2000-2025: Cómo éramos, cómo somos

El modelo menorquín: un referente que ha pasado a estar en peligro

La ordenación del crecimiento turístico en Menorca, gestado en estos 25 años, choca con la homogeneización de las leyes autonómicas que se dictan desde Palma

27/12/2025

PalmaMenorca ha definido en este cuarto de siglo su modelo de crecimiento. El modelo menorquín, como se conoce en todas las Islas, está cimentado en el Plan Territorial (PTI), el primer documento de ordenación que ya en 2003 puso límites al crecimiento turístico y apostó por dar la vuelta a la tradicional oferta de sol y playa que hasta entonces había atraído al incipiente turismo en Baleares.

La previa declaración en 1993 de Menorca como Reserva de la Biosfera marcó el camino a seguir, pero no fue hasta partir del PTI cuando, diez años más tarde, se empezaron a tomar medidas a favor del desarrollo sostenible. Se desclasificaron urbanizaciones y nuevos despliegues turísticos en la costa y se apostó por crecer más en calidad que en cifras. Un cuarto de siglo después, pese a la creciente saturación, los datos le dan la razón. Hoy en día, el 77% del territorio de Menorca está protegido y el ritmo de crecimiento, tanto de la población como de la oferta turística, es más pausado que en el resto de Islas.

Recuperar la iniciativa

Joana Barceló, que fue la presidenta del Consell que impulsó el primer PTI, alerta, sin embargo, que la línea seguida por el modelo menorquín de ordenación territorial y turística "no ha sido progresiva", sino que ha sufrido retrocesos, que achaca a la pérdida de peso político de las instituciones isleñas. "Aprovechamos nuestra capacidad reglamentaria para limitar el crecimiento turístico y así crear un modelo propio", distinto al de Ibiza y Mallorca, que aún tardaron unos años en tener su plan territorial. Pero esta competencia "el Consejo la ha ejercido muy poco, por lo que quien ha marcado después las pautas del desarrollo ha sido el Govern balear. Los grandes cambios posteriores al primer PTI han venido de la mano de leyes autonómicas, no del PTI", dice.

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Así que Barceló apuesta por "recuperar la iniciativa insular de limitar, que significa crecer pero de una manera propia". Y lo precisa: "Tengo la impresión de que se ha ido perdiendo capacidad de decidir desde abajo y eso no nos ayuda a encontrar respuestas propias. Las leyes autonómicas homogeneizan, cuando la realidad de las Islas es plural y cada territorio debe tener un desarrollo diferente". El futuro, insiste, "hay que diseñar desde Menorca y con la participación de todos. Las mejores iniciativas salen cuando eres capaz de debatir. Los políticos actuales se pierden lo más guapo de sus cargos, que es crear y construir cosas nuevas".

Cinco veces más inmigrantes

La isla ha pasado de tener 72.000 habitantes en el cambio de milenio a superar ahora a 103.000. Ha influido el movimiento migratorio propio de las dos últimas décadas, que ha hecho crecer a la población extranjera en la isla desde los 3.206 a los 14.079 habitantes, casi cinco veces más. Este hecho ha provocado cambios en el mercado de trabajo, la sociedad y la educación, lo que ha obligado a promover acciones de integración de los recién llegados.

La población de Menorca es la más envejecida de Baleares, una tendencia que ha hecho crecer los recursos para la gente mayor. El primer cuarto de siglo termina con todos los municipios con geriátrico y un refuerzo de la atención a domicilio.

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Baja la economía tradicional

Sin embargo, a escala económica la expansión global del turismo y la crisis de los sectores tradicionales de la economía isleña, el calzado y la bisutería han alterado también el mercado de trabajo. Sólo así se explica que en estos 25 años haya descendido el número de afiliados a la Seguridad Social en la industria (de 4.228 a 3.200) y la construcción (de 4.214 a 2.993). Por el contrario, los asalariados del sector servicios se incrementaron un 34% al pasar de 14.772 a 19.806 trabajadores.

Aunque de forma más ordenada sobre el territorio que a finales del siglo XX, la capacidad máxima de alojamiento ha crecido en cerca de 60.000 plazas en estos 25 años. Si en 2000 se contabilizaban 190.621, sumando la oferta residencial y turística, el año pasado había 245.308, un 28% más. "La llegada de más turistas y residentes de fuera son dos de los grandes cambios de estos 25 años", resume el director del Observatorio Socioambiental (Obsam), David Carreras.

El efecto del alquiler turístico

La oferta de alojamiento turístico es la que más ha crecido, casi el doble, al pasar de las 47.860 plazas de principio de siglo a cerca de 85.000 de la actualidad. Las más de 30.000 plazas de alquiler turístico tienen la culpa. De hecho, el alquiler turístico representa el 36,2% de la oferta de alojamiento turístico total de Menorca, muy por encima de Mallorca, donde supone el 25%, y de Eivissa, que es del 16%. Su presencia en el centro de las ciudades, sobre todo en Maó y Ciutadella, ha reducido las opciones de alquiler residencial de la población, hasta el punto de que el mercado es casi inexistente. Joana Barceló recuerda en este sentido que el PTI "no preveía" el uso turístico en los núcleos urbanos, pero una vez constatado el problema, es partidaria de aumentar densidades para facilitar la entrada en el mercado de nueva vivienda residencial. Así, casas antes ocupadas por familias se han reconvertido también en pequeños hoteles en los cascos antiguos. Actualmente se contabilizan unos 70, que suman medio millar de plazas. Los apartamentos, que hace un cuarto de siglo eran la oferta predominante, se han ido desplazando a favor del alojamiento hotelero de calidad. Los hoteles de 4 y 5 estrellas suman ahora cerca de 21.000 plazas, casi la mitad de la oferta.

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El turismo llega al campo

El turismo lo ha invadido todo, el alquiler turístico en las ciudades y los hoteles en el campo. La oferta de alojamiento rural, que en el 2000 era todavía incipiente (sumaba sólo 166 plazas), se ha multiplicado por siete. Ahora hay medio centenar de hoteles rurales y agroturismos, más de 1.100 camas.

La creciente turistización del campo ha coincidido con la llegada de capital foráneo que ha invertido en la compra de fincas y lugares en explotación. Este hecho ha producido un cambio en la propiedad de las tierras, dejando de estar en manos de las familias nobles de Menorca. Una de las consecuencias es el cambio que se ha generado en el sistema de producción tradicional, de leche y queso, que por su baja rentabilidad se ha sustituido por otras formas de trabajo de la tierra más productivas. El sistema de amistades, que repartía las ganancias y funciones entre el campesino y el propietario, también ha sido arrinconado y, en muchos casos, ya es el propietario quien contrata al ganadero. Joana Barceló se muestra preocupada por lo que puedan suponer las estancias turísticas en el campo, algo que tampoco se previó hace 23 años y que ahora, teme, "puede ser la puerta de entrada de nuevos equipamientos". La suerte, dice, es que "el turismo en el campo obliga a Menorca a mantener la actividad agraria, lo que no ocurre en las otras Islas".

Antes y después del dique

La puesta en servicio a partir de 2011 del nuevo puerto exterior de Ciutadella ha relanzado también las comunicaciones marítimas y el transporte de mercancías procedente de Mallorca y Barcelona. El dique registra más de 600.000 pasajeros anuales y ha ayudado a casi triplicar el tráfico marítimo con Menorca respecto a lo que había en el 2000. Ahora, una de cada seis personas emplea el barco para entrar o salir de la isla. También han aumentado considerablemente las cifras de tráfico en el aeropuerto de Menorca, que ha pasado de dos millones y medio de pasajeros a superar los 4 millones.

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Las carreteras han notado igualmente este incremento. Según estudios del Consell, en plena temporada hay hasta un 30% más de coches de lo que la red viaria insular puede soportar. Para adaptarse, en este cuarto de siglo se han construido desvíos a Ferreries y Alaior, que han sacado el tráfico de la carretera general fuera del centro de ambos municipios y se impulsa desde hace 12 años una polémica reforma de la principal arteria de comunicación de Menorca que ha vuelto a confrontar el modelo menorquín con el propio de otros.

Menorca ha añadido a la declaración de Reserva de la Biosfera un nuevo reconocimiento de la Unesco, que ha declarado su riqueza talayótica Patrimonio de la Humanidad. Es un nuevo aliciente para atraer visitantes fuera de temporada y consolidar la oferta alternativa al sol y playa.

La isla también ha sabido desarrollar la energía renovable con nuevas instalaciones adicionales en el parque eólico de Milán, el primero de Baleares, que abrió el camino en 2003. La energía renovable, que tan sólo suponía en 2000 el 1% de toda la generada en Menorca, se ha multiplicado con toda una serie de proyectos. Tanto ha sido el despliegue que, al no disponer de un segundo cable submarino que la conecte a Mallorca, la potencia generada por los nuevos parques supera las posibilidades reales de la actual red de distribución. El impulso de proyectos eólicos frente a la costa abre un nuevo escenario de cara al futuro.u