Almendros

"Si no se hubieran sembrado almendros de regadío, no habría ninguna almendra"

El cultivo de secano característico de Baleares resiste menos las consecuencias del cambio climático y de la 'Xylella', además de tener una producción inestable que dificulta la supervivencia de los agricultores

PalmaLos almendros de secano ya no colonizan los paisajes de Baleares, como lo hacían años atrás. El cultivo estándar de las Islas desaparece: "Los almendros de secano que producían el 99,9% de la almendra de Mallorca ya no existen", lamenta el presidente de la Cooperativa del Camp Mallorquí, Miquel Gual. Este árbol se sembraba en Baleares porque resistía la sequía, el clima mediterráneo y no tenía un coste muy alto de mantenimiento.

Esto se ha revertido desde que el cambio climático ha favorecido la falta de lluvias y de horas de frío en el campo, lo que hace que haya que trabajar y cuidar más la tierra para obtener resultados. Todo ello se añade la Xylella, una bacteria que obstruye los vasos por donde circula la savia. Esto impide que el agua y los nutrientes lleguen a las hojas y comporta una pérdida de producción e incluso la muerte del árbol. Según determinó un estudio de la UIB en 2020, el 80% de los almendros de Mallorca sufrían esta enfermedad. Los investigadores calcularon que los árboles infectados viven alrededor de 14 años de media.

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Un almendro "empieza a producir a cinco años ya partir de los 25 debe arrebatarse", considera el director general de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Fernando Fernández. Este hecho implica que al haber pasado este período o bien hasta un máximo de 14 años, si se infectan de Xylella, deben arrebatarse. Un trabajo más para el agricultor. Además, si quiere mantener su plantación tendrá que volver a sembrar e intentar que no cojan la enfermedad, dos trabajos que requieren tiempo y dinero: introducir prácticas de manejo para retrasar la aparición de la enfermedad Xylella, entre otros. Hoy en día, el mercado de la almendra "es muy volátil y está muy influenciado por las importaciones masivas de terceros países", añade el director general.

Esta suma de inconvenientes hace que los campesinos pierdan la confianza en este sector y lo abandonen. "La gente mayor se desanima cuando ve a todos los almendros de sus muertos", dice el director técnico de la Asociación de la Producción Agraria y Ecológica de Mallorca (Apaema), Nofre Fullana. De hecho, según los datos de Agricultura, actualmente en el Registro Interinsular Agrario (RIA) existen 22.600 hectáreas de almendros inscritas. Del total, "9.640 son productivas, aproximadamente 3.600 están totalmente abandonadas y el resto son superficies que no son comerciales, enfermas y que no se consideran de producción", apunta Fernández.

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Introducción del regadío

En los últimos cuatro años ha aumentado un 45% la superficie de almendros en regadío en Baleares, según datos de la Consejería de Agricultura. Este incremento se debe a la resistencia de este cultivo frente a la Xylella, aunque "hoy en día es muy difícil asegurar que un almendro nunca tendrá", recuerda Fernández. Sin embargo, su resistencia a la bacteria y el hecho de que tiene las añadas más regulares que el de secano hacen que los agricultores apuesten por esta modalidad de cultivo. El director técnico de Apaema celebra que se hayan sembrado hectáreas de almendro en regadío. "Si no, no habría ninguna almendra de Mallorca. Este año en la Cooperatova sólo ha entrado un 5% de almendra de secano", considera.

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Por otra parte, también se introducen variedades foráneas que son híbridas. Son "más estables y tienen estabilidad en la producción", explica el director general. Sin embargo, recuerda que los países que siempre han valorado y consumido la almendra de Mallorca por su gusto intenso "no deben quitarnos los colores para que no queden variedades locales".

Conservar los almendros de aquí

El director general recuerda que el Banco de Germoplasma de Baleares tiene 80 variedades locales de almendros con las que se realizan tareas de prospección y se estudian cuáles pueden ser las más productivas. En este sentido, el presidente de Camp Mallorquí expone que la Cooperativa establece contratos de alquiler de 25 años con propietarios de tierras para sembrar almendros. "Nos hacemos cargo de todos los gastos, y los propietarios se quedan una parte y nosotros otra", detalla.

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Pero lamenta que no encuentran terrenos porque "no hay tierra". En el campo se aplican normativas que promueven actividades que no son agrícolas, como la nueva ley agraria –en período de exposición pública–, que permitirá 10 plazas turísticas en las explotaciones profesionales. "Estamos abocados a la desaparición de la actividad agrícola. Foravila se ha convertido en un solar. Tendremos más chalés, césped y piscinas, pero no comeremos almendras", denuncia.