Vox, correa de transmisión de terratenientes
Cuando se dibujó el 'mapa' territorial de las Islas Baleares con normas relativamente restrictivas, hubo algunos 'afectados' que remojaron fuerte. Durante décadas habían intentado urbanizar sus terrenos porque suponía multiplicar su patrimonio. La pilotada urbanística que sueñan algunos, no todos, los terratenientes. De ahí nacieron, por ejemplo, las famosas Áreas de Reconversión que inventó Maria Antònia Munar. Y que eran recalificaciones a medida con argumentos absurdos. Levante un hotel en el norte de Mallorca se podía hacer una urbanización en el sur. Por suerte el GOB y la Fiscalía Anticorrupción pusieron orden y aunque el caso judicial fue archivado, bastó para poner fin al esperpento.
Pero algunos de los que tienen la tierra, sea porque la han comprado alrededor de pueblos y ciudades (a menudo con información privilegiada), sea porque la heredaron de los padrinos, no habían perdido la esperanza. Y su gran aliado ha sido, o puede llegar a ser, la emergencia habitacional. Bien, la emergencia habitacional y Vox. La portavoz parlamentaria Manuela Cañadas ya se encargó esta semana de pedir al PP por qué no se desarrollen proyectos urbanizadores en el rústico, después de que ellos mismos impusieran esta posibilidad a los populares.
Sabe lo que hace Cañadas. Habla por aquellos propietarios que han esperado durante años y que ahora han encontrado a Vox su aliado. Sabiendo que con el suelo urbanizable y urbano bastaría, y que el problema de la vivienda no se resuelve destrozando el campo, ella hace proclamas. Para los señores que la encomiendan. Mientras, en Palma, Fulgencio Coll hace equilibrios porque favorecer a los terratenientes es tirarse todo Son Sardina o Establecimientos en contra.