalidad y belleza, donde se refleja el pensamiento del artista sobre la mujer, siempre conectada con la poesía y la naturaleza".
9. 'Femme aux beaux seins'
1969. En el casal Solleric
"Esta delicada y sutil escultura está hecha a raíz de vaciar un utensilio de barbacoa, el eje central de la figura sobre el que el resto de formas se convierten en metáforas de lo cósmico y terrenal", propone Carmen Fernández Aparicio, para quien esta pieza "tiene un aspecto de ligereza que contrasta con otras obras de otra elementos del paisaje cósmico". Para la jefa de conservación de esculturas del museo Reina Sofía, "la alusión al círculo solar se transmuta en una cabeza y se convierte, a su vez, en referencia a la forma de pecho, símbolo materno y sexual", dice.
10. 'Personnage et oiseau'
1968. En el casal Solleric
La escultura escogida por Fernando Gómez de la Cuesta es una de las piezas en bronce que pueden verse en el Solleric, y que contrastan con las de la Lonja a pesar de estar directamente conectadas. "La habilidad genial de Joan Miró para dar sentido a sus personajes, a sus mujeres, a sus pájaros, conecta con su increíble capacidad para convertir objetos que pertenezcan a nuestra cultura ancestral en tótems mágicos que nacen desde la tierra, entendida como origen, como nación, y se proyectan hacia el cielo, allí donde las Solleric.u