Soleá Morente: "Me considero lectora antes que compositora y cantante"
Cantante


PalmaSoleá Morente, hija del cantaor Enrique Morente y la bailaora Aurora Carbonell, esparcirá la sangre flamenca que lleva a las venas por todos los rincones del Santuario de Consolación de San Juan. La cantante actuará durante la gran noche del festival La Luna en Verso, día 9 de agosto, con un concierto doble que también contará con el artista Niño de Elche. Soleá llegará a Mallorca con un repertorio diverso: interpretará canciones de Mar en calma, de Lo que te falta y otros discos, además de alguna pieza del nuevo álbum SIRIO B, que saldrá en septiembre. Le acompañarán dos guitarras: la de Rubén Campos, guitarrista flamenco granadino, y Gonzalo Navarro, guitarrista eléctrico de Huelva. "Será una noche para desnudar el alma, en formato acústico, con emociones muy distintas a las que aparecen cuando hacemos conciertos con banda", apunta la cantante.
Cómo es cantar canciones de Mar tranquilo, ¿seguramente uno de los álbumes más importantes para usted?
— Es muy satisfactorio. Ciertamente, es un álbum muy especial en mi trayectoria. Sale algo de la vía indie-pop y conecta con una etapa maravillosa de mi vida: cuando terminé la universidad, y empecé a trabajar en este disco con mi padre, Enrique Morente. Este álbum recoge el momento posterior a su partida, e incluye canciones como Palabras para Julia, inspirada en la de Paco Ibáñez, del poema de José Agustín Goytisolo, que siempre cantábamos. Hay una emoción en las canciones de este disco que me mueve mucho y que me gusta oír, que considero mágica. De hecho, son piezas que requieren una disposición mía diferente en el directo, puesto que el alma y la voz cambian según el contexto emocional y vital de cada disco. Me gusta contemplar diferentes puntos de vista y reflejarlos en mi forma de cantar, y en estas canciones se ve.
Mencione Goytisolo, y justo en el disco Mar en calma hay una canción que se llama Poemas. ¿Qué relación tiene con la poesía y la literatura?
— Para mí tienen un valor intrínseco y forman parte de quienes somos. Somos filóloga hispánica y he crecido con lecturas que me han configurado y determinado como mujer. En la literatura encuentro refugio, busco respuestas, y después, con la música, puedo explicar cómo me han ayudado. Me considero lectora antes que compositora y cantante. Ahora leo Nubosidad variable, de Carmen Martín Gaite, con el subrayador en la mano. Sé que esta lectura me llevará a algún sitio. Valore mucho el amor a primera vista de un poema o verso que me golpea y que quiero quedarme para siempre, como una manera de inmortalizarlo.
Qué puede decirnos del nuevo disco SIRIO B?
— SIRIO B es el nombre de una estrella con luz propia y misteriosa. Es un disco que ha seguido su propio ritmo y su naturaleza. Ha sido mágico trabajar con Guille Milkyway (La Casa Azul), con el que he aprendido muchísimo. Para mí, ha sido como realizar un máster de lujo: tiene un talento infinito. El disco es un híbrido entre La Casa Azul y Casa Morente. Tengo un recuerdo muy nítido de cuando era más joven y escuchar la canción Yo también, esa rumba me cautivó un día mientras viajaba. Me enamoré de ese sonido y pensé: "Me encantaría hacer algo así". Así que le ha salido esto: el disco combina rumba catalana con electrónica, referencias a Los Amaya y la dinámica vibrante de la música de Guille.
Ha hecho un buen tándem.
— Así es. Y una de las características especiales de SIRIO B es el aporte poético de las letras. Yo ponía las imágenes del cielo y las nubes, y Guille las aterrizaba. Por ejemplo, Mi cuidado se inspira en una obra de Shakespeare, y Guille escribió su estrofa. Hay muchas sorpresas en el disco. En este proceso he aprendido una nueva forma de construir canciones y de entender la producción. Guille es detallista, brillante, generoso y ha sabido respetar mi propia voz.
Después de más de una década de carrera… ¿cómo os veis?
— Estoy en un momento de madurez, pero también con mucha ilusión por seguir aprendiendo y descubriendo. Miro la vida con entusiasmo, pero desde la tranquilidad. Tengo respeto en lugar de miedo, y actúa desde la conciencia y la esperanza.
El disco Aurora y Enrique es un homenaje a sus padres. ¿Qué relación emocional tiene con ese disco?
— Es un disco profundamente emotivo. Fue una forma de conectar con mi memoria, de homenajearlos a ellos y de dar forma artística a un vínculo que pervive. Tiene una carga simbólica y afectiva que todavía me conmueve.
¿Considera que sois una artista que dialoga con el flamenco tradicional desde un lugar libre?
— El flamenco me lo ha dado todo. Vendo de una casa en la que el flamenco es el oficio y va conmigo. Lo cultiv todos los días con pasión y gratitud. Aunque he tomado cierta distancia para encontrar mi mensaje y mi sonido, siempre pico del flamenco de forma natural. La literatura flamenca me acompaña, y el canto forma parte de mi forma de entender el mundo. Cuando tengo que enfrentarme a situaciones difíciles, escuchar a mi padre cantar me ilumina como un faro. Me encantaría que mi vida fuera como la voz de Enrique Morente.