Cuadros en las inmobiliarias y gritos por Palestina: una Noche del Arte llena de contrastes
La vigésima novena edición del evento se ha celebrado este sábado por la tarde
PalmaYa nos perdonarán las galerías, los museos y otros centros de arte, pero si entendemos el arte como una manera de representar la realidad con cierto espíritu crítico, la escena más artística que se ha vivido en Palma este sábado, 20 de septiembre, día en que se llevaba a cabo la vigésima novena edición de la Noche del Arte, ha tenido Chopin. Allí se han sucedido una serie de hechos insólitos, de imágenes que poco o nada tenían que ver, aparentemente, unas con otras, pero que, por su coincidencia, servían de precisa definición de los tiempos actuales.
Por un lado, la plaza ha sido la ubicación escogida para una concentración a favor de Palestina que no había recibido autorización por parte del Ayuntamiento, aunque sí que había recibido el visto bueno de Delegación de gobierno. Los gritos de "Viva la resistencia palestina" se mezclaron con los aplausos cuando Laura Camargo leyó que "esperamos que Netanyahu y el resto de responsables tengan su Nüremberg". Mientras continuaba la lectura del comunicado, en las tiendas de cuadros que rodean la plaza, como Gallery Red y Gerhardt Braun, se iniciaba la enésima botella de champán, lo mismo que sucedía en el interior de la nueva inmobiliaria que aún está pendiente de inaugurar en la misma ubicación, Sotheby's, vinculada a las conocidas el Arte podían verse algunas de las obras de la alaronera Neni Vallés Rechach. No muy lejos de allí, en la plaza del Mercat, dos figuras fantasmagóricas protagonizaban una peculiar procesión organizada por la entidad Mallorca para vivir, liderada por un cartel donde se leía "Where the fuck do you think this children are going to live?[[¿Dónde puñetas crees que vivirán nuestros hijos?"]. El retablo, pues, hablaba por sí mismo, y contenía numerosos, y potentísimos, ingredientes.
Cala d'Or, inteligencia artificial y una mirada cósmica
Sin embargo, cualquiera que haya recorrido alguna vez la Noche del Arte sabe que este evento no está pensado para detenerse ante nada y que la dinámica general invita a ir deprisa, a hacer vía, porque si uno quiere estar por todas partes no tiene tiempo para quedarse quieto. Así, a partir de las seis de la tarde, hora en la que se había convocado oficialmente los medios en la galería La Bibi + Reus City, comenzaba una especie de carrera a contrarreloj en la que autoridades, galeristas y medios se iban encontrando en los puntos calientes de la noche para echar un vistazo rápido. El primer paro era, pues, en la galería surgida de la unión de La Bibi y Fran Reus, un espacio situado en la calle Vilanova de Ciutat donde se inauguraba la muestra Plastic street, una serie de cuadros de colores llamativos y mensajes inquietantes (con frases como "Me afraid you are infected" ["Sospecho que te has infectado"]) con el que los artistas Maite y Manuel, procedentes de Uruguay, han recreado sus impresiones después de haberse instalado en Cala d'Or.
Uno de los sitios más fotografiados de la noche, en todo caso, ha vuelto a ser el casal Solleric. Como ya sucedió hace dos años, cuando una de las protagonistas de la Noche del Arte fue la instalación de Sandra Baía, este año ha sido una obra de Jesús Rafael Soto, Penetrable, una gran plataforma formada por infinidad de hilos azules que desde este sábado cubren el patio del Solleric. Para acceder se debe atravesar otra obra, Impenetrable, de Eugenio Espinoza, que se extiende por encima de las escaleras de acceso al recinto. Además, en el Solleric se puede disfrutar de The artist is dead, long live the AI ["El artista ha muerto, larga vida en la IA"], muestra de Pelayo Varela que invita a reflexionar sobre conceptos como autoría y creación y sus vínculos actuales con la inteligencia artificial.
Cerca de allí, en la galería Pelaires, las obras de artistas como Katherine Bradford, Gori Mora y James Owens ofrecían miradas heterogéneas, pero complementarias, sobre la identidad y sus manifestaciones en pleno siglo XXI, en la muestra colectiva Parsley, sage, rosemary and thyme ["Perejil, salvia, romero y tomillo"], mientras que la Sala C de Es Baluard recibía a los visitantes reconvertida en un plató cósmico gracias a la instalación Preludio para el sol y las estrellas de Sandra Cinto, un proyecto hecho expresamente para este espacio que parece tener la capacidad de absorber a los visitantes: sobre las ocho de la tarde reinaban el silencio y la pausa, en este punto del recorrido, algo casi inédito en el resto de rincones de Ciutat durante la Noche del Arte.
Muy cerca de Es Baluard, en la galería Aba Art Lab, dos artistas compartían batallitas sobre la Noche del Arte. "Es la cuarta vez que yo inaugura una exposición", afirmaba Miquel Mesquida, y Teresa Matas añadía que "yo he venido tantos picos que ya he perdido la cuenta". El encuentro era con motivo de la inauguración deIkigai, la última muestra de Mesquida en la que la ligereza de las formas orgánicas parece que se dirigen hacia la inmensidad en una serie de cuadros y esculturas de colores contundentes y presencia solemne. "Yo creo que la exposición viene de una necesidad de buscar el propósito de la vida y representarlo", sugería el artista, "pero, al fin y al cabo, el propósito de los artistas es justamente hacer lo que hacemos", sentenciaba. Mientras tanto, en el otro extremo de la plaza de la Puerta de Santa Catalina, a medio camino entre Aba y Es Baluard, otro establecimiento ofrecía cava a los visitantes, con las puertas bien abiertas y sus responsables bien mudados: la peluquería Palma Hair Concept, que hace sólo unos días compartía a través de las redes, con un mensaje en inglés, que este año también este año, más que nunca, ha puesto de relieve los contrastes de Ciutat.