Veinte años de Red Forestal: una apuesta por aprender a prevenir el fuego
La charla inaugural, realizada en Pollença, repasa dos décadas de trabajo pedagógico y gestión forestal en un momento clave para el cambio climático
PollençaLa Fundación Rotger Villalonga acogió el pasado 18 de noviembre la inauguración de 20 años de Red Forestal: Prevenir es actuar. Cultura del riesgo frente a los incendios forestales, un acto que celebró dos décadas de sensibilización, gestión preventiva y divulgación ambiental en las Islas Baleares. La jornada incluyó una charla abierta al público, la proyección de un documental y la presentación de dibujos elaborados por niños sobre riesgos ambientales, vinculados al proyecto educativo 'Ni 1 Foc al Bosc!'.
Desde su creación, Xarxa Forestal ha impulsado miles de actividades en todo el territorio –reforestaciones, talleres, charlas, salidas forestales y visitas a medios de extinción– con el objetivo de consolidar una cultura del riesgo entre municipios, escuelas y vecinos de zonas forestales y urbano-forestales.
Toni Llabrés: "Un incendio no comienza cuando arde, empieza cuando dejamos que el territorio sea vulnerable"
La técnica en sensibilización de Red Forestal dentro del Ibanat Toni Llabrés fue la encargada de abrir el acto y recordó que, en sus inicios, la prioridad fue tejer complicidades con comarcas forestales, técnicos municipales y líderes locales. La red, remarcó, "no se diseñó cerrada, sino que se ha ido construyendo con la gente que vive y gestiona el territorio".
Llabrés incidió en que la prevención más efectiva es la que se hace antes de que el fuego exista. Explicó que, pese a ser resistente a la sequía, la vegetación mediterránea es muy vulnerable ante el fuego porque acumula combustible vegetal fácilmente inflamable: "Cuando el fuego es grande, cualquier tipo de vegetación toma. Por eso, antes de hablar de plantas debemos hablar de combustible: si le quitamos la comida, el fuego no puede avanzar".
Según la técnica, franjas de seguridad, jardines húmedos y ausencia de elementos inflamables cerca de las viviendas ya han demostrado ser clave en incendios reales: "Hemos visto casas que han sido protegidas porque estaban preparadas antes. Un incendio es un proceso muy rápido: cuando llega, ya no hay tiempo para improvisar".
También destacó que cada vez más edificaciones de nueva construcción integran criterios preventivos, pero "queda pendiente adaptar edificios antiguos y urbanizaciones consolidadas".
Prevención todo el año: no bajar la guardia en invierno y primavera
Llabrés lamentó que la percepción social del riesgo sea estacional: "La gente se relaja cuando refresca, pero algunos de los mayores incendios de Baleares se han producido en primavera y en invierno. La prevención no tiene temporada".
Recordó que el equipo también hace "trabajo de invierno", especialmente en seguimiento de rayos, que son la única causa natural de incendio en las Islas: "Cuando hay tormenta, tenemos un mapa de rayos activo y hacemos seguimiento inmediato. Si no hay combustible, el impacto no pasa de la anécdota".
Llabrés insistió en que la sociedad empieza a ser más consciente de ello, pero el reto es mantener la memoria colectiva del riesgo: "La gente piensa que nunca les va a tocar. Tenemos que ponernos en situación y pensar qué quemaría si nos toca a nosotros".
La mirada de Miquel Àngel March: gestión forestal y meteorología crítica
El geógrafo y ex alcalde de Pollença Miquel Àngel March aportó una visión territorial e histórica de las formaciones vegetales del municipio y del papel que ha tenido la explotación forestal en la configuración del paisaje actual.
March advirtió que la presencia masiva de pinar incrementa la vulnerabilidad: "El pino es una de las especies que más quema, y en Mallorca tenemos muchos. Sin una gestión activa de los pinares, estamos poniendo leña al futuro incendio".
También recordó la conocida regla del 30/30/30, clave para interpretar situaciones de riesgo extremo: temperaturas superiores a los 30 grados, humedad inferior al 30% y vientos de más de 30 km/h. Según March, estas condiciones, cada vez más frecuentes, "hacen que un incendio sea prácticamente imposible de controlar una vez ha empezado, por lo que hay que priorizar su prevención sobre la extinción".
Una reflexión final: ponerse en situación y estar preparados
Para Llabrés, el reto de futuro no sólo es mantener el nivel de prevención, sino superar un problema social recurrente: la falta de memoria del riesgo. "Muchas veces la gente piensa que no les va a tocar nunca. Pero la pregunta no es si habrá un fuego, sino qué va a quemar si nos toca a nosotros. Tenemos que estar preparados", concluyó, además de invitar a la ciudadanía a ponerse en situación y asumir responsabilidades concretas para proteger sus hogares y el territorio.