La factura del éxito: asfalto, residuos y emergencia hídrica
Las Islas cierran el cuarto de siglo más nefasto en materia territorial, con récords de construcción de casas, piscinas y autopistas
PalmaUna cifra de las muchísimas que retratan la realidad insular basta para entender lo ocurrido en los primeros 25 años del siglo XXI en materia territorial: el consumo de agua se ha disparado tanto que para atender las necesidades de la población creciente y un turismo de más de quince millones de personas, la desalación de agua ha crecido un 220%. En 1999, Baleares desalató 10,2 millones de metros cúbicos de agua; en 2024, esta cifra se situó en 32,9 millones.
Este incremento de la desalación, con "el consumo energético asociado", como ha denunciado en varias ocasiones el GOB, supone "una muestra de la insostenibilidad del modelo de desarrollo balear", en palabras de su portavoz, Margalida Ramis. En esta misma línea, el geógrafo Ivan Murray determinó, precisamente en un estudio realizado ya hace unos años, que las Islas engullen lo que no tienen: "Necesitaríamos 16 archipiélagos como el nuestro para equilibrar el consumo de recursos y la capacidad del territorio de generarlos", afirma.
El aumento de la desalación, con ocho equipos ahora mismo instalados y otros cuatro en camino, es una muestra de cómo las Islas han basado su modelo económico en "ir ocupando territorio, cada vez más, provocando una importante alteración del medio natural en estos 25 años", afirma quien fue portavoz del GOB, Miquel Àngel March. "El suelo rústico, que se ha ido convirtiendo en una urbanización, es una muestra de ese fenómeno que parece carecer de arreglo", lamenta.
La artificialización del suelo
El consumo de agua muy por encima de las posibilidades de las Islas puede trasladarse también a la energía ya la producción de residuos. El Pla de Mallorca, Formentera e Ibiza se encuentran en una situación hídrica muy complicada, "y sólo desalar no es la solución. Lo que hace falta es detener de una vez por todas", explica March. Según datos de Terraferida, una entidad que nació precisamente dentro de este cuarto de siglo de crecimiento desbocado, "entre 2015 y 2021 en Mallorca se artificializaron unos 11,2 kilómetros cuadrados de suelo, la mayor parte de los cuales (cerca del 70%) eran agrícolas o forestales no afectados por urbanizaciones anteriores", afirma Jaume Adrover: " campo y bosques intactos fueron transformados por el cemento en tan sólo seis años, un ritmo que expresa la extensión descontrolada del consumo de territorio y recursos".
La tensión hídrica se ve exacerbada por la proliferación de piscinas privadas en todo el Archipiélago. Según datos recientes, en Baleares existen casi 80.000 piscinas legales y una estimación aproximada de 20.000 piscinas más ilegales. No son sólo elementos decorativos: la evaporación y el llenado de piscinas representa entre el 4% y el 5% del consumo urbano total de agua en Baleares, lo que contribuye de forma significativa a la presión sobre un recurso que ya se encuentra en situación crítica.
El Caso Andratx
No todo el paisaje tomado durante estos 25 años en el territorio ha estado de forma legal. Uno de los casos más sonados de urbanismo irregular en todo el Estado fue el caso Andratx, por el que el ex alcalde Eugenio Hidalgo fue condenado a prisión. Durante décadas, el municipio consintió no poner orden con su normativa y albergar todo tipo de aprovechamientos irregulares. Hace unos meses, el derribo de los apartamentos ilegales de Cala Llamp ponían fin a una larga historia de licencias irregulares. "Y queda aún poner orden en Montport", recuerda una fuente jurídica que pide el anonimato.
Las autopistas de Matas
Además, en estos 25 años, las Islas han vivido diversas movilizaciones ciudadanas históricas: durante el gobierno de Jaume Matas (2003-2007), en contra de un modelo desarrollista que pretendía resolver la movilidad mediante el asfalto. "Con el tiempo, desgraciadamente ha quedado demostrado una vez más que los ciudadanos teníamos razón, debido a la falta de inversión en transporte público y sobre todo a un aumento de turismo y población inasumible", opina March.
Las legalizaciones de Prohens
Mientras que el Gobierno de Francina Armengol fue criticado por no detener esta dinámica, la llegada del Ejecutivo de Marga Prohens "no sólo no ha cambiado nada, sino que lo ha empeorado", afirma la portavoz del GEN-GOB, Neus Prats, quien se muestra muy crítica con las normativas que "detrás el pretexto de cemento y legalizar aquellas construcciones irregulares incluso en suelo protegido", lamenta.
El GOB Mallorca ha considerado las reformas legislativas recientes como "la mayor pilotada urbanística de los últimos 50 años", porque abren la puerta de forma masiva a construir en suelo rústico, y aceleran así la pérdida de suelos agrícolas, forestales y naturales y fragmentando corredores ecológicos esenciales. Esta expansión se produce a pesar de advertencias técnicas sobre la capacidad de carga ecológica y social del territorio.
Las nuevas normas urbanísticas de Prohens incluyen incluso la posibilidad de construir edificios en suelo rústico. Las conocidas como Áreas de Transición (AT) son el último episodio de la polémica para la transformación del territorio. Con el argumento de necesitar más viviendas, el PP, apoyado por Vox, ha impulsado que se puedan recalificar espacios rurales. Incluso el Colegio de Arquitectos, que tiene muchos profesionales que se benefician, ha advertido de los "impactos irreversibles sobre el paisaje y la funcionalidad ecológica del territorio".