Una imagen, 757 palabras

No dar la infamia por inevitable

Es posible que haya personas que se apunten a una protesta o movilización por motivos banales, pero la fuerza que ha adquirido el movimiento propalestino en todo el mundo no se explica tampoco con análisis simplistas

PalmaQuienes apoyan al gobierno de Israel en su guerra de limpieza étnica en Palestina ven con malos ojos el clamor por la paz y en apoyo al pueblo palestino que estos últimos meses se hace sentir en todo el mundo. Dicen que, cuando una protesta es tan extendida y unánime, se debe al efecto rebaño (personas que se dejan llevar irreflexivamente por una opinión que perciben como dominante), y también al deseo de sentirse bien con uno mismo por el simple hecho de apoyar una buena causa: es decir, a lo que ahora se llama postureo. Al rebaño y al postureo añaden todavía el desconocimiento: se dejan llevar por las consignas, lamentan, en vez de informarse debidamente sobre un conflicto antiguo y complejo.

Es posible que haya personas que se apunten a una protesta oa una movilización por motivos banales, pero la fuerza que ha adquirido el movimiento propalestino en todo el mundo no se explica tampoco con análisis simplistas (y tendenciosos) como los que hemos mencionado. Que tanta gente se levante por todo Occidente en defensa o en apoyo de un pueblo con el que la inmensa mayoría de los manifestantes no tienen vínculos ni relaciones debe obedecer a otros motivos. En la foto que motiva este escrito, por ejemplo, que hizo Isaac Buj, podemos ver una pintada en favor de Palestina que alguien dio en un paso de peatones del centro de Palma. Dice, en inglés: Free Palestine now, 'Liberao Palestina ahora'. ¿Qué hace que alguien en Palma la hiciera esta pintada?

Cargando
No hay anuncios

La globalización tiene dos caras: la más frecuente y más oscura la conocemos bien, es la capacidad de los grandes poderes comerciales y políticos (son la misma cosa) de crearnos necesidades ficticias y convencernos para comprar bienes y productos que en realidad no necesitamos (el turbocapitalismo se basa esencialmente en esto). Pero después hay otra cara más positiva, aunque sea porque cada idea contiene en sí misma su negación. En este caso, la globalización contiene la capacidad de crear debates globales y extender la conciencia sobre determinados problemas entre personas de todo el mundo. La capacidad, incluso, de suscitar una conciencia global del bien común, si queremos decirlo así. Y esa capacidad hace bastante menos gracia a gobernantes autoritarios, autócratas o despóticos, como los que ahora se estilan. Ven, con razón, una rendija por la que les huye su anhelo de control total.

El de la guerra de Israel contra Palestina, y su actual episodio con el martirio de la ciudad de Gaza, es un caso en el que el relato oficial (ha habido un ataque terrorista de Hamás contra Israel, del que el próximo día 7 se cumplirán dos años, y hay que dar respuesta) no es aceptado por la ciudadanía global, uno: la comunidad internacional de los estados y las grandes instituciones de la geopolítica, pero internet ha hecho posible que empiece a existir también una comunidad internacional de ciudadanos, que intercambian y discuten información libremente ya gran velocidad de una punta a otra del planeta: esto no es siempre positivo, porque es la vía por la que circulan también los contenidos tóxicos. Pero sí puede ser, también, una forma idónea de ejercer el pensamiento crítico y la libertad de expresión, tan a menudo invocados en vano.

Cargando
No hay anuncios

Una atrocidad mayor

En caso de que nos ocupa, lo que esta ciudadanía global no acepta no es que los atentados de Hamás no fueran repulsivos y dignos de castigo, sino la respuesta en forma de ley del talión: ojo por ojo, diente por diente, y así acabaremos todos tuertos y adentrados, dijo Gandhi. Lo que no se acepta de la actuación del gobierno de Israel es la presunción de que una atrocidad deba responderse con una atrocidad mayor, la idea de que la masacre de mil cuatrocientas personas deba vengarse con el exterminio de más de sesenta mil. No se acepta, tampoco, la violación del derecho internacional y la utilización planificada de crímenes de guerra especialmente salvajes como los bombardeos de hospitales y escuelas, los ataques contra campos de refugiados, los asesinatos en las colas de alimentos y el sometimiento de la población (en particular a los niños) al hambre y la sed, hasta morir.

Cargando
No hay anuncios

No se acepta un abuso de poder tan flagrante, y menos a cargo de un estado que históricamente se ha presentado como representante y abanderado de la democracia en una zona del mundo en la que no existe. Por todo ello acaba apareciendo, por ejemplo, una pintada pro-Palestina en un paso de peatones en Palma: existe una parte de la humanidad que no se resigna a contemplar el fracaso de la propia especie como grupo supuestamente racional y moral. No es ninguna mala noticia, dentro de todo.