Viajar sin sobrepasar los límites de la finca
Desde la valiosa aportación de las figuras vinculadas al Romanticismo literario intuimos que el paisaje afecta a los espíritus y emociones. A partir de las acciones poéticas de los flâneurs y de las flâneueses empezamos a sospechar que el suelo que pisamos puede acabar convirtiéndose en el autorretrato más perfecto. Y es gracias a las reflexiones ya las acciones performativas de la Internacional Situacionista que no tenemos ninguna duda de que todas las geografías, tanto naturales como urbanas, afectan a los comportamientos y las psicologías. De estas referencias, y de otras muchas, se construye el arte de la propuesta conocida como psicogeografía, y recientemente dos poetas mallorquines han desplegado sus respectivos últimos libros a partir de esta posibilidad de investigación literaria: Sebastià Alzamora con Sala August / Lengua materna en Proa y Lluís Maicas con Puig Ferrer en la Editorial Ensiola. De la poderosa obra de Alzamora hablé hace unos meses en este mismo espacio, por eso ahora quiero celebrar la llegada de la nueva recopilación de poemas de uno de los autores más singulares e incorruptibles de nuestra casa como es Lluís Maicas.
Tal y como el propio autor explica en el prólogo, Puig Ferrer es "una anomalía morfológica, un bulto en la tierra plana que lo circunda", una colina donde vive desde hace casi veinticinco años y que se hermana con el Puig del Senyor Pere. Este dominio es el promontorio desde donde contempla la ciudad de Inca y las estrellas, pero también es la materia poética de su nuevo trabajo. Sin embargo, Puig Ferrer no es tan sólo "un pedazo empinado de paisaje", sino que se trata de un "camino de metamorfosis", ya que bajo la presencia y la participación de Maicas se transforma en un museo al aire libre: "Lo que primero / hago cada mañana, / en el trozo de tierra / arcillosa donde crecen / tallos /. de modificar el paisaje". Más adelante, asegura que cada vez que le mira "roba un fragmento / del paisaje / que, enmarcado, cuelga / en la pared / de la retina de estar". De forma similar a Lluís Calvo ya Perejaume, Lluís Maicas observa su entorno inmediato y lo interviene activamente, y en el proceso choca con excelsas obras de arte. De esta operación brotan versos enigmáticos, corrosivos, cargados de humor y de epifanías desautomatizadoras que propulsan nuevas percepciones y nuevas conciencias.
Puig Ferrer es el reino de Lluís Maicas, un humilde teatro psicogeográfico donde las garrapatas hacen reuniones para repartirse la sangre de las víctimas y donde los zorzales y las escopetas discuten de filosofía. Pero Puig Ferrer también es un libro que sigue confirmando los dones de Maicas, que ha sabido construir una cosmogonía muy personal, así como uno de los universos textuales más genuinos y atrevidos de la literatura catalana a caballo de los siglos XX y XXI, con breves poemas impactantes.