Un día en el pequeño poblado de chaboles devora el hipódromo de Manacor: "No tenemos agua. ¿Nos podéis dar?"

El Govern abrirá un expediente sancionador al propietario del terreno, donde se han detectado once infraviviendas, y la multa podría alcanzar el millón de euros.

Sebastià Vanrell

ManacorSiguiendo el camino del Molí d'en Beió desde la Escuela de Mallorquín, a pocos metros de llegar al hipódromo de Manacor a mano izquierda, se abre un pasaje estrecho y pedregoso que lleva a las casas de posesión de Son Rector: varias construcciones abandonadas, medio derruidas y que a juzgar por la furda y de la juzgar por la fur fuera, parece que están habitadas.

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Un poco más adentro, la camada gira a la derecha y deja ver lo que el mapa del GPS no refleja: un pequeño poblado de once barracas, cosidas unas a otras formando una 'U', dejando una especie de plazoleta o calle central. Infraviviendas hechas a medio camino entre bloques, trozos de madera sacados de puertas o persianas, telas, uralita y porexpán.

Una valla delimita el terreno (de no más de 2.000 metros cuadrados) y una puerta metálica de algo más de metro y medio impide el paso a personas externas. Dentro, sólo se oye cantar a una chica con gafas y rizos. Se acerca a la pared lateral que separa el trasero de las casas y el solar adyacente. Se pone de puntas y llama la atención del señor que vigila los contenedores de obra pintados de verde (muy cargados, algunos vacíos).

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"No tenemos agua. ¿Nos puede dar?". "¿Para qué?", ​​responde el hombre, inquieto detrás de las gafas de sol. "Porque mi padre llegará pronto a trabajar y no podrá ducharse", añade la joven, sin demasiada acritud. Es entonces cuando él, sabedor de lo que ocurre en el pequeño poblado, critica que el propietario (responsable de un locutorio de Manacor) es quien debería asumir la responsabilidad y no dejar que estén así.

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Este martes, agentes de la Policía Nacional se personaron en el lugar para comprobar el estado de las infraviviendas, de cara al hospital ya la autovía Palma-Artà. Un espacio insalubre en el que malviven varias familias que no pueden permitirse un alquiler regulado en la ciudad.

No es la primera vez

Ella le cuenta que no tienen calor en verano ni frío en invierno, "fuera hay días que hace mucho, pero dentro de las casas, no". Algunas barracas tienen instaladas antenas parabólicas y disponen de electricidad. Pero es evidente que ni la luz ni el agua llegan hasta Son Rector de forma legal.

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La Policía vino el otro día... pero no es la primera vez; suelen venir de vez en cuando. Mañana vendrá el propietario a arreglar cosas que se han estropeado, se escucha de lejos. Quizás sea de las últimas antes de la clausura definitiva del sitio. Quien sabe.

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De momento,el Gobierno ha abierto diligencias que derivarán en la apertura de un expediente sancionador. De acuerdo con lo que establece la Ley de la vivienda de las Islas Baleares, la creación de infraviviendas está tipificada como una infracción muy grave, que se sanciona con multas a partir de 30.001 euros y hasta 90.000 euros por cada una de ellas; por lo que las sanciones a la propiedad podrían llegar hasta casi un millón de euros en el peor de los casos.