Serrado enamora

Protagoniza un emotivo regreso al escenario, tres años después, para llenar el Principal de Maó en una gala benéfica de la Fundació Clarós

David Marquès

LadrilloComo quien baja a la calle a cantar a sus vecinos, Joan Manuel Serrat (Barcelona, ​​1943) emocionó este sábado a todo Maó. Tres años después de su retirada oficial de los escenarios, volvió al Principal para sumar su voz a las misiones humanitarias de la Fundación Clarós y dejar bien claro que el vicio de cantar nunca lo dejará, por muchos años que pasen.

"Es por una buena causa, que no se paga con dinero", dijo Josep Clarós en el vídeo que abría la velada. Y Menorca correspondió agradecida, llenando a rebosar las más de 800 localidades del coliseo mahonés y participando de las dos horas de mágica musicalidad en honor de Santa Cecilia.

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Se trataba de hacer sonar "voces para una buena causa" y todos los cantantes estuvieron a la altura. Los líricos que abrieron la gala (Rame Lhaj, Marcelina Román, Iryna Zhytynska y Gayane Mnatsakanyan), también. Pero los asistentes, que agotaron en pocas horas todas las entradas del Principal, lo que querían era escuchar a Serrat.

Después de quince minutos de descanso, aparecieron Josep Mas Kitflus en los teclados y David Palau en la guitarra y, según más tarde, el Principal se preparó para recibir al chico del Poble-sec, que lo es ya de Maó, de su Mo, donde tiene casa desde hace 40 años y donde tiene enterrada a su madre, cuyas cenizas están esparcidas en la inmensa e histórica rada del puerto.

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Para la señora Ángeles, en su recuerdo, abrió el concierto con la Canción de cuna, que le dedicó en 1967. "Por la mañana rocío, al mediodía calor, por la tarde los mosquitos, no quiero ser labrador", entonó. Y se manifestó "feliz" de actuar en la fiesta de cuya fundación es patrón, con la "inmensa alegría" de sentirse "unido y recompensado" en la ciudad en la que ha hecho el pregón y de la que tiene la Medalla de Oro. "Es algo que ustedes me hacen saber cada día", dijo la Canción de madrugada, cuando "la vida todavía es dormida". Y, a continuación, cantó en la vida que, como se sabe, en sus versos "nos besa en la boca" y "está tan bonita que da gusto verla".

Pero la primera gran ovación llegó con Para la libertad, el poema de Miguel Hernández convertido en uno de los emblemas de la canción protesta que Serrat musicó en 1975, justo después de su exilio en México. "Soy como el árbol talado, que retoño, porque todavía tengo la vidaLa interpretación cobró un sentido especial, ahora que se acaban de cumplir los 50 años de la muerte del dictador. Sonó a redención, a victoria.

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Se había propuesto salir a cantar por sus vecinos y no se quiso dejar ni una brizna de emoción, que se le notó cuando entonó aquello de "hacer". ciudad donde "el talaiot sube al cielo por si volvieran los piratas" y donde "bota un flabiol y un grito antiguo de gin y fiesta se esparce por la isla como Mo, Mo, Tan tantas veces repetido."quizás porque mi niñez sigue jugando en ti playa", el éxtasis. El Mediterráneo acústico que todo el mundo se sabe y han versionado decenas de artistas también en inglés, francés e italiano. La que, para la revista Rolling Stones, es la mejor canción en español de la historia.

Y del 'nanananananainaina' final, casi sin detener, en Esas pequeñas cosas "que nos dejó un tiempo de rosas" y que, como podemos ver, no han logrado matar ni al "tiempo"ni la"absencia".

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Superada la media hora, apareció el Serrat más combativo, lo que denuncia las desigualdades e imposiciones de los "hombres de paja que usan la colonia y el honor para ocultar oscuras intenciones" y lo que clama al padre, ecologista, que "el río ya no es el río", ni el bosque ya no es el bosque, ni el campo ya no es el campo, porque "están matando la tierra". Para acabar, recitando a Machado, con los suyos Cantares. "Golpe a golpe, verso a verso". Y el Principal derecho.

Entre tanto aplauso, hubo quien pidió Palabras de amor, y Serrat accedió, complaciente, a su petición para cantar la que, posiblemente, sea la mejor canción de amor de la historia. Un gozo que quiso compartir con el público, a pesar de quejarse amablemente "porque sólo cantan las mujeres". Faltaba el adiós, y Serrat se despidió. Me voy a pie. Quien sabe ya si por última vez. Pero en Mahón. Su Mo. Lo que ya es de todos…