'Le chaleur humaine'
El título de este artículo coincide con el de uno de los podcasts más escuchados de Francia: Le chaleur humaine, que dirige y presenta Nabil Wanik para el diario Le Monde. Desde el 2022, cada semana Wanik entrevista a personas de todo tipo –políticos, científicos, artistas, activistas o empresarios– con una misma pregunta de fondo: ¿cómo afrontamos el cambio climático y qué podemos hacer para adaptarnos?
Hace poco tuve la oportunidad de visitar Nabil Wanik en las oficinas de Le Monde, en París. Me recibió con gran amabilidad, fiel al tono cercano y atento que transmite ante el micrófono. Nabil es de origen libanés, está casado y tiene dos hijos. Vive en París desde hace años, pero lo que más me sorprendió fue averiguar que hablaba un castellano fluido. Me explicó que había pasado un año en Andalucía, donde estudió la lengua y la cultura españolas. Aunque llevaba tiempo sin practicarla, conversamos con naturalidad, íntegramente en castellano.
Lo primero que constatamos en la conversación fue la pérdida de prioridad del tema climático en la agenda política y social. Francia vive inmersa en una crisis política considerable, con un telón de fondo cargado de incertidumbre: la posibilidad de que la extrema derecha llegue al gobierno. A esta tensión se añaden otras cuestiones que monopolizan el debate público –la inmigración, la guerra de Ucrania, el conflicto de Gaza o las reformas económicas– como la transformación del sistema de pensiones, que han dejado el cambio climático relegado a un segundo o tercer plan.
Sin embargo, Wanik no se muestra derrotista. Su programa sigue insistiendo en poner la crisis climática en el centro de la conversación pública, buscando no sólo diagnósticos, sino también historias humanas de compromiso y esperanza.
Después nos centraremos en este aspecto de la resistencia: la dificultad para hablar, publicar o hacer eco de los informes científicos, que, por cierto, son cada vez más pesimistas. Nabil Wanik defiende –y yo coincido plenamente– que del cambio climático no debe hablarse directamente ni en negativo. Es necesario hacerlo indirectamente y en positivo. La mayoría de la población es consciente del problema, pero no quiere oír un relato constantemente apocalíptico. Ya bastan noticias negativas fuera del contexto climático como para sumar más.
Las entrevistas que ha hecho Nabil Wanik a docenas de personas relevantes del mundo de la ciencia, la política y los medios de comunicación llegan, mayoritariamente, a una misma conclusión: es necesaria una comunicación directa, fluida y sincera sobre el cambio climático, pero orientada a las soluciones concretas. Una selección se ha publicado en forma libro: Chaleur humaine: 18 réponses à la menace climatique.
Por ejemplo, la científica Valérie Masson-Delmotte explicaba que, desde que empezó a andar en bicicleta, ha cambiado muchas cosas de su vida y también su manera de entender el mundo y el cambio climático. Otros invitados relatan decisiones similares, como cambiar de coche por un modelo eléctrico o reducir el consumo energético en casa. Son pasos individuales que puede dar mucha gente y que, para pequeños que parezcan, tienen un valor simbólico y práctico.
Sin embargo, las grandes transformaciones deben venir de las medidas colectivas: la peatonalización de calles, la vegetalización de espacios urbanos, la creación de zonas de sombra o de vías seguras y cómodas para bicicletas, la descarbonización con energías renovables, etc. Estas iniciativas no sólo reducen emisiones, sino que mejoran la calidad de vida y refuerzan el sentimiento de comunidad. Quizás, en el fondo, es eso lo que significa Le chaleur humaine: una sociedad capaz de calentarse mutuamente para encarar un futuro mejor.
Para cultivar nuestra incipiente relación, hemos invitado a Nabil a visitar Mallorca la próxima primavera ya dar una conferencia dirigida a periodistas. Nos ha prometido que vendrá.