Historia

Junípero Serra, 'el héroe nacional' que utilizó Franco para seducir a Estados Unidos

En plena Guerra Fría, el franquismo se apropió de la figura del evangelizador mallorquín del siglo XVIII en California. Le sirvió para asustar a la 'amenaza soviética' y para reivindicar la influencia cultural española en la configuración de América como gran potencia mundial

El Capitolio de Washington es la sede del Congreso de Estados Unidos. Desde 1931 el fraile petrero Junípero Serra (Miquel Josep de nombre de fuentes) es el único personaje no norteamericano que tiene una estatua. Forma parte de una colección dedicada al centenar de padres de la patria. Junto al político Ronald Reagan, el mallorquín representa el estado de California. Llegó en 1769, a 56 años, después de dos décadas evangelizando en México al servicio del rey Carlos III. Se encontró con un territorio casi inexplorado, donde acabaría fundando nueve misiones. Los hubo que fueron el embrión de ciudades como Los Ángeles, San Francisco, San Diego y Sacramento.

El padre Serra está enterrado en la localidad de San Carlos, ahora Carmel. Murió en 1784, a 70 años, satisfecho de haber esparcido la palabra de Dios por aquellas tierras –algunos historiadores insisten en que fue a costa de derramar mucha sangre entre la población local. En 1988 sería beatificado por el papa Juan Pablo II y en 2015, canonizado por el papa Francisco. Esta última distinción desató las iras de los activistas indigenistas, que mutilaron varias estatuas del isleño en California con pintadas de "San del genocidio".

El 28 de septiembre de 1913, con ocasión del segundo centenario de su nacimiento, se levantó por suscripción popular un monumento en recuerdo del misionero en la plaza de Petra. Tres décadas después, el franquismo no dudó en utilizarlo para su causa. Así lo asegura la historiadora del arte Begoña Martínez Rosado, una campanera de origen peruano que está ultimando una tesis doctoral en la UIB sobre este tema: "El padre Serra era un símbolo de la grandeza histórica y religiosa de España que Franco se comprometió a recuperar. Desde la pérdida en 1898 de las Conias, país se hallaba inmerso en una profunda crisis de identidad estatal".

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Arma contra el comunismo

En 1949, diez años después del fin de la Guerra Civil, tuvieron lugar ostentosas celebraciones con motivo del segundo centenario de la partida del franciscano hacia México. Destacó la inauguración de una cruz de piedra en el santuario de la Virgen de Bonany. Según la tradición, fue en este punto donde el padre Serra dirigió sus últimas palabras a los petreros antes de emprender el viaje en compañía de su mano derecha, Francesc Palou, oriundo del mismo pueblo. Igualmente se montó una cabalgata histórico-legórica para enaltecer el legado colonial español en América.

En plena Guerra Fría, con la instrumentalización del soldado de Cristo mallorquín, el franquismo también pretendió buscar complicidades con EE.UU. "Era la única salida –afirma Martínez– que tenía para poner fin a un aislamiento internacional que hacía peligrar la continuidad de un régimen asfixiado por una década de autarquía". Quien se encargó de propiciar el entendimiento fue Dina Moore Bowden, una californiana residente en la isla que se había convertido en una gran divulgadora de la figura del padre Serra. En noviembre de 1952 organizó, en la Casa Americana de Madrid, una exposición del misionero con la asistencia de autoridades de ambos países. "El petrero –resalta la historiadora– permitió a Franco proyectar una imagen de España como protagonista de la configuración mundial. Además, representaba la defensa de la cristiandad como valor occidental y un arma espiritual frente al comunismo".

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El 26 de septiembre de 1953 ya se firmaban los conocidos Pactos de Madrid. El flamante presidente estadounidense Dwigth D. Eisenhower se avino bien a legitimar la dictadura franquista. Se comprometió a ayudarla económica y militarmente a cambio de poder construir en su territorio, de gran valor estratégico, una buena red militar. De esta época es la base norteamericana en el Puig Major, que sería inaugurada en 1960. Aquella ayuda respondía a una "causa de fuerza mayor": tener un aliado, aunque fuera fascista, que vigilara cualquier "amenaza soviética" en el Mediterráneo occidental. En 1955, con el apoyo del 'amigo americano', España conseguía ingresar en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en 1958, en el FMI (Fondo Monetario Internacional) y en el Banco Mundial. Todo ello supuso la concesión de suculentos préstamos que, con el Plan de estabilización económica de 1959, hicieron posible lo que se conocería como "milagro económico español", con el turismo como buque insignia.

"Visit Petra"

En mayo de 1957 la revista National Geographic ya publicaba un reportaje totalmente propagandístico, titulado 'The Balearics are Booming'. Destacaba la vida barata en el Archipiélago, sin embargo, hacer mención alguna al régimen autoritario que lo sostenía. En 1959, coincidiendo con el aniversario de la fundación de la ciudad de San Francisco, el obispo de Mallorca, Jesús Enciso Viana, fundó el Instituto Junípero Serra. El objetivo era enviar a América sacerdotes que siguieran con la labor evangelizadora del franciscano. En julio de ese año también se inauguró en Petra un museo dedicado a su figura, obra del arquitecto Gabriel Alomar. Fue a instancias de la Asociación de Amigos de Fray Junípero Serra, fundada en 1955. Entonces, se elaboraron carteles promocionales en EEUU que decían: "Visido Petra (Mallorca). Birthplace of fray Junípero Serra, fondo de California".

El 21 de diciembre de 1959, seis años después de los Pactos de Madrid, Franco recibía en Madrid a Eisenhower. 50.000 personas le aclamaron en el aeropuerto. Esa fue la mejor campaña propagandística de la dictadura. La imagen sorprendía teniendo en cuenta que el mandatario estadounidense era el héroe de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, en la que el dictador español había apoyado a Hitler. En 1960 ambos países volvieron a exhibir buena sintonía. "El 12 de octubre, el Día de la hispanidad –apunta Martínez–, el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, y el embajador de EEUU, Mr. Lodge, depositaron una corona de flores en el monumento del padre Serra en su villa natal".

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'Forjador de América'

En 1963 se llevaron a cabo en Mallorca los actos conmemorativos del 250 aniversario del petrero. "La efeméride –asegura la investigadora– coincidió con la celebración en Palma de los Festivales de España, que, además de promover la cohesión estatal, buscaban atraer a turistas y proyectar una imagen positiva en el exterior de una dictadura que seguía matando a presos políticos como Julián Grimau". El NO-DO, el noticiario propagandístico del régimen, se encargó de inmortalizar todo bajo la atenta supervisión del ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga. "Uno de los momentos más significativos de los actos fue la visita del presidente del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Mr. Earl Warren, en el nuevo Palacio de Justicia de Palma. Fue recibido por su homólogo Ruiz Jarbo, quien destacó la identificación entre los ideales de Justicia de EEUU y España, basados ​​en el cristianismo y la paz".

En 1964, el año de la campaña XXV Años de Paz para celebrar los 25 años del fin de la Guerra Civil, en Nueva York se inauguró una Exposición Universal. Los medios de comunicación destacaron el pabellón español. Estaba presidido por una estatua del padre Serra, que conectaba con la historia americana. "Un año antes se hicieron sellos con la imagen del mallorquín. Formaba parte de una colección titulada Forjadoras de América, que incluyó a otros 'héroes nacionales', como el extremeño Vasco Núñez de Balboa, el primer europeo en llegar a las costas del Pacífico".

Vuelo Nueva York-Palma

En 1965 el padre Serra ya dispuso de una estatua propia en Palma. Fue otra de las iniciativas de la californiana, mallorquina de adopción, Dina Moore Bowden. El encargo fue a parar al famoso artista de origen vasco Horacio de Eguía. El dinero salió de una campaña de captación de donaciones puesta en marcha por el diario falangista Baleares. El resultado fue una pieza de bronce de tres metros con el misionero levantando una cruz y con un niño indio al lado. Inicialmente debía colocarse frente a la catedral, a imitación de la colosal estatua de Cristóbal Colón que desde 1888, a raíz de la Exposición Universal, presidía el puerto de Barcelona. Finalmente, se ubicó frente al convento de San Francisco de Ciudad, donde el petrero se había formado de jovencito.

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Muy pronto la estatua de Palma y el museo del padre Serra en su pueblo natal se convertirían en un importante punto de peregrinación para los visitantes más devotos. En las inmediaciones de la carretera de Petra se pusieron carteles con la imagen del franciscano que indicaban la dirección a seguir. Hoy, en plena globalización, Mallorca ya no necesita ningún 'héroe nacional' para ser promocionada en la superpotencia mundial. En junio de 2022, a instancias del Consell Insular, en manos de los socialistas, se abrió un vuelo directo Nueva York-Palma, lo que ha tenido como consecuencia el desembarco de inmobiliarias estadounidenses. En 2024, según datos de Turespaña, llegaron a Baleares cerca de 279.000 viajeros provenientes de EE.UU.

El 'amigo americano', el gran inversor

El investigador inquero Joan Buades ha estudiado la influencia de Estados Unidos en la creación de la industria turística en nuestro archipiélago. Habla en el libro Donde brilla el sol. Turismo en Baleares antes del 'boom' (2002). Buades sitúa la relación entre ambos países antes de los pactos de Madrid de 1953. Ya en 1950, en plena Guerra Fría y con el presidente Truman en la Casa Blanca, hay constancia de visitas de la Sexta Flota en el puerto de Palma. "Mallorca –asegura– empezó a ser un balneario turístico muy preciado para la soldadesca estadounidense en momentos decisivos para decantar la opinión de Washington en favor de Franco".

El interés por atraer la simpatía del 'amigo americano' se escenificó en 1956, un año después de la admisión de la España franquista en la ONU. En julio, el vicepresidente de Eisenhower, Richard Nixon, hizo escala en Mallorca en su viaje de regreso de Turquía a Washington. Era el viaje de más alto nivel realizado por un mandatario estadounidense a España en décadas. Nixon sólo pasó un día en la isla. En un chalet de Illetes (Calvià) almorzó con el ministro de Asuntos Exteriores de Franco, Alberto Martín Artajo. "Aquel verano –apunta Buades– se esperaba que hubiera un boom del turismo estadounidense en Europa y fueran 'más de un millón de turistas'. Había quien hablaba de un 'plan Marshall turístico' de 500 millones de dólares. España ponía Mallorca como cebo para pescar un trecho de este preciado botín".

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En mayo de 1960 ya aterrizaba en Mallorca Paul F. Craig, técnico del Banco Mundial. Lo hizo invitado por Joan Nigorra, del Banco de Crédito Balear y consejero delegado de IMISA, su filial inmobiliaria. Los frutos de aquella reunión llegaron en 1968. Un crédito de 238 millones de pesetas permitía inaugurar la primera autopista de la isla, la del aeropuerto de Son Sant Joan. Ese proyecto fue uno de los tres aprobados en el primer paquete de subvenciones para el Plan de carreteras del Banco Mundial en el régimen de Franco. Los otros dos fueron las autopistas Madrid-Alicante-Barcelona y Oviedo-Figaredo.

"Alrededor de estos contactos –afirma el investigador– la inversión de capitales estadounidenses en Mallorca era constante". En 1963 se creó la delegación en Baleares del Consulado General de Estados Unidos de Barcelona. Hasta 2007 su representante fue Bartomeu Bestard Bonet. En la época, fue el único agente consular de EE.UU. no nativo. Bestard era hijo del director de la sucursal del Banco de España en Palma. Ejercía de delegado en el Archipiélago de Tetracero, una transnacional de hormigón de origen peninsular. En 1964, en todas las Islas ya había cerca de 1.500 residentes estadounidenses. En 1961 dos de ellos, antiguos pilotos en la segunda guerra china y japonesa (1937-1945), habían realizado una fuerte inversión en la inauguración del hotel Son Vida de Palma, que se convertiría en la nueva meca del glamour en el Mediterráneo.