Alaior recuerda a uno de los últimos represaliados por el franquismo antes de que el PP y Vox se carguen la Memoria Histórica
La familia de Josep Seguí, 'Pepe de Son Mannà', repara su memoria 86 años después y descubre que repartiendo los frutos de su huerto a gente de un bando y otro logró evitar la pena de muerte
CiudadelaAlaior ha reparado este jueves la memoria de Josep Seguí Sintes, Pepe de Son Mannà, un campesino nacido en 1905 y encarcelado durante la Guerra Civil por ser republicano que, gracias a su bondad, se salvó de morir asesinado por el franquismo.
Su bisnieto Moritz Werner, historiador, y su familia se han preocupado en estos últimos años de acceder a la causa judicial para poder remover el caso. En marzo de 2023 consiguieron que el Govern balear le expidiera el correspondiente certificado de represaliado y en octubre del mismo año el Ministerio de Justicia anuló la condena de 84 años atrás por la que Pepe había sido encarcelado.
Este jueves por la mañana, al fin, se ha podido recuperar su memoria. En presencia de los concejales Maria Antònia Pons y Llorenç Triay, y también de la directora de Relaciones Institucionales del Govern, Xesca Ramis, se ha podido colocar ante su casa la piedra, fotografía incluida, con un clavel y la inscripción que le reconoce como represaliado del franquismo. La posterior ofrenda floral al adoquín, dice Moritz, ha redondeado un acto de "justicia, verdad y reparación". Uno de los últimos antes de que, debido al pacto entre el PP y Vox en nuestra comunidad, la Ley de memoria histórica quede derogada y ya no se pueda reconocer a ninguno de los cientos de menorquines que fueron encarcelados, fusilados y perseguidos por el simple motivo de ser republicanos o anticlericales.
Los descendientes de Pepe han podido curar así, al final, las heridas que habían ido pasando de generación en generación. Amalia, la única de sus dos hijas que ha estado presente en el acto, lo ha dejado claro: "Es el regalo más pulido que me podían hacer".
Comunista y anticlerical
Casado con Catalina Seguí y padre de tres hijos, Josep Seguí, el campesino del Hort de Son Mannà, era anticlerical y socio del Círculo Democrático Republicano de Alaior. En 1937, con la guerra ya comenzada, se afilió, además, al Partido Comunista. Pero cuando los fascistas llegaron a Menorca le acusaron de propagandista, marxista y espía y el 20 de marzo de 1939 le detuvieron. Tras un juicio militar "sin garantías ni derechos", apunta Moritz, fue encarcelado en el castillo de Sant Felip y conducido posteriormente al hospital de la Sangre y la Mola.
La Fiscalía pidió la pena de muerte, pero el eludí gracias al testimonio de algunas familias fascistas, agradecidas por la comida de su huerto que les había dado en un tiempo de tanta pobreza. Incluso el alcalde de la época cambió su testimonio para que sólo se dictara en su contra una pena de prisión. Así que el 2 de junio de 1941, más de dos años después, pudo salir en libertad condicional. La pequeña fortuna que había hecho al ganar años atrás la lotería y trabajar en el campo le permitieron repartir con bondad los frutos de su huerto a gente de uno y otro bando.
"No debemos avergonzarnos, al contrario, debemos sentirnos bien orgullosos", ha dicho su bisnieto Moritz durante el acto. "Su delito -ha remarcado- fue creer en una sociedad justa e igualitaria, donde la tiranía del fascismo no tuviera cabida". De hecho, ni él ni su esposa, Catalina Seguí, jamás escondieron en su familia todo lo ocurrido, ni hicieron tampoco vallas atrás sobre sus convicciones.
Su hija Amàlia, de 77 años, ha descrito a los padres como dos "personas sencillas con unos valores humanos muy nobles" y ha revelado el contenido de algunas de las cartas que se enviaban en castellano: "Tengo muchas ganas de verte –le decía ella- yo sabes que somos fuerte y somos fuerte".
Agradecimiento eterno a los testigos que le salvaron
Amalia ha intervenido para manifestarse también "muy orgullosa" de ser hija de un "hombre sencillo y de buen carácter, simpático y alegre, que abría siempre las puertas de nuestra casa a todos". Un orgullo que es aún mayor desde que, gracias a la ayuda de su nieto Moritz, pudo leer la causa judicial. "Mi padre fue un hombre bueno. Siempre compartió los frutos que le daba el huerto con aquellas familias que pasaban penurias durante la guerra, aunque fueran del bando nacional y él fuera republicano". De hecho, Amalia ha querido mostrar agradecimiento eterno a "estas personas que tuvieron el coraje de dar su testimonio a su favor en unos años tan terribles".
"Casos como el de Pepe hay muchos, muchísimos. En Menorca mismo cientos de personas fueron encerradas en la Mola por el simple hecho de ser republicanas, comunistas o anticlericales", ha reflexionado su bisnieto. "El caso de Pepe –ha remarcado– es uno más dentro de la larguísima lista de represaliados, pero, sin embargo, merece ser recordado y homenajeado, como todas las demás personas que pasaron el mismo calvario".
Para Moritz, "las calles de Alaior deberían estar llenas de estas piedras, una para cada persona perseguida por los fascistas. Y así, cuando viéramos las calles lucir con ese color plateado, nos daríamos cuenta de la magnitud de la represión del régimen de Franco". Por eso ha lamentado el reciente acuerdo político que dejará en el olvido a muchos otros afectados. "Por desgracia, es posible que este acto sea el último que se haga", apuntó. Y ha pedido a los asistentes que, "cuando en el diario o la televisión vuelva a sentir lo peligrosa y mala que es la memoria democrática, recordáis el día de hoy"…