'Jostissi' de callejón
Sé que la violencia debería ser siempre la última opción. O mejor dicho, hago un esfuerzo diario por intentarme autoconvencer de que debería ser así, aunque hay una parte de mí que querría entregarse a una violencia abierta y sin escrúpulos, soltarse por el tobogán del furor vengativo y empezar a repartir hasta quedarse a pleno. Sería una buena terapia. Se lo pediré a mi psicóloga.
En todo caso, hace tiempo que pienso que los ciudadanos podríamos hacer más para contribuir a los sueños punitivos de nuestros representantes, que interpretaron correctamente las obsesiones maníacas de los ciudadanos de la ciudad colocando un coche de la Policía Municipal de Palma en medio de la plaza más concurrida de Ciutat para vigilar que nadie la cruce en patinete o bicicleta.
Pero el Ayuntamiento no puede colocar un coche en todas las plazas ni un policía en todas las cabezas, así que querría proponer una modificación de la ordenanza municipal que permita que los ciudadanos puedan saltarse trabas administrativas e ir directos al tema del castigo o, como a mí me gusta llamarlo (en homenaje hard-local), que los ciudadanos puedan administrar justisis, justisis de callejón.
No hablo de legalizar las armas de fuego, sólo de alguna pedrada ocasional y algún retrovisor roto. Por ejemplo, los de los coches que aparcan en las esquinas, cerrando el paso, sin ningún tipo de consideración por nadie más que ellos y sus prisas. Trate de pasar en silla de ruedas, cochecito de niños o cargado con la compra. Pienso que en estos casos, deberíamos poder tomarnos la justisis por nuestra mano y que romper un cristal o pinchar las ruedas del vehículo infractor sería casi una obligación cívica, un tema de pedagogía.
También pienso que estaría bien empezar a ir por el mundo con una bolsa de piedras y macs de diferentes tamaños. Siempre he echado de menos una buena piedra en la típica situación en la que estás atravesando un paso cebra y algún coche decide no frenar. Los mejores son aquellos conductores que, pese a estar a punto de convertirte en compota de humano, levantan la mano en señal de disculpa preventiva, para que en caso de que te maten o te envíen al hospital sabe que al menos has caído bajo las ruedas de una buena persona.
No sería un tema de justisis responder con una pedrada? Levantando la mano, inmediatamente después, para que sepan que nosotros también somos gente de paz.
Estos son los dos casos que ahora me han venido a la cabeza, pero seguro que hay decenas de situaciones en las que los ciudadanos de Palma podemos contribuir a una comprensión más profunda de la palabra 'civismo' por parte de nuestros conciudadanos ejerciendo una militancia más proactiva y mostrando un compromiso más firme con la política de tolerancia cero promo.
La justisis somos todos.