Los acuíferos de Palma, en el límite: el alcalde se ve obligado a comprar más agua desalada al Gobierno
El acuerdo presentado hoy por el Gobierno compromete a Emaya a la adquisición de más de 12 hectómetros cúbicos en Abaqua para proteger los acuíferos
PalmaEl Govern y el Ayuntamiento de Palma han presentado este lunes un acuerdo que algunos especialistas consideran histórico: Cort comprará hasta 12,9 hectómetros cúbicos provenientes de la desaladora. Con este acuerdo se pone fin a una tensa relación entre el Ayuntamiento de Palma y el Govern en materia de agua, ya que Jaime Martínez, que no ha hecho ninguna declaración al finalizar el acto, y ha dejado el protagonismo a la presidenta del Govern, Marga Prohens, no quería comprar agua desalada. El motivo de esta reticencia es que la producción de agua desalada corre a cargo del Gobierno mediante Abaqua y, por tanto, comprarla significa pagarla y consecuentemente tener que pagar su factura. Prohens ha logrado poner fin a la guerra por el agua de Palma, y Emaya comprará más producción de la desaladora.
Según algunos cálculos realizados por técnicos consultados por el ARA Baleares, este acuerdo puede suponer que Palma acabe comprando hasta un 30% más de agua desalada de lo que hacía hasta ahora, lo que supondrá una reducción importante de la presión sobre los acuíferos.
Como el alcalde de Palma se había comprometido a no incrementar la tarifa del agua a los vecinos, la empresa pública responsable del suministro, Emaya, se mostraba reacia a adquirir agua desalada, y lo que se hacía en los últimos años era "abastecerse de los acuíferos", en palabras de un técnico de la Administración. Este hecho estaba poniendo en riesgo el agua del subsuelo, ya que en los últimos ejercicios se acumula un largo período de sequía y un incremento del consumo. Emaya había iniciado incluso un estudio para realizar su propia desaladora y evitar tener que comprar agua al Gobierno. "Habrían tardado seis años y no quedaría ni una gota en los acuíferos", explica la misma fuente conocedora de la situación.
El convenio estaba caducado hacía nueve años
Ahora, con este acuerdo, suscrito por el consejero del Mar y del Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, y por el presidente de Emaya, Llorenç Bauzá, se garantiza el suministro de hasta 12,9 hectómetros cúbicos de agua desalada anuales durante los próximos cuatro años, procedente del sistema de desalación gestionado por Abaqua.
En rueda de prensa posterior a la firma del convenio, el consejero del Mar y del Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, junto al presidente de Emaya, Llorenç Bauzà, ha explicado que la renovación de este convenio es "especialmente importante porque el anterior estaba caducado desde ya hacía algunos años, concretamente en Palma".
"Emaya ya está conectada a la red en alta. Lo que faltaba era formalizar este convenio", ha dicho Lafuente, además de añadir que "con éste se garantiza el suministro a la ciudad", porque "supone un incremento importante de la cantidad del anterior convenio, respecto de lo que Abaqua y el Gobierno se compromete a suministrar a Palma, 13 hectómetros cúbicos anuales de garantía de suministro". De esta forma, "se contribuye a que Palma tenga garantía de suministro hídrico suficiente".
La obsesión del Ayuntamiento por hacer pisos
La tensión entre el Gobierno, y en concreto la Consejería del Mar y del Ciclo del Agua, responsable de los recursos hídricos de las Islas, y el Ayuntamiento de Palma llegó a su punto más álgido cuando el Ayuntamiento de Palma confirmó que quería salir adelante 20.000 nuevos viviendas para hacer frente a la carencia de pisos que sufren los ciudadanos. Los ecologistas denunciaron que esta iniciativa no disponía de ninguna base en términos de suministro hídrico, ya que incluso los técnicos advirtieron durante la tramitación del Plan general de Palma que no se puede crecer de forma ilimitada. "Es un error pensar que se puede seguir creciendo indefinidamente en un territorio con recursos hídricos finitos", alertaron los portavoces del GOB. Las reservas hídricas de Mallorca tampoco invitan al optimismo: en junio de este año se situaban en el 48%, uno de los valores más bajos de la década. A pesar de algunos episodios de lluvia intensa, los suelos secos y compactados dificultan que el agua se infiltre y recargue los acuíferos.
Por este motivo, el anuncio del Ayuntamiento de Palma tensó mucho la cuerda con la Conselleria, ya que la situación de los acuíferos este verano ha sido muy preocupante. De hecho, hace ya muchos años que Palma sobreexplota los recursos subterráneos mientras ha renunciado a utilizar toda la capacidad del agua desalada. Los expertos alertan de que los pozos costeros se salinizan y que la recuperación será casi imposible.
Por este motivo, el acuerdo de este lunes entre el Govern y el Ayuntamiento de Palma se considera un hito importante.
La desalación debía resolver el problema hace 20 años
Hace veinte años, Palma era considerada un ejemplo de gestión hídrica por la apuesta por la desalación, una tecnología que debía permitir descansar los acuíferos después de décadas de sobreexplotación. Hoy, la situación es justo la contraria: los acuíferos de Sant Jordi, el Pla y na Burguesa –los principales suministradores de agua subterránea de la ciudad– están en estado de sobreexplotación, y la capital sólo emplea la mitad del agua desalada que podría utilizar.
Según datos de la Agencia Balear del Agua recogidos por el ARA Baleares en un reciente reportaje, el acuífero de Sant Jordi sufre una extracción del 121% sobre su capacidad de recarga natural. Esto significa que cada año se extrae más agua de la que se infiltra. "Es un camino hacia el colapso", advertía recientemente el profesor de la UIB Cels García, experto en hidrología. "Cuando un acuífero se saliniza, su recuperación es lentísima, si no imposible".
El agua desalada, una opción infrautilizada
En 2005, Palma consumía más de 20 hectómetros cúbicos de agua procedente de la desaladora. En 2024, fueron poco más de 11. El Ayuntamiento reconoce que reducir el uso de la desalación supone un ahorro económico, puesto que cada metro cúbico de agua desalada es más caro que el subterráneo. Pero, como apuntan los expertos, este "agua barata" tiene un coste ambiental altísimo.
"El problema es que la desalación no es sólo una cuestión de precio, sino de sostenibilidad", han asegurado los portavoces ecologistas del GOB en el ARA Baleares en más de una ocasión. "Mientras seguimos chupando los acuíferos sin darles descanso, el agua del mar seguirá entrando y salinizándolos".
Intrusión marina y pérdida de calidad
La sobreexplotación de los pozos costeros ha provocado un fenómeno de intrusión marina: el agua salada avanza tierra adentro y sustituye al agua dulce. Esto ha hecho aumentar la concentración de cloruros y sales disueltas, deteriorando la calidad del agua. En algunos puntos de la bahía de Palma, las analíticas muestran ya valores preocupantes.
La situación no es exclusiva de Palma: según Greenpeace, cerca del 45% de los acuíferos de las Islas Baleares se encuentran en "mal estado químico" o "mal estado cuantitativo". Pero la capital concentra la mayor presión por densidad de población y actividad turística.
Otros municipios se recuperarán
También, este convenio "establece que una serie de municipios que, hasta ahora, eran suministrados a través de Emaya, se irán progresivamente suministrando a través de Abaqua". Estos municipios "eran Alaró, Binissalem, Santa Maria y Bunyola", ha concretado el conseller José Manuel Lafuente. Además, según ha explicado el conseller, el nuevo marco de colaboración regula el intercambio de caudales entre administraciones en casos de necesidad de suministro en Calvià y Marratxí, así como el abastecimiento a Palma desde el acuífero de la Marineta.
La reducción de pérdidas en la red de Emaya y las medidas para mejorar la eficiencia del sistema completan un modelo de gestión que sitúa a Palma como referente en sostenibilidad y planificación hídrica, en línea con los objetivos del Plan hidrológico de Baleares y con las directrices europeas de ahorro y eficiencia en el uso del agua.