Fotografía

Joaquim Seguí invoca el silencio y la quietud en 'Illes i desierts'

El fotógrafo presenta el volumen este viernes en Ca n'Oleo

PalmaLas herramientas para luchar contra la velocidad del mundo actual son muy limitadas. Y pocas tienen la fuerza y ​​al mismo tiempo la sutileza de la fotografía. Así lo vuelve a demostrar Joaquim Seguí (Palma, 1951) en su cuarto libro, Islas y desiertos, donde invoca el silencio y la quietud, tan ausentes en nuestro día a día, a través de un diálogo entre imágenes, poesía y pensamiento. "Ya no somos capaces ni de leer un libro con tranquilidad, demasiado a menudo lo solucionamos con una mirada distraída, que es justo lo contrario de lo que pide cualquier creación cultural", argumenta el fotógrafo afincado en Ibiza. "Ante esto es necesario defender un poco de reposo. Nos hemos acostumbrado a responder en cuanto recibimos un whatsapp y es absurdo. Debemos poder pensar, no podemos convertirlo todo en un trámite", dice.

Esta idea late de fondo a lo largo de las más de doscientas páginas que conforman este nuevo volumen, publicado por Balàfia Postals y que el autor presentará este viernes, 21 de noviembre, en Ca n'Oleo, en Palma, acompañado por Diana de la de editora de Balàfia Postals, además del sociolingüista Isidor Marí y la filóloga, actriz y directora de teatro Àngels Escandell Los dos últimos, de hecho, han contribuido a Islas y desiertos con textos que reflexionan en torno a la propuesta de Seguí que, de acuerdo con Escandell, está definida como una "sublimación de imágenes y palabras". Además de ellos, también han colaborado, entre otros, las historiadoras Rosa Rodríguez Branchat y Fanny Tur, y el poeta Bartomeu Ribes, quien se ha encargado de la dirección poética de la obra. Así, las imágenes captadas durante más de 40 años por Seguí, cardiólogo de profesión y fotógrafo por vocación, se presentan acompañadas de versos de autores como Charles Baudelaire, Miquel Costa y Llobera, Fernando Pessoa, Nora Albert y Iolanda Bonet, por citar algunos. "He nacido justo para saber. / Por eso no quiero que me enseñen / a calumniar la materia de las cosas", dice uno de los fragmentos de Blai Bonet que aparecen citados.

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Palabras mágicas

Más allá de las palabras, sin embargo, las fotografías recogidas en Islas y desiertos funcionan como relatos y retratos de un binomio que se explora con todas sus contradicciones y complejidades, que juntan una colección de paisajes que en algunos momentos parecen ser sólo uno: un lugar desde el que subirse a todo lo que define la condición humana. "El simbolismo de los desiertos es de carácter místico: invita a recapacitar, a repensar, es una palabra mágica que sugiere infinitas correspondencias", comparte Seguí en conversación con el ARA Baleares. "Pero no deja de ser un espacio físico que se asocia a lo lejos, a una experiencia única e inigualable. Ocurre lo mismo con la palabra isla, que, en principio, puede ir ligada más a vida, al color verde, incluso, al privilegio. ¿Pero no nos hace pensar también en el aislamiento? en cambio, vive en pleno colapso", reflexiona el fotógrafo en relación a su último libro, que sigue el camino de volúmenes anteriores, India velada y Color cubano, todos con gran cuidado por la maquetación y la presentación de cada una de las imágenes seleccionadas.

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En todo caso, el recorrido deIslas y desiertos comienza a principios de los años 80 y hace paros en lugares como el desierto de Namib, en Namibia; en el Ganges, en la India, y en el Old Bawn Beach de Iranda, además de países como Vietnam, Cuba y Namibia, también en los Picos de Europa, en la playa Larga de Fuerteventura y en el nido del Águila, en San José de sa Atalaya, entre otros paisajes de Baleares donde se pueden reconocer, por ejemplo, Menorca, y de la sierra de Tramuntana. La esencia de todos estos escenarios aparece representada para ser vivida en toda su inmensidad, sin que la huella humana interfiera en el diálogo que se establece entre obra y espectador. "Sólo hay un personaje en todo el libro y es el que figura en la portada", apunta Joaquím Seguí, "el que forma parte de una pintura rupestre hecha hace 12.000 años. La fotografía es del año 1986, cuando hice mi segundo viaje a Tassili n'Ajjer, en el desierto del Saharte, y el desierto del Sahara, y el desierto del Saharte, y el desierto del Sahara, y el desierto del Sahara, y el desierto del Sáhara. perdurable, realmente, lo que quiere decir que todo es posible: una zona árida puede surgir allá donde ha habido vida ya la inversa.