¿En qué momento las Baleares eligieron ser las islas más saturadas?
Los expertos sitúan a principios del siglo XX la expansión internacional isleña que ha marcado un camino hacia el monocultivo turístico del que hoy en día sólo se salva, un poco, Menorca
PalmaSi repartiéramos los turistas entre los residentes de las grandes islas mediterráneas, nos encontraríamos que mientras que en cada balear nos tocan 15 visitantes, los habitantes de Cerdeña sólo 'soportan' dos por uno. Con cinco veces más territorio, la isla francesa recibió a 3,7 millones de turistas en 2024, por los 18,7 millones que desembarcaron en Baleares. Una desproporción que se repite con la mayor parte de los grandes territorios insulares mediterráneos, con la salvedad de islas como Malta. No en vano Mallorca y Malta encabezan la clasificación de 'Islas urbanizadas, densamente pobladas y turistizadas' que ha elaborado la Cátedra de Insularidad de la UIB y el Govern, y que sitúa a las Islas Baleares en la primera posición en la mayoría de indicadores de ocupación territorial, incrementos de población, o pernoctaciones hoteleras.
La coordinadora de la Cátedra, la geógrafa Joana Maria Seguí, ha retratado en la lección inaugural del curso de la UIB estas diferencias y también los puntos en común de las islas mediterráneas y, en buena parte, queda patente el papel fundamental que ha jugado el turismo social para tejer los modelos económico. Una intensificación del modelo que además de millones de turistas ha provocado una importante llegada de personas: "La tasa de crecimiento demográfico en los últimos veinte años vuelve a singularizar las Baleares muy por encima del conjunto de islas" analizadas, explica Seguí, quien recuerda que "Ibiza-Formentera tiene casi el doble de incremento poblacional que Malta (83% las Pitiüses por Mallorca) un 41% ambas", afirma.
Todo ello plantea una pregunta inevitable: ¿en qué momento decidieron Baleares tomar este camino que las ha llevado a tener que acoger a 18 millones de visitantes para que vivan poco más de un millón de habitantes? "La respuesta hay que ir a buscarla a principios del siglo XX", explica el catedrático de historia económica y consejero del Banco de España Carles Manera, para quien "las Islas Baleares han tenido una orientación hacia el exterior desde hace más de un siglo. En absoluto este camino empieza con el turismo. Teníamos industria y exportábamos a otro piel, nosotros ya enviábamos harina y zapatos. "Otras grandes islas del Mediterráneo tenían minería, que durante muchos años jugó un papel importante, y hoy en día todavía conservan mayor proporción del sector primario, en un modelo más parecido a Menorca", añade Manera.
Precisamente en este contexto llega el desarrollo turístico, a partir de los años 50, "y se aplica la misma forma de hacer. Una mirada internacional, una capacidad de vender y un innegable talento empresarial, que combinados provocan un gran desarrollo, al que Menorca se incorpora mucho más tarde, ya en los años 80, y por eso tiene más similitud en otras islas del Mediterráneo", con 'y con el Mediterráneo'.
El caso es que Baleares ha vivido una internacionalización sostenida durante un siglo, sea cual fuere el gobierno o régimen de turno. "Durante el franquismo se tuvo muy claro que esa conexión con Europa era sinónimo de ingresos y divisas, y hubo una gran apuesta, a todos los niveles, y con infraestructuras de primer orden", recuerda el profesor de Economía de la UIB José Antonio Pérez Montiel.
Esta especialización sostenida provocó "una parcelación importante de la tierra, con la excepción de Menorca y, por tanto, se fue abandonando la actividad agraria y la industrial para dar paso a la urbanización, que ha marcado no sólo la actividad económica sino el modelo territorial, mientras otras islas mediterráneas han conservado al menos parcialmente estos espacios", continúa Pérez Montiel.
La llegada del 'todo turismo'
Aunque desde la década de los 80 y 90 del siglo XX puede considerarse que el turismo ya marcaba el pulso económico y territorial de las islas, todavía se mantenía concentrado en diferentes espacios. "Era la época de los operadores turísticos, la gente compraba los paquetes, iba con el autocar desde el aeropuerto hasta la zona turística, y se concentraba allí. También en materia territorial esto tenía su importancia", explica el profesor e investigador canario David Ramos, que actualmente es profesor de Geografía en la Universidad de Salamanca. Ramos ha hecho diferentes análisis de planificación turística, y tiene claro que en Baleares ha pasado algo parecido en las Islas Canarias más turistizadas: "La supuesta economía colaborativa y los vuelos de bajo coste han disparado las llegadas, y sobre todo han esparcido el concepto de 'todo turismo'. Todo es turismo, todo se puede alquilar, una casa, un piso, eso sea. humana y, sobre todo, nos ha expulsado del acceso a la vivienda", dice.
En este sentido, Ramos afirma que “las islas más turistizadas del Mediterráneo como Mallorca y las Pitiusas, y las de Canarias tienen exactamente el mismo problema. La ultradependencia del turismo se ha convertido en un problema de distribución de renta y de posibilidades de hacer un proyecto de vida. Y esto es grave. diversificación que tenemos, que en nuestro caso es, por ejemplo, el plátano", asegura.
Por su parte, Manera destaca que “la orientación total a los servicios que se ha experimentado es excesiva y, además, a menudo con el discurso de que antes del turismo no había prácticamente actividad económica, y eso no es cierto. a todos los niveles. Fuimos capaces de exportar manufacturas; después, experiencias turísticas, y podemos hacer lo mismo si nos ponemos, pero el relato de o todo turismo o nada ayuda".
Lo que queda claro en el estudio comparativo entre las grandes islas mediterráneas, Baleares gana en presión humana, llegadas de turistas y PIB, "pero posiblemente hay que debatir si la saturación resultante ya no perjudica la calidad de vida, que también es un indicador", concluye David Ramos.
La historia de los últimos 50 años de las Islas se repite de forma constante y así lo recogen las estadísticas, donde la llegada de turistas no ha parado de crecer en ningún momento, con la excepción de la pandemia. Este modelo ha provocado que las Islas tengan más renta per cápita que los otros territorios similares, como Creta, Sicilia, Córcega y Cerdeña.
También a nivel estatal, Baleares era un referente en la renta per cápita, pero como relata el informe sobre las Islas Europeas elaborado por la Cátedra que dirige Joana Maria Seguí, "Baleares han estado siempre entre las diez primeras economías regionales de España, aunque con pérdidas por rendimientos decrecientes desde 1985", advierte.
Por tanto, como explica Juan Antonio Montiel, "la distribución de renta del turismo es mejorable claramente. Es una actividad con mucha mano de obra de baja especialización, y eso al final se nota", afirma. En este sentido, el catedrático de Historia Económica Carles Manera quiere dejar claro que “el turismo ha hecho una gran aportación a la economía balear, eso es innegable, lo que ocurre es que ha llegado un momento en el que hay que encontrar fórmulas de diversificación real, no sólo teórica. de obra especializada y, por tanto, con salarios más altos. Hay que ir hacia aquí y tomarnos en serio este debate como sociedad", afirma.