El sueño cumplido del militar antifascista de Inca
El 3 de diciembre de 1936 Pau Ferrer Madariaga fue uno de los oficiales fusilados en Melilla por no haber secundado el golpe de estado en julio. El día antes escribió una carta a su mujer en la que pedía la reparación de su memoria una vez se restituyera la democracia. 89 años después, el gobierno español acaba de declarar nulo el consejo de guerra que le condenó a muerte
PalmaLas primeras víctimas del golpe de estado de julio de 1936 no fueron civiles, sino militares que se negaron a apoyar a sus compañeros rebeldes. Entre ellos se encontraban dos mallorquines, Pau Ferrer Madariaga y Josep Rotger Canals. De lo único de quien se tiene información es de lo primero. Nacido en Inca en 1896, a 16 años Ferrer ingresó en la Academia de Armas de Salamanca y en 1916 fue destinado a Melilla, que desde 1912 formaba parte del protectorado español de Marruecos.
En 1936 el inquer era comandante del Batallón de Cazadores de Ceuta. Siguió con atención el nuevo rumbo que en febrero emprendió la Segunda República con la victoria del Frente Popular. En Madrid, el ambiente empezó a calentarse el 13 de julio con el asesinato del diputado monárquico José Calvo Sotelo. Antiguo ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), Calvo Sotelo era uno de los líderes de la derecha más combativos con el nuevo gobierno de Manuel Azaña. Fue abatido en venganza por la muerte un día antes del teniente José del Castillo, conocido socialista, a manos de unos pistoleros de extrema derecha. Cuatro días después estalló todo.
Sin miramientos
Desde Pamplona, Emilio Mola actuaría de 'director' de la conspiración militar. Sus principales colaboradores serían Gonzalo Queipo de Llano, destinado a Sevilla, José Sanjurgo, entonces exiliado en Portugal, y Francisco Franco, que era el comandante general de Canarias –antes lo había sido de Baleares. En un primer momento, el futuro Caudillo había mostrado una actitud ambigua con los conjurados, lo que le valió el apodo de Paca la culona. Pero finalmente se sumó a la revuelta.
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Severa Pons Ferrer rinde homenaje a su padrino joven, Pere Ferrer Madariaga, el día del acto institucional de reparación de su memoria.Arxiu de l'Ajuntament d'Inca
El 18 de julio se fijó como el Día del alzamiento nacional. Sin embargo, los hechos se precipitaron la madrugada del 17 en Melilla. Entonces Franco estaba en Las Palmas para asistir al entierro de un oficial. Al día siguiente ya volaba hasta Tetuán en el avión Dragon Rapide, que una semana antes el financiero mallorquín Joan March había hecho llevar desde Gran Bretaña. En Melilla, el general, de 43 años, se puso al frente del ejército sublevado, que después, con la ayuda de la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini, atravesaría el estrecho de Gibraltar. La noche del 18 de julio, abrumado por ese ruido de sables, Santiago Casares Quiroga, presidente del Consejo de Ministros, presentaba su dimisión a Azaña. Fue sustituido por José Giral después de la efímera presidencia (un día) de Diego Martínez Barrio. Duraría hasta septiembre, cuando cedió el poder a Francisco Largo Caballero.
No hubo miramientos con los soldados que se negaron a secundar la insurrección. Se desconoce el número exacto de asesinatos. Los que sí están documentados son los de Pau Ferrer Madariaga y Josep Rotger Canals. Ambos fueron detenidos enseguida y sometidos a un consejo de guerra por separado. Cuatro meses después, el 3 de diciembre, fueron fusilados y enterrados en Melilla.
El acicate de la carta
Ferrer Madariaga, de 40 años, dejó una viuda, natural de Valencia e hija de un general. En noviembre de 1999, al cabo de seis décadas, su figura salió del olvido gracias a un artículo que el periodista Joan Riera publicó en el diario Última Hora. Quien lo leyó atentamente fue Margalida Rosselló Pons, recién estrenada como primera consejera verde de Baleares con el Pacto de Progreso de Francesc Antich. De repente ató cabezas. "Mi madre –asegura– nombre Severa Pons Ferrer. Cuando éramos pequeños, a mis hermanos ya mí nos hablaba de un padrino joven que había sido fusilado en África durante la Guerra Civil. Ella recordaba una carta que en los años 40, siendo una adolescente, le leyó a su tía viuda. Le había enviado a su marido". El escrito contenía un ruego: "Pedía que, el día en que España recuperara la democracia, se le rindieran los honores militares correspondientes por haber muerto en cumplimiento de su deber de defender al gobierno legítimo y democrático de la República. La tía insistió a mi madre en que se preocupara de hacer realidad aquella petición en caso de que ella no pudiera.
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Al morir la viuda, la ahijada telefoneó a una de sus primas hermanas para preguntarle por la famosa carta. Se llevó una buena sorpresa. "Le dijo que ya no la tenían y que los muertos estaban bien donde estaban". En 2006 Rosellón y sus hermanos se propusieron ayudar a la madre. "Solicitamos al Ministerio de Defensa los papeles de la causa de Ferrer Madariaga. Yo misma tuve que desplazarme hasta Sevilla para consultar la sentencia del consejo de guerra". Mientras, en 2007 el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero aprobaba la primera Ley estatal de memoria histórica. En 2011 la norma se quedó sin presupuesto con el nuevo ejecutivo popular de Mariano Rajoy. Aquella dejadez fue criticada en 2014 por Pablo de Greiff, relator especial de Naciones Unidas. Lo explica la jurista Catalina Moragues. "De Greiff se entrevistó en Madrid con el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quien se defendió diciendo que la reconciliación exigía el olvido".
Ante la falta de interés del gobierno estatal, las comunidades autónomas de signo progresista empezaron a diseñar su propio marco legal memorialístico. En 2016 el gobierno de Francina Armengol aprobó la Ley balear de fosas, que en 2018 se completó con una específica de memoria histórica. Entonces Moragues animó a Rosselló, su amiga, a contactar con la Dirección General de Memoria Histórica para que Ferrer Madariaga tuviera el reconocimiento de víctima del franquismo. En febrero del 2025 ya se le dedicaba una piedra de la memoria (Stolpersteine) a la entrada del cuartel General Luque de Inca. Hace unas semanas la familia de Rosselló ha visto cumplida la última voluntad de su pariente. "89 años después, hemos conseguido que el gobierno español haya reconocido la ilegalidad del consejo de guerra que le condenó a muerte. El pasado 3 de diciembre hicimos en Inca el acto institucional de reparación. Fue muy emotivo que asistiera nuestra madre, que hoy tiene 97 años. Ella ha sido el alma de todo este largo proceso".
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Militares antifranquistas
Presenciando ese acto también estaba Manuel Pardo de Donlebún Montesino, un oficial retirado de 72 años, oriundo de Cádiz. Desde 2019 preside la Asociación por la Memoria Militar Democrática (AMMD). La entidad se creó en medio de un fuerte clima de tensión. "En julio de 2018 –afirma– el socialista Pedro Sánchez llegó a la Moncloa gracias a una moción de censura. Uno de sus anuncios estrella fue la exhumación de Franco del conocido Valle de los Caídos [rebatiado en 2022 como el Valle de Cuelgamuros]. Entonces un grupo de 181 Declaración de Respeto y Desagravio en el General Francisco Franco Bahamonde, soldado de España. Cerca de mil militares se adhirieron a la iniciativa. Enseguida yo y otros compañeros le hicimos la réplica con la publicación del Manifiesto en contra del franquismo en las Fuerzas Armadas. Teníamos claro que no se podía tener ningún respeto por un soldado que se había rebelado contra el gobierno legítimo de la República y que había instaurado una dictadura opresiva durante casi 40 años". dignidad de los soldados que murieron en defensa de la República. Entre sus miembros hay oficiales de la antigua Unión Militar Democrática (UMD), que se creó en agosto de 1974 para promover la democratización del ejército ante la muerte inminente de Franco. en el desierto: "Sólo somos una treintena de socios. Sentimos impotencia y frustración al ver la falta de respeto por las ideas ajenas que todavía existen en nuestro estamento".
Pese a las presiones, el 24 de febrero de 2019 Franco fue sacado del Valle de los Caídos. Los militares incrementaron aún más sus críticas hacia un gobierno que calificaron de "socialcomunista con el apoyo de filoetarras e independentistas". En 2020 en un grupo de WhatsApp de altos mandos retirados del Ejército del Aire se pidió la "purga de los rojos" y se hablaba de "aniquilar a 26 millones" de españoles. "Por estas manifestaciones antidemocráticas -lamenta el presidente de la AMMD- no se abrió ningún proceso judicial ni disciplinario".
Pardo considera que hoy España es víctima de una mala Transición. "Franco murió en la cama, no como Hitler, que fue derrotado. Entonces los aparatos del Estado llegaron a la conclusión de que, ya que era imposible sostener el franquismo como forma de gobierno, lo mantendrían con una monarquía parlamentaria, adaptada a los estándares europeos. era preservar la unidad de la patria. En ningún momento se preguntó a los españoles si querían una República”.
Hijo de una feminista pionera
La madre de Pau Ferrer Madariaga era la pedagoga Severa Madariaga Basterrechea. Nacida en 1871 en la ciudad vasca de Guernica, se formó como maestra en Logroño. A Inca llegó por su marido, Pere Ferrer Alzina, teniente coronel de Infantería, que a principios del siglo XX también sería alcalde liberal de la capital del Raiguer. El matrimonio tendría 7 hijos. Madariaga formó parte de la primera generación de mujeres de finales del siglo XIX que se implicó mucho en la reforma de la sociedad a través de la educación. En Inca abrió una academia para muñecas que ofrecía tanto estudios elementales como superiores. "Por sus aulas –afirma el cronista oficial del municipio Miquel Pieras– pasaron sobre todo hijas de la pequeña burguesía local, pero también jóvenes de familias con pocos recursos económicos que consiguieron una beca".
La pedagoga vasca fue una colaboradora habitual de la prensa y ostentó diferentes cargos como la presidencia de la Cruz Roja. Era muy solicitada para cualquier evento cultural y benéfico. "Fue –recalca Pieras– la primera mujer en manifestar públicamente ideas feministas en Inca. Entonces el feminismo era una ideología aún incipiente y no era del todo rupturista. En este sentido tiene un escrito suficientemente revelador que dice: 'Educamos a la mujer, pero no la hagamos doctora, ya que así borraremos su encantadora personalidad'".
Pieras ha tirado de hemeroteca para analizar algunas conferencias que impartió Madariaga. "En 1894, en el centro militar de Palma, denunciaba que los hombres trataran a todas las mujeres como frívolas, volubles y poco profundas en su pensamiento. En su opinión, esta situación provenía de una falta clara de educación escolar". En 1900 tuvo lugar en Inca otra charla bastante vehemente. "En aquella ocasión se dirigió directamente a las mujeres presentes y les animó a que despertaran, a que se interesaran por una nueva visión de la vida y que, en vez de ambicionar una reputación distinguida, trabajasen para lograr una ilustración adecuada".
La exconsejera verde Margalida Rosselló Pons se siente orgullosa de ser renita de esta pionera del feminismo, que murió en 1946, a 75 años. "Dejó huella en Inca. Durante la Transición exalumnos suyos pidieron que le hicieran un homenaje, que no llegó hasta 2009, cuando la declararon Hija Adoptiva del municipio. Es la única que ostenta este título honorífico. También tiene una calle dedicada. República. Ella tuvo que sufrir en silencio la muerte del hijo. Es lamentable que ahora el gobierno del PP, en connivencia con Vox, quiera derogar la Ley balear de memoria histórica”.