20 cosas que he aprendido durante la veintena
La veintena es un camino de vueltas, curvas, volantazos, adelantamientos peligrosos y algún pinchazo
PalmaMe despido de los veinte y empiezo los treinta. En un par de días, se supone que voy a entrar en la verdadera edad adulta, aunque –a efectos prácticos– el único cambio que voy a experimentar es la pérdida inmediata de todos los descuentos del Carnet Jove. Llevo tanto tiempo dando por hecho que somos una persona de 30 años –es lo que tiene hacer años a finales de septiembre–, que no tengo la sensación de estrenar esta década, sino de llegar con prisa y quitándome un peso de encima, como si ya hiciera tarde. Hasta ahora, me sentía en un limbo: ya no estaba justificado hacer según qué cosas, porque ya tenía 29 –salir de fiesta un día cualquiera entre semana, por ejemplo–; pero tampoco según qué otras, porque todavía tenía 29 –decidir quedar en casa un sábado por la noche, por ejemplo. Los 29 son como de miel y azúcar, como un año de suscripción gratuita a la veintena, es decir, sin beneficio alguno. O como un año sabático, de esos que la gente se toma para reflexionar antes de tomar una decisión. Sólo que los 30 no se deciden (aunque los hay que, voluntaria o involuntariamente, acaban quedando atrapados a la veintena para siempre). Los 30 llegan y punto.
Por suerte, este período de transición que son los 29 me ha servido para asimilar esta década, en la que he pasado de vivir con mis mejores amigos a un piso de estudiantes pagado por mis padres a intentar independizarme antes de que se me exceda la edad fértil. La veintena es un camino de vueltas, curvas, volantazos, adelantamientos peligrosos y algún pinchazo. Y todo, en un momento en el que acabas de sacarte el carné. Así que, por fuerza, he tenido que aprender que:
1. No puedo elegir a mi familia, pero sí la relación que tengo con ella. La familia no es una deuda, ni es incondicional, ni es para siempre. Tener la misma sangre no significa absolutamente nada.
2. No debo gustarle a todo el mundo. Tampoco puedo intentar estar siempre a la altura para evitar cualquier reproche de cualquier persona. La gente entiende que, a última hora, no quiera quedarse porque estoy muy cansada.
3. Intentar controlarlo todo es agotador y hace que la vida sea más tensa y aburrida. Es importante saber soltar, pedir ayuda y mostrarse vulnerable.
4.Los cócteles pueden mejorar cualquier día de mierda, pero también hacer que me arruine. Mejor aprenderlos a hacer en casa. ¡Ah! Y el secreto para un buen espresso martini es añadirle azúcar o caramelo cuando el café todavía está caliente.
5. Pasar tiempo solo con nosotros mismos debería ser un derecho y un deber.
6.1. Puedo hacer amigos y amigas a cualquier edad, pero es cierto que los de verdad se pueden contar con los dedos de una mano (o, a lo sumo, de una mano y media). Así que algunos tendré que soltar para hacer sitio a los nuevos. 6.2. Las amigas de las amigas también son amigas. 6.3. Las amigas deben cuidarse como fueran una pareja.
7. La experiencia de ser mujer en esta sociedad es un reto sofocante y enriquecedor. Y, con las herramientas necesarias, puede ser apasionante.
8. Las cosas deben ser fáciles: con la pareja, los amigos, el trabajo, la familia. Para ello, cada una de las dos partes debe poner un 50%.
9. Las mechas rubias están sobrevaloradas. Nada supera el brillo del pelo sano.
10. En la vida en pareja, casi todo es cuestión de cuidados. Y no sólo a mí me gusta que me cuiden.
11. Es tan importante decidir si tendrás hijos, o no, como con quien los tendrás.
12. La relación con mi madre es algo complejo, fascinante y conmovedor que nunca dejará de sorprenderme. Estoy orgullosa de nosotros.
13. Las madrinas no son seres de luz: idealizarlas tanto no les hace ningún bien ni a ellas ni a nosotros.
14. Si hay tantas mujeres agredidas sexualmente, pero todos los hombres niegan ser agresores, ¿es que todos lo son en potencia?
15. Las parejas perfectas no existen. Aunque sea un cliché, es mucho mejor aprender de los errores: cada dificultad superada es una capa de sedimento más que se añade a los cimientos de la relación, haciéndola más fuerte.
16. Los recursos públicos son lo mejor de vivir en esta parte del planeta. Sólo el transporte público, la sanidad y los servicios sociales nos acercarán a la igualdad de condiciones.
17. Mallorca es el lugar donde quiero vivir, aunque no se pueda vivir.
18. La skincare, cuanto más básica, mejor. Los productos de farmacia carecen de competidor. Y basta con intentar chasquearse a los mayores, si no quieres una herida enorme que después será una cicatriz que después será una marca.
19. Cada vez que un mareo o dolor de cabeza me haga sentir que debo morir es más probable que esté sufriendo ansiedad que un ictus o un ataque al corazón.
20.1. Si tengo que reclamarle alguna decisión a alguien, mejor que sea a mí misma: lo inteligente es hacer las cosas porque, en un determinado momento, nos valen la pena. 20.2. Puedo detener y volver a empezar. Esto no significa fracasar. Lo importante es saber si quiero quedar allí donde estamos.