El dilema del PP: "Si nos acercamos a Vox, nos encarcela, y si no, crece"
Prohens abandera el discurso antiinmigración pese al riesgo de competir con la extrema derecha en su campo y ser arrastrada
PalmaEn materia de inmigración, Vox ha colocado al PP en un dilema del que puede salir perdiendo elija la opción que elija. Alberto Núñez Feijóo se lanzó al discurso antiinmigración en pleno verano, cuando las llegadas a territorios como Islas eran masivas, para intentar recortar distancias con su competidor. Pero la extrema derecha sigue arriba en las encuestas, mientras que el PP obtuvo el peor resultado de la legislatura en el último barómetro del CIS(23,7%). La dinámica estatal preocupa al Gobierno, señalan fuentes del Ejecutivo, y afecta a Marga Prohens en primera persona. "Tenemos una posición complicada", apuntan estas fuentes: "Si nos acercamos a Vox, nos encarcela, y si no, crece".
La situación es la siguiente, tal y como la expresaban varias voces de la formación. Si el PP acerca posiciones con Vox en cuanto a inmigración, entra en su terreno, y la extrema derecha no tiene ningún inconveniente en endurecer aún más el tono y arrastrar a los populares. Pero si no lo hace, teme perder a votantes, ya que Vox aparecería como la única opción antiinmigración en un momento en que los recién llegados se han convertido en la tercera preocupación de los españoles, según el último estudio del CIS. Vox parece ganarle la partida en todas sus hipótesis. Esto, de rebote, beneficia al PSOE, ya que el auge de Vox tiende a movilizar al votante de izquierdas.
Varias fuentes del Ejecutivo defienden que la posición de la presidenta Prohens con relación a los menores migrantes no acompañados es anterior al giro de Feijóo, y se debe a la situación de saturación de los servicios necesarios para atenderles. Sin embargo, este verano la jefa del Ejecutivo ha hecho subir los decibelios a la polémica. El Gobierno ha recurrido ante los tribunales todas las normas del gobierno español que le obligarían a acoger a menores inmigrantes llegados a Canarias, Ceuta y Melilla, y ha exigido que se le conceda la condición de emergencia migratoria sabiendo que le sería denegada, porque pese a que ya hay 694 menores en las Islas, debería superar los 1.218 . visto bueno de la Moncloa. En paralelo, Prohens ha creado una dirección general de Inmigración y Cooperación y ha escogido al Policía Nacional Manuel Pavón como principal responsable. Además, la consejera más discordante con Vox –especialmente en cuanto a inmigración y violencia machista– durante las sesiones de control en el Parlament, Catalina Cirer, fue apartada del cargo el pasado mes de julio. "Hay una situación extrema, se prevé que alcanzaremos las 10.000 llegadas en patera, y no abordar el tema sí es dar alas a Vox", apuntan fuentes del Gobierno, que insisten en que "hay que hablar" de inmigración porque es una "preocupación ciudadana". En este sentido, justifican que el tono de la presidenta y su equipo es mucho más "respetuoso" y centrado en la protección de los "derechos humanos" que el de Vox, que habla directamente de "delincuentes" y reclama que se hagan "deportaciones masivas" de inmigrantes, algo ilegal.
Hacer aterrizar las "pedradas" de Vox
En la práctica, las medidas que Vox impuso al PP en el pacto de presupuestos de 2025 en materia de inmigración son más suaves que sus propuestas estrella. Fuentes del Govern han explicado que están acostumbrados a aterrizar las "pedradas" de Vox en cualquier ámbito. Durante las negociaciones por las cuentas, eran habituales las quejas de algunos dirigentes populares por la dificultad de concretar acuerdos con un partido maximalista que, por su escasa experiencia de gobierno y el hecho de que se lidera desde Madrid, a veces se enreda sobre lo que se puede hacer y lo que no. Un ejemplo de ello es que el lunes 8 de septiembre la portavoz de Vox, Manuela Cañadas, planteara de forma equivocada que la Ley de extranjería puede permitir a las comunidades firmar convenios con los países de origen para devolver a los menores.
Pero el PP también aprovecha esta característica de Vox y la convierte en una debilidad. Varias fuentes consultadas admiten que algunas de las medidas sobre inmigración acordadas para las cuentas de 2025 –que incluyen, entre otras cuestiones, la modificación de las bases para acceder a la Renta Social Garantizada para excluir a los recién llegados– fueron en realidad propuestas de los populares. "Vox pedía suprimir las subvenciones a organizaciones, y les dijimos que de acuerdo, porque no estábamos dando ninguna", comenta una fuente conocedora de las conversaciones. Por el contrario, la extrema derecha aprovecha para erigirse en la opción más dura contra la inmigración. "Entre el original y la copia, la gente siempre va al original", resumía una fuente del partido. En este sentido, Cañadas pidió el martes a Prohens cuándo pasaría de "las palabras a los hechos": "¿Confundirán a los ciudadanos mientras llenan nuestras calles de delincuentes que sueltan Marruecos y Argelia?". De cara a los presupuestos del 2026, el Gobierno ya ha advertido a Vox de que prorrogará los anteriores si elevan sus exigencias, conscientes de que el clima preelectoral ya impregna lo que queda de legislatura.
Una posición compleja
"El dilema del PP no tiene una respuesta sencilla", explica el politólogo Guillermo Bezzina. "Hay evidencia, tanto en el Estado como en Europa, de que cuando un partido mayoritario adopta temas propios de la extrema derecha, como la inmigración, ésta se fortalece", asegura. En este sentido, opina que por ahora "Vox está ganando la partida, porque si compras su marco, juegas a sus normas".
"El PP tiene un riesgo, porque realiza una carrera con Vox en un tema en el que los de Santiago Abascal son percibidos como más competentes, y las encuestas invalidan esta estrategia, que ha llevado a que Vox crezca", remarca, por su parte, el analista político Toni Forners. "El PP tiene un problema muy grande, porque la inmigración es una preocupación principal de su potencial electorado, de ideología conservadora y no tan joven", añade. ¿Cuál es la estrategia correcta para los populares? Para el politólogo Pau Torres, no está clara. "No existe un consenso en la academia sobre hasta qué punto se valida, así, el discurso de Vox", argumenta. Considera que aceptar el debate, por un lado, "normaliza" el discurso antiinmigración, pero por otro puede "permitir capturar a algunos votantes antes de que lleguen a la radicalización". "Es un gran dilema desde el punto de vista de la estrategia electoral y también desde un punto de vista ético", sentencia. Una disyuntiva difícil de cerrar.