Cómo esquivar la Menorca más saturada
Adelantarse a los momentos de máxima afluencia en las playas y buscar rincones y actividades menos masificadas ayudan a realizar turismo sin sufrir en pleno agosto
PalmaMenorca se transforma en temporada turística. Pasa de acoger a unos 90.000 residentes de media en invierno a los 160.000 diarios que se registran durante todo el verano, hasta llegar a una población flotante de 200.000 personas en agosto. Las carreteras lo notan y en la general, donde sólo transitan unos 12.000 coches diarios en invierno, se alcanzan cotas de 24.500 vehículos en la época central de la temporada.
Las medidas para contener la creciente masificación, evidente después de la pandemia, tardan en ponerse en marcha. Así que mientras no llegan, sólo queda tener estrategias pensadas para evitar la Menorca más saturada.
Los menorquines no van a Macarella
Los ciutadellenses, por ejemplo, no suelen ir a Macarella en verano. Las playas que se convierten en imagen de postal fuera de Menorca son estas semanas de mediados de agosto las que menos frecuenta la gente de la isla, que se espabila para encontrar los espacios que le permitan disfrutar de la naturaleza y el mar sin ser víctimas de la masificación que satura los lugares más turistificados. Pero no hace falta ser menorquín ni residir en la isla para conseguir esquivar al gentío que cada día llena las mismas carreteras, playas, faros y restaurantes. Hay una Menorca que pocas de las 240.000 personas que ahora la habitan realmente conocen. Basta con saber los secretos.
Como siempre, despertarse pronto y ser el primero suele tener recompensa. Así que nada que ir a merendar al Imperio de la plaza del Born de Ciutadella más tarde de las 9 h porque tendrá que hacer una buena cola para poder encontrar mesa y probar sus exquisitos llonguets. Ni tampoco partir hacia la playa más tarde de esa hora, si es que realmente pretende acceder a alguna de las más concurridas. Las playas vírgenes del sur de Ciutadella suelen tener ya el aparcamiento lleno a las 9 hy sólo en Son Saura, que tiene más superficie, conseguirá disponer de espacio suficiente para poner la toalla y tomar el sol tranquilos.
En Son Saura es donde más bañistas locales encontrará. En cambio, en Macarella, donde sólo se puede acceder en bus, verá a los turistas más atraídos por el reclamo de Instagram. Si acaso se encaparrotan a ir, caminar por el sendero de costa hasta la vecina Macarelleta, una de las más saturadas de la isla, pero donde realmente se bañará en aguas turquesa.
Cala Rialla, en el margen derecho de Son Xoriguer, es la playa urbanizada del sur más práctica y visitada por la población local. Está a sólo diez minutos de Ciutadella, se puede aparcar al lado y ofrece una de las aguas más cristalinas que encontrará en toda Menorca.
En el norte, las calas del Valle (Algaiarens y es Bot) son las de referencia para los ciutadellenses. Sobre todo, la segunda resulta especialmente recomendable, ya que se accede después de un gratificante paseo de diez minutos por el bosque. Ahora bien, si lo que desea es llegar a playas más exclusivas, le recomendamos hacer el camino hacia el Pilar, la mítica cala que inspiró la canción Si vienes de los Ya te lo diré, adentrándote media hora por el bosque y donde encontrará la tierra roja tan característica de otros lugares del litoral norte como Cavalleria (es Mercadal).
Junto a Caballería se encuentra Tirant, una playa virgen cercana, poco concurrida y con un reto recientemente renovado sobre el acantilado. Pero, sobre todo, podrá hacer el camino hacia Binimel·là. Allí la zona de aparcamiento es tan grande que se puede acceder en todo momento. Ahora bien, una vez llegados, es mejor que va caminando hasta la emblemática playa de Pregonda o, si desea evitar la masificación, busque un lugar en las pequeñas calas que se abren en el margen derecho de Binimel·là, justo al inicio del camino. No son suficientemente conocidas y se puede garantizar un día de playa tan relajante como solitario.
En el resto de la isla, es recomendable visitar las calas vírgenes del sur del Migjorn Gran, desde Atalis a Binigaus o Trebalúger, así como el paisaje lunar que rodea el faro de Favàritx. O buscar rincones entre las rocas en la costa de Sant Lluís, sea en Torret, Son Ganxo o el Cap d'en Font. Seguro que con más espacio que en el Caló Blanc, una cala mínima pero muy popular y de aguas azules donde decenas de bañistas llenan en todo momento los rellanos de la zona.
En cualquier caso, ten en cuenta las tendencias de estos últimos años, donde se constata un crecimiento de los usuarios en las playas urbanizadas de Son Bou y Cala Galdana, con los correspondientes problemas para estacionar, así como en las calas vírgenes de Pregondó y Binimel·là, donde en agosto se llegan a contabilizar.
Puestas de sol íntimas o en bus lanzadera
Los lugares donde ver las mejores puestas de sol también están saturados en agosto. Pero, si va, es mejor utilizar los buses lanzadera que salen desde Ciutadella y es Mercadal hacia los faros de Punta Nati y Cavalleria. Así evitará dar vueltas para aparcar y, sobre todo, podrá partir de vuelta sin esperar a mover su coche.
Hay otras opciones tanto o más impactantes y menos masificadas. Una es ir al Puente de Gil, a través del Camino de Caballos junto a Cala en Blanes, y la otra, bajar hasta el rellano más lejano de la costa en Cala Morell y ver cómo el sol se esconde tras el elefante que se dibuja en el sinuoso roquedal de enfrente.
Líthica y las estrellas desde Son Catlar
Uno de los mayores reclamos turísticos de estos últimos años es la isla del Rey del puerto de Mahón, especialmente desde que Hauser & Wirth estableció una de las sedes de su galería internacional. Pero los 76.000 visitantes que se contabilizaron el pasado año se encuentran por debajo de los cerca de 80.000 que acuden cada año a descubrir los jardines y espacios recuperados en las antiguas canteras del Hostal que la Fundación Líthica gestiona en Ciutadella. El creciente turismo francés y su interés por las imponentes paredes naturales de piedra arenisca explican que ahora mismo el de Líthica sea el lugar cultural más visitado de Menorca. Por encima incluso de la naveta de los Tudons y torre de Galmés, los dos yacimientos de la Menorca Talaiotica Patrimonio de la Humanidad que más visitas reciben.
Los que quieran ir más allá sin sufrir de saturaciones siempre pueden inscribirse en las actividades de turismo arqueológico y astronómico que organiza la asociación Nurarq. Son encuentros nocturnos, guiados por monitores starlight, que se hacen en Son Catlar o en el poblado talayótico de Talatí de Dalt para ver la luna llena, la lluvia de estrellas y conocer las constelaciones o la relación que tenían los antiguos habitantes de la isla con el cosmos. Una forma muy diferente, ya la vez universal, de disfrutar de Menorca.