Parques fotovoltaicos

La industrialización fallida de Lloseta, el origen del 'colador' de los macroparques solares

El Pacto de izquierdas abrió la puerta a destruir el suelo rústico para mitigar el impacto del cierre de la cementera

PalmaLa Ley 14/2019 de proyectos industriales estratégicos de las Islas Baleares se aprobó en tiempos del Gobierno del Pacto (en 2019) para combatir la dependencia total del turismo, pero con el tiempo se convirtió en un verdadero colador de macroproyectos de parques solares, "y poco más", lamenta un técnico de la Administración que pide el ano.

Esta normativa tenía como objetivo incentivar la implantación de proyectos de inversión importantes que contribuyeran a la expansión del tejido industrial balear. El objetivo era mejorar su competitividad y facilitar la reindustrialización del territorio.

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Inicialmente, la ley limitaba estos proyectos a suelo urbano o urbanizable, pero con la llegada de la crisis energética causada por la guerra de Ucrania, se introdujo una modificación con un decreto ley que permitió la tramitación de los parques fotovoltaicos como proyectos industriales estratégicos en suelo rústico. Se aceleraba así su tramitación y minimizaba los filtros de planificación territorial y ambiental. "Fue un despropósito monumental", ha señalado en distintas ocasiones la portavoz territorial del GOB, Margalida Ramis.

Curiosamente, el origen de esta vía legal 'exprés' provino de un proyecto específico en Lloseta: la reindustrialización de la zona tras el cierre de la cementera del municipio. Se presentó con mucho entusiasmo por parte del Govern del Pacte una planta de reciclaje de aceites, donde se incorporaba una instalación fotovoltaica de 350 kWp y una planta de hidrógeno. El proyecto fue declarado como industrial estratégico y marcaba el precedente por abrir la puerta legal a tramitaciones similares para renovables en suelo rústico.

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El proyecto de la planta de transformación de aceites usados en Lloseta, declarado como proyecto industrial estratégico en diciembre de 2023, no ha alcanzado ninguno de sus objetivos.

El fracaso más absoluto

La iniciativa prevista en Lloseta, que llevó al Pacto a abrir la puerta a cimentar el suelo rústico para hacer industrias, ha sido un fracaso absoluto. La plataforma Revivir Tofla aseguró que el proyecto era una cortina de humo y que no era 'verde', mientras que la presidenta del Gobierno, Marga Prohens, lo calificó de ecoestafa. Mientras, decenas de proyectos de macroparques han sido autorizados en suelo rústico por vía rápida y sin las garantías ambientales.