La ciudad que se esconde detrás de las fachadas: vuelve Open House Palma
La quinta edición de este festival de arquitectura transcurre entre el 10 y el 16 de noviembre
PalmaEl paisaje urbano de cada uno está formado por un gran número de edificios que, en el imaginario colectivo, son poco más que una fachada: pasamos por delante cada día ya menudo no sabemos casi nada de ellos. Ni quién los hizo, ni qué decisiones se han tomado, ni qué historias se esconden. Por quinto año consecutivo, el festival Open House, que tiene lugar entre el 10 y el 16 de noviembre en Palma, invita a llenar todos estos vacíos. Lo hace con unos sesenta paros que incluyen edificios históricos y otros modernos, así como espacios públicos y privados, que permiten recorrer el pasado y el presente de Ciudad, así como imaginar su futuro, con el simple gesto de atravesar puertas que tenemos a nuestro alrededor. Aquí tiene cuatro de los edificios que forman parte de la presente edición.
Casa Este y Casa Oeste
Son Vida, calle de la Almadra, 1. Arquitecta: Ester Morro
No es una vivienda, son dos. Y, como una pareja de gemelos, tienen muchas cosas en común. Se podría decir incluso que, en esencia, son iguales, pero cada uno con su personalidad. Con los muros de piedra y la piel de persianas correderas como nexo de unión, además de una subrayada limpieza en los volúmenes, cada vivienda encuentra la propia forma de relacionarse con la luz y con el entorno natural. Éste último, de hecho, forma parte del planteamiento arquitectónico de los edificios, que se encuentran parcialmente enterrados en el solar, lo que, además, permite mantener la discreción que define estas viviendas sin tener que sacrificar sus vistas.
Villa Bonet
El Terreno, Francesc Rosselló, 1. Arquitecto: Carlos Garau
Como un ejemplo de modernidad en un entorno de formas tradicionales: así subía Villa Bonet al barrio del Terreno cuando fue construida, en 1932. Obra del arquitecto Carles Garau i Tornabells, hijo del ingeniero Pere Garau y responsable del diseño de la antigua Clínica Rotger, entre otras, es el único ejemplo de arquitectura de intenciones. Además, durante la década de los 80 el edificio se convirtió en la sede del bar Casablanca, regentado por Alfredo y Toni Bonet, junto a José María Forteza, y rápidamente se convirtió en un punto de encuentro de la escena cultural y la juventud de la época.
Hermanitas pobres
Calle General Riera, 17. Arquitecto: Gaspar Bennàssar
¿Quién no ha reparado nunca en la imponente fachada, rellena de persianas rojas coronadas cada una con un arco, que divide en dos una de las principales vías urbanas de Palma, la calle General Riera? La residencia de las Hermanitas de los Pobres es una de las numerosas contribuciones con las que el arquitecto Gaspar Bennàssar i Moner definió la fisonomía de la ciudad entre finales del siglo XIX y principios del XX. Con una fachada de estilo ecléctico neohistórico, la construcción está ubicada en una parcela de más de 14.700 metros cuadrados, con amplios jardines y huertos, convertido ahora en un centro sociosanitario público, tras la adquisición del complejo, hace poco más de un año, por parte del Consell de Mallorca.
Edificio Emili Darder
Calle de Jesús, 38A. Arquitectos: Javier Bonet, Boris Pena y Antoni Pericas
Cualquier color puede destacarse en un entorno urbano, más aún si se juntan un puñado en toda una fachada que aparece atravesada por líneas amarillas, verdes, rosas, naranjas y azules. Sin embargo, la malla metálica que recubre el exterior del edificio administrativo de la Consejería de Salud, situado sobre el parque de la Riera, hace que el impacto de las coloridas vidrieras reverbere sin estridencias. La rotundidad de la fachada contrasta con la serenidad del interior, distribuido en torno a un gran patio iluminado de más de doce metros de altura, que sirve de distribuidor de los diferentes puestos de trabajo que acoge este edificio, pensado para ser tan amable y luminoso como funcional y eficiente.