La Sede en clave de Bach
Desde la apertura la composición quedó perfectamente delimitada cuál sería el fastuoso nivel del evento
De nuevo un marco incomparable acogió al no menos incomparable Bach. La Seo fue cae en clave de Bach. A la popular y multitudinaria tradición mesiánica de Georg Friedrich Händel debemos añadir esta pequeña gran cata del inmenso y marmóreo Oratorio de Navidad BWV 248 que la Capilla de la Seu, dirigida por Joan Company, y la Orquesta Sinfónica Illes Balears, con Pablo Mielgo en la batuta, ofrecen desde hace una serie de años en el presbiterio catedralicio, bajo el baldaquino de Gaudí y junto a las transgresoras e incendiarias pinturas de Jujol. Y si el marco solo puede calificarse de supremo, el concierto brilló a la misma altura, con la soprano Irene Mas, el contratenor sopranino Rafael Quirant, el tenor Bryan López y el barítono Tomeu Bibiloni como solistas vocales. En cuanto a los solistas de la orquesta, quien cautivó exponencialmente al respetable fue Emma Goillot, en la trompeta piccolo —pequeña, de cuatro pistones, que afinada en re también se llama trompeta Bach— en su intervención, interpretando con Tomeu Bibiloni una excelsa Gosser Herr, o Starker König.
El aria octava de la cantata del Primer día de Navidad tuvo ese valor añadido —el efecto sorpresa—, pero ya desde la apertura la composición, Jauchet, Frohlocket, auf Preiset die Tage para coro y orquesta, quedó perfectamente delimitado cuál sería el fastuoso nivel del evento. Un inicio esplendoroso y una interpretación diáfana, inmaculada, un buen y adecuado adjetivo para definir lo que fue y cómo transcurrió toda la representación de la cuidada selección del más alambicado y preciso oratorio bachiano, tan monumental como delicado. Una pieza que da opciones prácticamente a la totalidad de los componentes, más allá de los solistas, de lucir cualidades en balquena, con un Bibilonio poderoso y al mismo tiempo cálido; una Irene Mas que parece ser especialista en todo lo que canta, pero especialmente en el barroco; un contratenor sopranino con unos agudos asombrosos y mejor proyección; o el tenor, quien tiene con elIch will nur decir zu Ehren Leben el aria más complicada, la cual resolvió con gran corrección. Del mismo modo cabe resaltar, por ejemplo, tanto el oboe como los dos oboes de amor, el fagot, los dos primeros violines o el sin tregua del continuo… Sin embargo, diría que el gran protagonista de todo ello es el corazón, soberbio, con el apoyo de una orquesta que mostró sus excelencias, tanto solistas como en conjunto. Una noche inolvidable.