El coste de estudiar en la UIB o fuera para menorquines y pitiusos

Pese a las ayudas del Govern balear, el elevado precio de la vivienda en Palma frena a muchos jóvenes del resto de islas a trasladarse a estudiar en el campus de la carretera de Valldemossa. Quienes no quedan en sus respectivas sedes universitarias se decantan por opciones igual de caras como Barcelona y Madrid, o más baratas como Lleida, Tarragona, Vic, Valencia y Granada

PalmaEn los últimos años la Universidad de las Islas Baleares (UIB) ha ampliado su oferta educativa con la implementación de nuevos grados. Algunos también son semipresenciales en Menorca y Eivissa. Pese a estas facilidades, los universitarios menorquines y pitiusos que pueden permitirse salir de la isla se decantan por matricularse en la Península. Algunos priorizan vivir una experiencia emancipatoria en una comunidad diferente. Otros, en cambio, lo hacen acondicionados por el precio de la vivienda. Miquel Àngel Maria, escritor menorquín y exconsejero insular de Cultura, lo sabe bien. En 2017 su hija mayor, Roser, se fue a estudiar a Cataluña Historia del Arte y este año es el tercer año que tiene la pequeña haciendo Comunicación Audiovisual. "Para el resto de islas –asegura– el Govern balear ofrece deducciones del IRPF si matriculas a un hijito en la UIB de Palma en caso de salir de la isla. Esta medida está muy bien, pero no compensa lo que tienes que pagar de alquiler en Mallorca. Esto hace que finalmente muchos jóvenes menorquines opten por marcharse a Barcelona, ​​que desde siempre ha sido nuestra metro".

La hija pequeña de María ha aterrizado en una ciudad mucho más cara que la que encontró hace ocho años a la mayor. Pero ha tenido suerte. "Una profesora mallorquina que trabaja en Menorca le ha ofrecido su piso de Barcelona por un precio razonable, consciente de la situación de emergencia habitacional tan grave que estamos viviendo". Para poder vivir en el Principado, un universitario isleño necesita al menos 9.000 euros por curso, con el coste de la matrícula aparte. "Hay becas del Ministerio de Educación –apunta el escritor– que cubren el 50% de la estancia y la gratuidad de la matrícula. Sin embargo, son para rentas familiares de unos 45.000 euros brutos. Para rentas medias de cerca de 65.000 euros están las becas del Consell Insular de Menorca.

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Familias previsoras

Pese a estas ayudas, María considera que salir a estudiar fuera es todavía un tema de clase social. "Hay familias que no pueden asumir el resto de la cuantía no subvencionada, por lo que acaban eligiendo estudios que se ofrecen en la sede de la UIB en Alaior. También, hay previsoras que se preocupan de ahorrar cuando los niños son pequeños para poder enviarlos mayores a la Península". La casuística, sin embargo, es más diversa. "Hay niños que, al terminar 2º de Bachillerato, quedan en Menorca a trabajar durante uno o dos años y después, con el rinconcito que han hecho, ya parten a estudiar. Otros lo hacen habiendo combinado el trabajo con un grado superior en la isla".

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Los universitarios menorquines que se instalan en la Ciudad Condal tienen la posibilidad de acceder a una habitación de la Casa de Menorca de Barcelona. Es una finca situada en la calle de la Diputació, número 215, cerca de la plaza de la Universidad. Dispone de bar y teatro. En 1964 acogió una especie de asociación menorquina por iniciativa de un grupo de isleños residentes con ganas de ayudar a sus compatriotas. En 2007 el Consell Insular y cinco ayuntamientos compraron el 50% de las acciones de la antigua inmobiliaria que gestionaba el inmueble. Lo hicieron con el objetivo de ofrecer a estudiantes isleños pisos compartidos a un precio bastante económico. Ahora se pagan unos 190 euros por persona, con gastos de agua y luz incluidos –los que no se benefician suelen pagar tres veces más. Su treintena de plazas son para jóvenes que no pueden cursar la carrera deseada en Menorca. En la convocatoria pública, se prioriza la renta familiar y el expediente académico.

Hasta hace poco algunos jóvenes que no entraban en la Casa de Menorca de Barcelona optaban por irse a Girona. "Yo –asegura María– he tenido sobrinos estudiantes y era una alternativa barata. Ahora, sin embargo, la ciudad también se ha encarecido mucho y algunos parten en lugares más baratos como Lleida, Tarragona, Valencia y Granada". María también constata otra tendencia. “En Menorca crecen las familias de clase media-alta que envían a los niños a estudiar a Madrid. Es gente sobre todo de Mahón, donde no hay un sentimiento de identidad tan fuerte. En este caso lo hacen por una cuestión más ideológica y no por razones de calidad universitaria. Se van a estudiar carreras como Derecho. Barcelona".

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Vivir peor que los padres

La radiografía de la realidad universitaria pitiusa la hace la ibicenca Fanny Tur, exconsejera de Cultura del Govern balear. Sus dos hijos ya han terminado la formación académica. Uno estudió Turismo en la sede universitaria de la isla. El otro partió a Bilbao a realizar Periodismo. "Allí la matrícula puede llegar a ser tres veces más barata que en Barcelona. Es un elemento a tener en cuenta sobre todo desde que hace un buen puñado de años se iniciara la privatización de las carreras: se acortaron un año para que se pudieran completar con un máster carísimo". Sin embargo, existen otros factores que determinan la elección de destino: "Una sobrina mía se ha ido a estudiar Arquitectura en Valencia porque allí la nota de corte es inferior a la de Barcelona. Su chico, en cambio, hace una ingeniería en Vic, que es más barato".

La opción de volver a Eivissa oa Formentera al acabar la universidad depende de las salidas laborales. En cualquier caso, el factor determinante es el precio de la vivienda. "A menos que ya tengan una casa familiar –apunta Tur–, para muchos es imposible instalarse a vivir en la isla. Un sueldo de un profesional como es un docente ya no basta. La única solución es encontrar un piso para compartir, algo que es muy triste porque es como si nunca pudieran dejar de ser estudiantes". El lamento es más profundo: "Tenemos una juventud que es la más formada de la historia. Sin embargo, será la primera generación que vivirá peor que sus padres. La educación ya ha dejado de ser un ascensor social, ya no te permite vivir con un mínimo de solvencia económica". Todo ello tiene otra lectura negativa: "Estamos perdiendo capital humano y desnacionalizando el Archipiélago con jóvenes que se van a estudiar fuera y que después no pueden volver".

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De Caimari a Granada

Estudiar en la UIB también puede llegar a ser caro para un universitario de la Part Forana de Mallorca. Lo explica la caimariense Llucia Massutí Campins. Este año es su segundo año en la Universidad de Granada, donde estudia el doble grado de Derecho y Ciencias Políticas, una modalidad que no se ofrece en Palma. "Yo siempre había querido vivir la experiencia de salir, como ya había hecho mi madre. En todo caso, si hubiera escogido una carrera que se hace en la isla, cada día habría tenido que destinar más de dos horas, entre bus, tren y metro, para llegar al campus de la carretera de Valldemossa y dos más para volver. La otra opción habría sido alquilar una habitación más, pero, al menos una habitación, en Palma. barata. Además, tiene el tamaño ideal. No es una gran ciudad como Madrid o Barcelona, ​​que estresan mucho”.

Massutí aún está pendiente de cobrar la beca de movilidad del Govern balear para alumnos universitarios (la cuantía máxima es de 1.200 euros). En la ciudad andaluza, paga 700 euros por una residencia, con gimnasio incluido, que en la Penyafort de Barcelona puede llegar a costar 1.300 y en la de la UIB, unos 1.000. "Tengo una habitación individual con cocina compartida. En el restaurante del recinto, sin embargo, ofrecen menús por tres euros y medio. Estoy muy cerca de la facultad". En la calle la vida es también muy económica. "Por las noches, con la cultura de la tapa que hay aquí, con tres bebidas que pide ya he cenado. Un mes normal, en gastos personales me puedo gastar unos 200 euros. En Mallorca esto es impensable". El próximo año tocará vivir la experiencia de irse a compartir piso. Entonces podrá disfrutar de mayor independencia a un precio aún menor. "Tengo amigos que pagan 200 euros por habitación".

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Hay otros alicientes para estudiar en Granada: "El primer año, mi matrícula cuesta 1.000 euros. Si, sin embargo, apruebas todos los créditos, el Gobierno andaluz te paga los del próximo curso. Esto te anima a estudiar más para que la estancia no sea tan cara para los padres". La caimariense se ha encontrado con un campus universitario pequeño, pero con mucha oferta cultural. "Incluso puedo seguir hablando catalán con la gran cantidad de mallorquines y ibicencos que hay. Menorquines, en cambio, no he conocido a ninguno. El otro colectivo de fuera numeroso son los canarios".

La convivencia con estudiantes de otras comunidades ha permitido a Massutí romper muchos prejuicios. "A menudo los medios de comunicación vienen una crispación ambiental en España que no se corresponde con la realidad. Yo no me perros hacer pedagogía sobre nuestra identidad insular". Por el momento, la posibilidad de volver a Mallorca a corto plazo queda descartada. "El mantra que dice que en la isla se vive muy bien forma parte ya del pasado. A según qué lugares de la Península la vida es bastante más barata".

Las sedes universitarias

En marzo de 1978, con la recién restaurada democracia, el Boletín Oficial del Estado (BOE) daba luz verde a la creación de una universidad con sede en Palma –no se llamaría Universidad de las Islas Baleares (UIB) hasta 1985. El embrión del futuro campus fue la Facultad de Ciencias, que ocupaba el antiguo seminario. El edificio estaba situado en la carretera de Valldemossa, a siete kilómetros y medio de Ciutat. Al quedar vacío por falta de vocaciones, lo había comprado el Patronato Económico de Estudios Universitarios y Superiores. La mayor implementación de estudios en la UIB se produciría durante los 13 años del felanitxer Nadal Batle como rector (1982-1995). En la actualidad se ofrecen más de una treintena.

En 1993 el campus de la UIB disponía ya de una residencia para estudiantes, sobre todo para los del resto de Islas. En Menorca y las Pitiusas, sus sedes universitarias no empezaron a funcionar hasta el curso 1997-98. Inicialmente la de Menorca ocupó un espacio cedido por el IES Josep Miquel y Guardia de Alaior. Sin embargo, diez años después, ya se trasladaba a su ubicación actual, el edificio de Can Salort, en la calle de Santa Rita del mismo municipio. La de las Pitiusas se habilitó en un inmueble de la calle del Bes de Eivissa cedido por el Consell Insular. Sin embargo, en 2012 inauguró las instalaciones de la antigua Comandancia Militar, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).

Tanto en la sede de Menorca como en la de las Pitiusas se ofrecen los siguientes grados: Administración de Empresas, Derecho, doble titulación de Educación Infantil y Primaria, Educación Primaria, Enfermería, Ingeniería Informática y Turismo. Son estudios semipresenciales que combinan clases con el profesor en el aula con clases impartidas desde la UIB de Palma que los alumnos siguen en directo por videoconferencia. También existe la opción de cursar el máster de Formación del Profesorado y cursos de la Universidad Abierta de Mayores (UOM). El único grado que se oferta exclusivamente online es el de Educación Social.

Según datos del curso 2024-25, la sede de Menorca acoge a 251 alumnos y la de las Pitiusas, 454. En ambas sedes también hay estudiantes procedentes de la Península (37 tanto en una como en otra) –mayoritariamente se matriculan en Enfermería. Igualmente se inscriben alumnos de Mallorca que no han obtenido plaza en su isla (33 en la de Menorca y 12 en la de las Pitiusas) –en este caso la opción preferida son los estudios de Educación y Enfermería. Por otra parte, en el campus de la UIB de Palma hay un total de 224 alumnos de Menorca. Es un número superior al de menorquines que estudian en la sede de Menorca (181). Y los procedentes de las Pitiusas alcanzan los 176. De éstos, 20 son de Formentera, 13 más que los que se encuentran en la sede de las Pitiusas. El curso 2016-17 se implantaron los estudios de Medicina en la UIB de Palma. El pasado curso había 369 inscritos. De éstos, 255 eran de las Islas y 114, de fuera. Del total de isleños, 249 eran de Mallorca; 3, de Menorca, y 3, de las Pitiusas.