La noche se apaga en Ibiza
El ocio nocturno cierra una temporada marcada por la adquisición de UNVRS por parte de los Matutes
IbizaQue la noche se apaga en Eivissa no es una metáfora. Este fin de semana cierran en la isla los principales clubs. Muy especialmente, lo harán los tres grandes establecimientos propiedad de la familia Matutes: Ushuaïa, Hï y el nuevo UNVRS (Universo), con un megaclosing conjunto llamado The Trilogy. Mientras escribo estas líneas (mediodía del jueves), todavía quedan entradas para el closing conjunto con un precio de 410 euros, sin ningún extra, sólo por entrar. Si quieres aprovechar al máximo el horario que permite el ticket, deberás estar de fiesta entre la 1 del mediodía del sábado, comenzando en Ushuaïa, hasta la salida del sol de la mañana del lunes 13, en UNVRS, sólo con unas horas del domingo de descanso. Este fin de semana sólo Pachá tratará de hacerle la competencia a esta trilogía, con un autoproclamado Grand Closing Weekend. Después, quedará, entre el lunes y el martes, el closing del DC10, el club de al lado del aeropuerto especializado en la electrónica más underground. Un final que será apoteósico, si el tiempo lo permite.
Y ya estará. '¡Gracias a Dios!', exclamará algún ibicenco. Los closings ponen a prueba la paciencia de los residentes, con miles de clubbers que tratan de aprovechar los últimos minutos de fiesta y miles de alumnos y padres de alumnos que tratan de no llegar tarde a la escuela. Todo a su vez en 570 kilómetros cuadrados. El lunes de los closings estos dos mundos chocan frontalmente. En la asociación Ocio de Ibiza son conscientes de ello. "Sabemos que no caemos bien a parte de la opinión pública", se lamenta su gerente, José Luis Benítez. "Y la verdad es que nos duele, porque somos empresas de Ibiza que intentamos realizar el trabajo de la mejor manera posible". Meter a cinco o seis mil personas en una discoteca, y que no pase nada que pueda salir en la crónica de sucedidos de los periódicos, no debe ser fácil. Y las discotecas ibicencas (casi siempre) lo consiguen.
Jaque mate
La noticia de la temporada en Eivissa ha sido la apertura de UNVRS (antes Privilege, aún antes el mítico KU). La adquisición por parte de la familia Matutes acaba de completar una tríada gloriosa que, con el presupuesto adecuado, permite dominar cualquier horario y cualquier ámbito del ocio ibicenco: Ushuaïa como club de tarde. Ahora sí, han obtenido la prenda que les faltaba. Es una cuestión de economía de escala: ser el mayor para tener la máxima capacidad de compra. Es decir, de contratación de DJ, que son los auténticos dueños de la noche. Ni siquiera Pachá, vendido a un fondo de inversión, puede soñar con hacerles sombra.
La prueba la encontrará en la plantilla de DJ que se han repartido este verano entre los tres clubs: David Guetta, Calvin Harris, Fisher, Carl Cox, Martin Garrix, Eric Prydz... Algunos de estos señores pueden cobrar fácilmente más de 250.000 euros por pinchar dos horitas y media. "Ha llegado un nuevo jugador que ha dado un cambio radical al ocio", dice Benítez. La apuesta que encabeza UNVRS es claramente la comercialidad sin complejos, grandes espectáculos para las masas deinstagramers; sí, porque los clubbers ya no bailan, demasiado pendientes de recoger el momento (¡con Guetta pinchando de fondo!) y colgar el reel en Instagram. Se habla de pérdida de identidad de la noche ibicenca. "No creo que cualquier pasado haya sido mejor, nada tienen que ver las fiestas que se hacían antes con las de ahora", se justifica el gerente de Ocio de Ibiza. "La gente quiere ver otra cosa, por eso nuestra apuesta es crear espectáculo; lo único que hemos hecho es seguir avanzando y adaptarnos".
Dicen que vender consiste en dar al cliente lo que desea. Y la apuesta es hacer de Eivissa la meca mundial del ocio nocturno, ahora sin discusión. Y vender mucho. No en vano, gente como Guetta y Calvin Harris son los primeros responsables de que el EDM (la música electrónica de baile) sea actualmente un producto de masas.
Ibiza: la isla discoadicta
El reverso oscuro de este negocio es la extraordinaria dependencia de las discotecas. Si en Baleares se han puesto todos los huevos en la cesta del turismo, en Ibiza hemos jugado aún más fuerte: poner los huevos sólo en un sector del turismo, el ocio. Hace veinte años, Ibiza se promocionaba con el eslogan 'Todas las islas en una' (en inglés, claro: 'All islands in one'), un eslogan lanzado por el Consell de Eivissa pero sobre todo por los hoteleros ibicencos. 'Todas las islas en una' era, ya en ese momento, una manera de decir "ei, que en Ibiza hay muchas otras cosas: patrimonio, playas, naturaleza, restauración..., no sólo discotecas".
Podríamos discutir si, en ese momento, el eslogan era cierto. Hoy deberíamos admitir que Ibiza, como marca, depende del ocio nocturno en un grado muy elevado. Los propios hoteleros se han puesto a remolque de los clubs, reconvirtiendo parte de la planta hotelera en adulto only (Portinacho, zonas de Santa Eulària...) y echando el turismo familiar. El sector del ocio emplea a unas 3.000 personas, entre contrataciones directas e indirectas; es una cifra que no se puede desdeñar. Pero su efecto sobre la imagen y la economía de Eivissa es mucho más determinante. Así que las familias se están convirtiendo en Ibiza en una especie turística en extinción. Como las lagartijas. "No hay turismo familiar en octubre", recuerda José Luis Benítez. "Si existe ahora mismo turismo en Ibiza es gracias a las discotecas". Es completamente cierto: no existe turismo familiar en octubre. Pero sí que hay familias intentando llegar a la escuela. Así que, probablemente, residentes y discotecas seguirán siendo como esos viejos matrimonios, que conviven pacíficamente (porque ya, total, por lo que nos queda...), pero que en realidad se odian profundamente y en silencio.