Menos suelo productivo y menos profesionales
Desde 1982 se han perdido la mitad de las explotaciones de las Islas
PalmaSegún el informe elaborado por el colectivo de agricultores ecológicos que se ha mostrado más crítico con la nueva ley agraria, en las Islas sólo quedan unos 5.000 agricultores profesionales, y las explotaciones censadas –en todas las categorías– no son más de 15.000. En 1982 eran más del doble que ahora, con 31.835 fincas en activo. "Somos conscientes de que no podemos recuperar las cifras de los años 80. Ahora bien, la nueva ley que se nos presenta consolida el proceso y la tendencia. Es la renuncia definitiva al mantenimiento de una actividad agraria digna", aseguran en la documentación aportada para enmendar el proyecto de ley.
Según datos recogidos por el ARA Baleares, en sólo diez años, el campo balear ha sufrido una bajada alarmante. Entre 2013 y 2023, las Islas han perdido cerca de 28.500 hectáreas de superficie agraria útil, un retroceso que anda en paralelo con la desaparición de casi 1.700 explotaciones agrarias. Esta doble pérdida supone una reducción aproximada del 16% tanto de suelo cultivable como del número de fincas activas, un indicador claro de la crisis estructural que afecta al sector primario en el Archipiélago.
Los datos reflejan un proceso sostenido de desmantelamiento del tejido agrario tradicional, marcado por el abandono de tierras, la falta de relieve generacional y la presión creciente sobre el suelo rústico, a menudo revalorizado para usos no agrarios. La tendencia se agrava en un contexto de sequía, subida de costes y una dependencia alimentaria exterior cada vez más acentuada.
Algunos expertos han dicho en más de una ocasión que el sector "no puede vivir sin ayudas", porque las dimensiones de las pequeñas explotaciones isleñas hacen imposible su viabilidad. De ahí que el Gobierno considere importante fomentar más la venta directa y las campañas promocionales, y hasta aquí el sector se muestra de acuerdo. En cambio, la fuerte discrepancia una vez más llega en materia territorial y urbanística, ya que el Ejecutivo apuesta por más turistas y actividades de ocio, y muchos agricultores lo consideran la muerte definitiva del campo.u