Driss El Yazami: "Si Vox gobernase, también intentaría atraer mano de obra migrante"

Presidente del Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero

PalmaEl presidente del Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero, Driss El Yazami (Fez, 1952), conoce bien el precio de ser un activista por los derechos humanos después de pasar por la cárcel y el exilio en Francia durante el reinado de Hassan II. En la actualidad, el peso institucional de su cargo no le ha alejado de la realidad de su país, como demuestra su reivindicación de aplicar cambios que le hagan más democrático. Yazami visitó Mallorca para presentar un estudio sobre la escolarización y el abandono de los estudiantes marroquíes.

¿Cuál es la situación de la inmigración marroquí en España?

— Los inmigrantes juegan un papel importante en el ámbito de la aportación económica, tanto en España como en Marruecos. También hacen de enlace social y cultural entre ambos países, sobre todo la segunda generación. En el ámbito de la literatura, hay escritores de segunda generación en catalán como Najat El Hachmi, Laila Karrouch y Youssef El Maimouni. En la ciencia, cada vez hay más investigadores en las universidades. Además de la inmigración, España es el primer destino turístico de los marroquíes y ha sido su principal socio económico. De modo que debemos reflexionar sobre el papel que corresponde a la inmigración marroquí en España en todo este conglomerado de intereses económicos, culturales, turísticos y sociales. Está claro que existen puntos de complejidad y conflicto. No todo es bueno ni hermoso. En estos procesos ha habido momentos como la colonización, la guerra del Rif, la presencia marroquí en la Guerra Civil española y, ahora mismo, está el problema de los menores no acompañados. Son situaciones que añaden elementos de distorsión a las relaciones, que tienen reflejo en el subconsciente de las sociedades e influyen en las actitudes de las personas. La cuestión no es la movilidad sino las condiciones de atención de esa movilidad, como la necesidad de igualdad y la justicia. No sólo entre el Norte y el Sur globales, también dentro del Sur: de cada cinco personas que se mueven en África, cuatro lo hacen entre países africanos. No hay ninguna invasión en el Norte, se lo inventan porque buscan esa percepción.

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¿Qué piensa que los partidos políticos busquen el voto a través de la islamofobia y de la discordia con los migrantes? Existe la idea de que los menores que llegan son delincuentes.

— Existe una tendencia internacional a instrumentalizar el hecho migratorio. Los partidos políticos, los responsables institucionales y los medios de comunicación deben utilizar el sentido común a la hora de tratar este tema. El 4% de la población mundial es migrante: se trata de un fenómeno minoritario. Y, hasta ese momento de la historia, el continente de donde ha salido más migración hacia otros destinos es Europa, empezando por Cristóbal Colón [ríe]. Los migrantes europeos han tenido prácticamente los mismos problemas de integración que ahora los marroquíes, siendo España uno de los países que más ha participado de los procesos migratorios de Europa hacia otros destinos. El fenómeno de los menores no acompañados no es nuevo, tiene décadas. Los menores se han dado cuenta de que el mundo tiene la capacidad de moverse. Tienen acceso a la tecnología y ven otras cosas, como los futbolistas y los artistas. Piensan que ellos también pueden hacer estas cosas. No admiten que no puedan moverse, y lo intentan. En Senegal hay una expresión: Barça o Barzaj [en idioma wólof], que significa 'Barça o muerte'.

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Los menores son protagonistas del rifirrafe político en España.

— Es necesario utilizar la inteligencia y reflexionar. Muchos partidos que recurren a la demagogia y la simplificación están en contra de los intereses del país de acogida. Hay una demanda de mano de obra, y hay menores por el camino de convertirse en adultos en edad de trabajar. En lugar de ir por la vía positiva de integrar a estos jóvenes y beneficiar a toda la sociedad, se mueven por intereses oscuros y demagógicos y utilizan a los menores para ganar votos. Hay derecho internacional sobre menores migrantes al que han apoyado los países desarrollados. Son personas que tienen derechos que no pueden elegirse en función de quien gobierna en cada momento.

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¿Hasta qué punto le preocupa el auge de la extrema derecha?

— Existe una contradicción entre los partidos políticos que utilizan la inmigración para su estrategia y los programas de los países para atraer mano de obra migrante. Si Vox gobernase, también lo haría. En Italia, Meloni da un discurso racista y contra la inmigración, pero a la vez firma acuerdos bilaterales con países para llevar trabajadores. Al mismo tiempo, existen movimientos que van incluso más allá de la ultraderecha. Ya se puede ver en Reino Unido. La utilización de la identidad para confrontar puede provocar graves conflictos sociales.

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Deje que los jóvenes también migran porque buscan un sueño. La generación Z se ha manifestado en Marruecos y otros países para exigir cambios. ¿Qué debería hacerse para mejorar la situación?

— Los jóvenes de Marruecos están instruidos y conectados y son urbanos. Son tres factores que hacen que cuestionen el poder del patriarcado histórico. Es un proceso en todo el norte de África y quieren los cambios ya. El movimiento de protesta ha sido pacífico, salvo algunas excepciones a ciudades periféricas, y las reivindicaciones se han centrado en la aplicación de la constitución. Esto demuestra que son personas que aspiran al desarrollo político y económico de su país y que están apegadas a la buena política. Formé parte de la comisión que elaboró ​​la nueva Constitución de Marruecos de 2011 y todo esto se debatió. También el hecho de que los jóvenes no creen ya en los mecanismos tradicionales de participación política, como los partidos. Divisan otras formas de implicarse. Por este motivo se introdujeron en la nueva constitución otros factores, como la participación de los jóvenes y la igualdad de la mujer, que deben tener protagonismo más allá de los partidos y los sindicatos. Hace más de seis años que se aprobaron los consejos de la juventud y la participación asociativa, pero no les han dado espacio para que se pongan en marcha. La nueva constitución también contempla las iniciativas legislativas populares, pero han impuesto unas condiciones que las hacen inviables. Cuando cierras espacios de expresión y comunicación, es legítimo que la gente salga a la calle. En cuanto a los temas que han provocado la movilización, que son la sanidad y la enseñanza pública, existe un consenso generalizado que hay que arreglarlos, a pesar de los impedimentos que se están encontrando. Con las movilizaciones ha habido detenciones y procesos judiciales con condenas duras que tendrán que reconsiderarse. Hay que dar soluciones lo antes posible, pero no para los jóvenes sino con los jóvenes.