Los nostálgicos del 'Cara al sol' de Portocristo

Hasta principio de los 90 cada 4 de septiembre un grupo de falangistas conmemoraba frente al monumento fascista de la costa manacorina la victoria de 1936 sobre las tropas republicanas del capitán Bayo

Grupo de falangistas haciendo el saludo fascista ante el monumento de la punta de Els Pelats a finales de los 80.
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PalmaEn 1972 Franco todavía estaba vivo y la manacorina Catalina Perelló tenía 10 años. Uno de sus grandes recuerdos del final de ese verano son las celebraciones en los dos monumentos fascistas de Portocristo el 4 de septiembre. "Eran una atracción más, del todo folclórica. Llegaron a ser más importantes que las fiestas de Sant Pere o las del Carme. La mayoría de gente acudía no por un tema ideológico, sino para disfrutar de la pomposidad de los desfiles de los uniformados".

La fecha elegida hacía referencia al día de 1936 en que las tropas republicanas del capitán Bayo reembarcaron hacia Barcelona. Casi tres semanas después había fracasado su misión de recuperar la isla, en manos de los insurrectos. Fue por culpa de una mala planificación, la irrupción de la aviación italiana supervisada por el fanfarrón y sanguinario conde Rossi y la falta de interés real del gobierno de la República. Según los cálculos de los historiadores Gonzalo Berger y Manuel Aguilera, en la conocida batalla de Mallorca cerca de 5.280 republicanos se encontraron con una resistencia de unos 4.000 hombres. En el bando antifascista, hubo 972 bajas (con 372 víctimas mortales) y, en el otro, 1.025 (con 116 víctimas mortales).

Al cabo de un año el Ayuntamiento de Manacor ya declaró festivo el 4 de septiembre en sustitución del Corpus. Para la ocasión la Falange del marqués Alfonso de Zayas promovió a Portocristo (rebatiado popularmente como Puertorojo) un monumento en recuerdo "de los muertos en la campaña contra los rojos invasores". Fue levantado en la punta de los Pelats, junto al Club Náutico. Era un conjunto de dos piezas de piedra procedente de Porreres, a modo de dos columnas, de 17 metros de altura. La parte superior estaba rematada por la figura de un águila bicéfala imperial, que sostenía el escudo de España. También contenía los emblemas de la Falange y Requeté (organización paramilitar carlista) y Renovación Española y Acción Popular, los dos partidos republicanos que se sumaron al golpe de estado de 1936. El diseño correspondía a Antoni Parietti, entonces ingeniero de la Diputación Provincial. La obra se subvencionó, en parte, con la venta de unos sellos, que se agotaron enseguida.

Concentración en la punta de Els Pelats a finales de los años 80
Concentración en la punta de Els Pelats a finales de los años 80

Guerra de monumentos

Aquel memorial nació en medio de una fuerte polémica. Así lo asegura el historiador Antoni Tugores, autor del libro Manacor. La guerra en casa (Documenta Balear, 2006): "Los militares se indignaron al ver que el monumento no tenía ninguna referencia al ejército y que todo el protagonismo de la 'victoria' del 4 de septiembre era para los falangistas. Se sintieron excluidos. El capitán general incluso impuso dos multas. el día la inauguración; y la otra fue para laspeaker, por haber ofrecido el micrófono a otro orador tras el discurso final pronunciado por el mismo capitán general".

En 1958, veintiún años después, los militares se resarcieron de su enfado. Levantaron su propio monumento a Portocristo en forma de una imponente cruz de hormigón. Pins, la avenida de Joan Amer y la carretera de Son Servera. El lugar, que sería conocido como la plaza del Monumento, tenía una fuerte carga simbólica. actas de conmemoración. Las aceras de la avenida dels Pins estaban estibadas de vecinos con ganas de ver desfilar a los uniformados, que iban bajando hasta el otro monumento de la punta de Els Pelats. La gente, sin embargo, ya se aflojaba de ir seguramente para evitar las capamuntes del camino de regreso".

Esta manacorina era de las pocas que, con la familia, hacía todo el recorrido. "En la punta de los Pelats se decía una misa y se cantaba el himno de la Falange Cara al sol, con el brazo estirado. Yo no sabía de qué iba eso. Mis padres tampoco me dieron explicaciones. Con todo, estaba feliz porque, al terminar los actos, los del Club Náutico nos regalaban polos de limón". Ya de mayor, Perelló descubrió el sentido de aquellos fastos. Fue leyendo Veinte días de guerra, de Tomeu Ferrer (Documenta Balear, 2005). "El 4 de septiembre –constata– era la ocasión que tenían las viejas glorias del franquismo para figurar y para dejar claro ante todos su estatus".

Exaltación desde 'Arriba'

Desde sus inicios, el semanario manacorense Llega, órgano de propaganda del régimen, realizó un seguimiento exhaustivo de las celebraciones del día. En 2013 la historiadora del arte Lourdes Melis Gomila hizo un vaciado de una treintena de ejemplares para un estudio titulado Las fiestas de la victoria fascista en Portocristo (1938-1960). "Llega –afirma– se preocupaba de dar instrucciones a los asistentes. Los falangistas debían desfilar vestidos con el uniforme pertinente". Para la Sección Femenina las órdenes eran claras: "El ramo de flores que deposites a los pies del monumento a los caídos [de la punta de los Pelados] debe ir acompañado, mujer mallorquina, a una oración por la oración por la".

A partir de agosto Llega ya anunciaba los preparativos de la fiesta. En un principio se trataba de actos austeros dada la pobreza general de la época. Pero la cosa cambió a partir de la década de los cuarenta. "Durante varios días –apunta Melis– se hacían desfiles de trompetas y bandas de música, actividades deportivas diversas, una procesión marítima con encendido de antorchas, bailes populares, castillos de fuegos artificiales e incluso exhibiciones aéreas". El semanario no se cansaba de recordar el relato oficial de la efeméride, teñida de nacionalismo español. "Hablan de los republicanos en términos muy despectivos, los consideran unos bárbaros y les acusan de delincuentes, asesinos y ateos".

Concentración en el monumento de la punta de Els Pelats, probablemente en los años 70.
Concentración en el monumento de la punta de Els Pelats, probablemente en los años 70.

El sitio del desembarco de los hombres de Bayo había sido fundado en 1888 como colonia agrícola del Carmen. Con el tiempo pasaría a ser conocido como Portocristo a partir de una leyenda del siglo XIII que hablaba de la llegada, después de un temporal, de un barco con la imagen del Santo Cristo que se acabó ofreciendo a la parroquia como exvoto. "Su figura –afirma la investigadora– fue reivindicada como el responsable de guiar a los insurrectos a la hora de expulsar a los 'rojos'. Hubo años en que se hizo una peregrinación colectiva para transportar al Santo Cristo de Manacor hasta Portocristo. Para la ocasión las calles se engalanaron con flores y flores. Aquel espectáculo estaba presidido por el obispo Josep Miralles y todas las autoridades. Entre los asistentes también había gente llegada de otros pueblos de Mallorca”.

Atentado de Terra Lliure

A partir de la muerte de Franco en 1975, las conmemoraciones del 4 de septiembre fueron decayendo. Sin embargo, en 1984 la revista A toda página incluía la fotografía de un centenar de falangistas con camisa azul y levantando el brazo al son del Cara al sol frente al monumento del Club Náutico. En 1986 la publicación Manacor comarcal también se hizo eco de la celebración, que en aquella ocasión estaba liderada por Juan Bonet Colomar, más conocido como camarada Bonet. Natural de Eivissa y antiguo miembro de la Guardia de Franco, en 1978 había sido nombrado jefe territorial de la Falange.

La madrugada del 23 de mayo de 1989 la gigantesca cruz de hormigón de la avenida dels Pins sufrió una explosión en manos de Terra Lliure, organización armada independentista fundada en 1978. Era la segunda acción que cometía la banda en Mallorca. La primera fue el 27 de febrero en la Delegación de Hacienda de Palma. En ambos casos no hubo heridos, tan sólo daños materiales. La detonación en Portocristo era la respuesta al atentado contra el repetidor de TV3 de Alfàbia perpetrado el 22 de abril por Jaime Martorell Mir (1924-2009), antiguo miembro de la División Azul y fundador en 1978 del grupo anticatalanista Centro Cultural Mallorquín. Dos meses después sería detenido y torturado el joven independentista Macià Manera, de Montuïri, acusado de pertenencia a Terra Lliure –cumpliría tres años de cárcel.

El periodista Sebastià Sansó confirma que las celebraciones del 4 de septiembre se hicieron hasta principios de los 90. La retirada de los dos monumentos franquistas de Portocristo se inició antes de la primera Ley estatal de memoria histórica, aprobada en 2007 por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. "En el 2003 –asegura el historiador Antoni Tugores–, a propuesta del párroco, se derrumbó otro que desde 1939 ya había en la plaza de Weyler de Manacor. Entonces el alcalde era Miquel Riera, de Alternativa Liberal de Manacor (ALM), que ese mismo año sería relevado por el . la mesa una iniciativa del PSM para tomar también los memoriales del puerto y no dudó en sacarla adelante”. En 2005 se ejecutó la demolición del conjunto de la avenida de Els Pins, y en 2006, la del Club Náutico. En el primer espacio se construyó una plaza y en el segundo se puso un ancla. "Aquellas decisiones municipales –concluye Tugores– no generaron ninguna polémica. Hoy, con la extrema derecha desatada, habría toques".

La paga del 18 de julio

En Mallorca, junto al 4 de septiembre, la otra gran celebración del franquismo fue el 18 de julio, que conmemoraba el Alzamiento nacional de 1936. "Aquel día –asegura el historiador manacorense Antoni Tugores– muchas empresas hacían una fiesta con los empleados y les daban la famosa paga del 18 de julio". Esta gratificación fue instaurada en 1947 y era equivalente a la retribución de una semana de trabajo. Dos años antes ya se había aprobado la paga de Navidad "por razones fundamentales de justicia social", con idénticas condiciones. Eran medidas que, sin embargo, formaban parte de la campaña propagandística de la dictadura. No en vano, no dejaban de ser unas 'limosnas' que permitían maquillar la penuria económica que vivía el país, inmerso en la autarquía. Entonces los sueldos españoles eran los más bajos de Europa y los precios de los productos básicos estaban por las nubes. Además, con el fin de la Guerra Civil la jornada laboral pasó de 40 a 48 horas semanales (aunque acababan siendo más) y los sábados también se trabajaba. De rebote, esos 'caramelos' servían para aplacar cualquier intento de protesta social.

La paga del 18 de julio se concedía con motivo de la Fiesta de Exaltación del Trabajo, que Franco hizo coincidir con la fecha fundacional de su régimen porque odiaba el 1 de mayo. Ya en democracia, las condiciones de las pagas extraordinarias quedaron estipuladas en el Estatuto de los Trabajadores aprobado en 1980 –en algunos casos se pagan de forma prorrateada durante los 12 meses del año. Sin embargo, hoy la función de estas gratificaciones es más bien estimular el consumo en unas épocas tan señaladas como son las fiestas de Navidad y las vacaciones de verano.

Los actos centrales del 18 de julio se celebraban en Madrid. Con el NO-DO como testigo, el paseo de la Castellana se llenaba de tanques, aviones y ex combatientes. En Segovia, en el palacio de la Granja, Franco también ofrecía una recepción a los embajadores ya las altas instituciones del Estado. En el calendario de los vencedores, otra fiesta a destacar fue el 1 de abril, la fecha del fin de la Guerra Civil, conocida como el Día de la Victoria . Igualmente sentido era el 1 de octubre, el Día del Caudillo . Conmemoraba el día de 1936 en que, en la Capitanía General de Burgos, el general gallego fue investido oficialmente como "jefe del gobierno del Estado mientras dure la guerra" –el plazo, sin embargo, se alargaría 39 años, hasta que murió en 1975. El apodo de caudillo remitía a los líderes militares de la isla trataba de emular el del alemán Fürher para Hitler y el del italiano Duce para Mussolini.

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